El fútbol colombiano, en los últimos años, se ha caracterizado por tener una liga que no siempre se destaca con el promedio de asistencia en sus escenarios deportivos, respecto a equipos que llenen o tengan una gran afluencia en sus estadios, debido a factores deportivos, económicos o por temas con respecto al escenario.
Un ejemplo de ello es Junior de Barranquilla, que tuvo una cifra promedio de 25.000 personas en sus 10 encuentros de local en el primer semestre de 2023, pese a que su estadio, el Metropolitano, puede alcanzar una cifra máxima de 45.000 hinchas.
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Sin embargo, hubo una época en que casi todos los estadios tenían una asistencia importante para los compromisos, uno de ellos marcó una cifra récord en la historia del fútbol colombiano porque fue en la definición de un título y dejó una curiosa anécdota.
No le cabía un alma
El 19 de diciembre de 1993 fue un día histórico para el fútbol colombiano, ya que se dio una de las definiciones más agónicas de un título por liga y cuyo campeón se decidió con un cuadrangular final entre Junior de Barranquilla, América de Cali, Atlético Nacional e Independiente Medellín.
Ese día, mientras verdes y rojos jugaban en el Atanasio Girardot, los Tiburones se enfrentaban a los Diablos Rojos en el estadio Metropolitano, donde la cantidad de público superó las 62.000 personas, prueba de ello estaba no solo en las tribunas, sino que algunos aficionados estaban en los costados de la cancha.
Una de las razones para que ingresara ese número de simpatizantes fue porque el escenario deportivo, a mediados de los años 90, no contaba con silletería en todas sus graderías, lo que provocó que algunos hinchas alcanzaran a ubicarse sobre las escaleras.
Duelo de grandes por el título
Aquel Junior vs. América de 1993 fue un partido inolvidable por muchas razones, la primera de ellas porque enfrentó a dos de las nóminas más fuertes de ese año, ya que contaban con jugadores que fueron parte de la selección Colombia que goleó 5-0 a Argentina ese año.
Mientras los Tiburones tenían al capitán Carlos El Pibe Valderrama como su emblema, acompañado por Alexis Mendoza en la defensa, los Diablos Rojos buscaban la estrella de la mano de sus figuras Fredy Rincón, el portero Óscar Córdoba y Wilson Pérez.
El marcador se abrió a los 40 minutos con la anotación de Alex Escobar para los Rojos, luego Miguel Ángel Niche Guerrero, a la postre goleador del campeonato 1993, lo dio vuelta con dos goles al 57′ y 76′, mientras que Pérez igualó las cosas al 79′ con un penal.
Sobre los minutos finales, cuando el Junior estaba perdiendo el título con ese empate y el Independiente Medellín, que jugaba su encuentro frente a Nacional, estaba festejando por su triunfo 1-0, apareció la figura de Oswaldo Mackenzie para poner el 3-2 sobre el minuto 90 y empezar la fiesta en Barranquilla.
Esa anotación desbordó tanto de alegría como de gente en las tribunas porque la cancha sufrió una invasión de hinchas tras la anotación, lo que provocó que el juez del compromiso, luego de pitar el reinicio del compromiso, solo diera unos cinco segundos adicionales hasta decretar el final.
La estrella fugaz del DIM
El título de Junior en 1993 no solo dejó un partido inolvidable en Barranquilla, también significó una de las anécdotas más curiosas en el fútbol colombiano, por lo que pasó ese día en el estadio Atanasio Girardot, donde el Medellín se coronó campeón durante cinco minutos.
Todo se dio porque el otro encuentro de ese cuadrangular final, en la capital antioqueña, acabó un poco antes que en el Metropolitano, el DIM superó 1-0 a los verdes y, durante un momento, los aficionados celebraban la tercera estrella después de 36 años de sequía.
Cuando la gente estaba celebrando en el Atanasio Girardot ese título, como lo mostró el noticiero 24 Horas en ese entonces, uno de los periodistas le informó a Carlos La Gambeta Estrada que Oswaldo Mackenzie anotó el gol del título para Junior, la fiesta se acabó y lo que era alegría, pasó a ser llanto y desconsuelo.
Al final, algunos simpatizantes del Medellín sí festejaron el subcampeonato por la buena campaña que los clasificó a la Conmebol Libertadores 1994, además de felicitar al técnico Luis Augusto García por su labor y que les permitió, aunque sea por cinco minutos, sentirse campeones.