“Tarifa dinámica” en la boletería para conciertos en Colombia generó controversia: en qué consiste la medida

Tras una extensa campaña de expectativa que incluyó el anuncio de nuevo material discográfico, el grupo Morat confirmó que encabezará un concierto el 6 de julio de 2024 en el Estadio Nemesio Camacho El Campín de Bogotá. Las entradas se agotaron en tan solo cuatro horas, lo que llevó a la organización a programar rápidamente una segunda fecha para el 7 de julio en el mismo escenario.

El pasado sábado 16 de julio se puso a la venta esta segunda fecha y ya se vendió la mayoría de boletas. Esto marcó un hito para la agrupación bogotana, pues está en camino de convertirse en el primer grupo musical del país en llenar el Coloso de la 57 por dos noches consecutivas. Sin embargo, hay otro motivo por el que estos dos shows (a los que se podría sumar una fecha en Medellín que se anunciaría a fin de mes) serán recordados en la historia de los conciertos en Colombia: son los primeros en los que se aplica la controvertida “tarifa dinámica”.

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En la página oficial de Tu Boleta, encargada de vender las boletas de ambos shows, explica en qué consiste la medida. En la parte de inferior de su plataforma web, luego de visualizar las localidades disponibles y los precios de boletería (a los que se les suma el valor del servicio), se observa una advertencia que dice:

Esta advertencia ya aparecía en eventos masivos organizados con anterioridad. Por ejemplo, los dos conciertos de Guns N’ Roses del 11 y 12 de octubre de 2022, así como el de Diamante Eléctrico el 7 de diciembre de ese mismo año en el Palacio de los Deportes, ya tenían esta advertencia.

La diferencia es que en esas oportunidades no hubo reportes de que los precios que aparecieron en la página oficial en el día hicieran uso de este método. En cambio, con Morat sí se aplicó esta medida, razón por la que varias personas que pasaron por alto la advertencia se quejaron en las redes sociales de Tu Boleta.

Es un método para adquirir boletas, en el cual los precios se incrementan en tiempo real cuando se detecta una alta demanda del producto. Para ello, se utiliza un algoritmo entrenado que detecta los incrementos de la demanda y hace los ajustes en los precios de acuerdo a la cantidad de personas intentando comprar boletas para el mismo evento simultáneamente.

No es una medida exclusiva de los conciertos, y de hecho es una práctica recurrente de las aerolíneas cuando un destino o un vuelo específico tiene una fuerte demanda, así como en plataformas de alquiler de inmuebles dependiendo de las fechas del año con mayor demanda (principalmente en temporada de vacaciones).

Pero mientras en esos casos los usuarios disponen de distintas alternativas para hacer relaciones costo-beneficio, su implementación en los conciertos no deja alternativa: o se adquiere la boleta al precio que pone el algoritmo, o alguien más lo hará.

Dicha situación hace que en un panorama donde el alto precio de las boletas para conciertos ya es un tema de discusión recurrente, ahora corra el riesgo de que los precios se disparen todavía más. Eso sí, la tarifa variable apenas da sus primeros pasos en Colombia, si se compara con lo que ocurre en Norteamérica.

La práctica se comenzó a implementar después de la pandemia de covid-19 en los Estados Unidos gracias a Ticketmaster, la empresa líder de venta de boletas a nivel mundial, que a su vez es propiedad de Live Nation, líderes en la organización de conciertos en el mundo. Aunque desde un primer momento fue controvertida, fue en agosto de 2022 cuando se volvió un debate nacional en ese país.

En esa oportunidad se viralizaron denuncias por los altos precios que generó la tarifa dinámica para las fechas de la gira de reunión de Bruce Springsteen con la E Street Band de este año. Se reportó que hubo boletas que, de su rango original entre los 60 y los 400 dólares, por los incrementos se dispararon hasta los 4.000 o 5.000 dólares. La medida enfureció a los compradores, por lo que varios congresistas se pronunciaron sobre el tema. Mientras que Ticketmaster se defendió argumentando que cerca del 90% de las boletas se vendió en el rango de valor estipulado inicialmente.

La situación se repitió a finales de 2022 cuando se abrió la boletería para la gira Eras de Taylor Swift. Debido a que la demanda desbordó las expectativas, la página web de Ticketmaster colapsó, muchos fans se quedaron sin boleta y los que lograron adquirir una lo hicieron a precios muy por encima del original, producto de la tarifa dinámica. Días después, muchas de estas boletas aparecieron en reventa por precios que superaban los 20.000 dólares, algo de lo que la propia Swift se quejó.

Aunque el argumento de Ticketmaster frente a la implementación de esta práctica obedece a que “permite a los artistas y otras personas involucradas en la puesta en escena de eventos en vivo fijar el precio de las entradas más cerca de su verdadero valor de mercado” según se apunta en su página web, esto no impidió que varios congresistas en los Estados Unidos hayan intentado tomar medidas al respecto.

El que sí se rebeló abiertamente contra este método fue Robert Smith, el cantante y líder de The Cure. Para su gira Shows of a Lost World, el británico respondió a las quejas de muchos de sus fans por los precios disparados de su boletería por cuenta de la tarifa dinámica. Para ello, negoció con Ticketmaster con el fin de mantener el precio real de las boletas, hacer reembolsos parciales a quienes adquirieron boletas con tarifa variable y, para combatir la reventa, advirtió que estas no serían transferibles.

A través de su cuenta de X (entonces Twitter), Smith hizo una férrea campaña para que Ticketmaster no utilizará la tarifa dinámica, lo que demostró ser un éxito en cada una de las 35 fechas que encabezó la agrupación británica por Norteamérica. Cabe recordar que The Cure se presentará en el Primavera Sound Bogotá el próximo 10 de diciembre.

Pero el ejemplo de The Cure parece ser excepción y no la regla. De ahí que exista una palpable preocupación del público en Colombia tras lo ocurrido con los conciertos de Morat, y las consecuencias que esto pueda generar para el panorama de los conciertos, corriendo el riesgo de que se vuelvan eventos a los que sea cada vez más difíciles de acceder para el gran público.