Con el inicio de las Eliminatorias a la Copa Mundial de 2026, la selección Colombia volvió a entrar en boca de la esfera deportiva y su participación en los certámenes pasados también fue recordada. Su camino clasificatorio a los Mundiales de Brasil 2014, Rusia 2018 y Qatar 2022 son todavía los principales puntos de comparación hacia el actual proceso deportivo que lleva el técnico argentino Néstor Lorenzo.
No obstante, lo que muchos no saben, es que el exitoso proceso internacional que tuvo la Tricolor entre 2012 y 2018 sobrepasó los límites de lo deportivo. Viéndolo desde un horizonte atípico al común, la felicidad que todo un país sintió durante más de cinco años y el posicionamiento de Colombia como potencia del fútbol se debió principalmente a Boris Candela, un caleño nacido en 1978 cuyo hogar eran las calles de la capital.
La afirmación, así como se ve escrita, también suena extraña. ¿Qué tiene que ver un habitante de calle con que la selección Colombia disfrutara de su mejor época en el fútbol internacional? Así como sucedió con una reconocida franquicia de películas de superhéroes, todo en esta línea de tiempo está conectado y más aun sucediendo en la tierra mágica de este país.
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En pleno 7 de agosto de 2011, cuando todos disfrutaban el puente festivo, la historia del balompié colombiano cambió a las 2 a. m. El bar El Bembé se plantó como el escenario de la insólita historia y sus protagonistas fueron Boris Candela (el héroe); el entonces director técnico de la Tricolor, Hernán Darío Gómez (el villano) y la entonces mujer del estratega (la víctima).
La música dejó de retumbar, el ‘Bolillo’ salió del establecimiento y Boris lo presenció todo. El director técnico acababa de golpear a la mujer que lo acompañaba y únicamente él fue testigo de lo acontecido. Inmediatamente, Gómez se percató que lo vieron y como si se tratase de una autoridad, intentó comprar su silencio con dinero, así lo narró Candela en su momento con Soho.
“Boris, Boris, mirá cómo le casca... ¿Con vos también, negro? Y yo ya le voy a responder, cuando me doy cuenta. ¡Mirá, ese es el técnico de la Selección!”
Boris se puso la capa de héroe y los sacó del “bochinche”, fue escolta exclusivo del ‘Bolillo’ y los acompañó a la carrera séptima para que tomasen un taxi, allí recibió su primer “dulce” de $100.000 pesos, pero posteriormente fue recompensado con más:
“Bacano, negro me dijo y me dio 100 lucas. No habían pasado cinco minutos cuando los veo llegar otra vez, que porque a la hembra se le había quedado el bolso. La segunda vez él salió de El Bembé antes que ella, y volvió el mismo taxi a recogerlos, y el man me dio 50 lucas más”.
Gómez nunca le pidió explícitamente a Candela que se quedara callado, pero los premios económicos fueron un mensaje claro, aunque en el lenguaje colombiano si no se habla, no se recibe el mensaje. Cuando los rumores comenzaron a correr en los medios de comunicación sobre lo sucedido, Boris no dudó en narrar, como si fuese cuentero, lo sucedido a una de las cámaras de Noticias Caracol.
El remordimiento fue el que lo mordió después, más que nada porque Hernán fue ‘elegante’ con él y lo ayudó durante esa noche, por lo que le dolió que su ‘embarradita’ le hubiese costado el puesto. Porque sí, no pasó mucho tiempo después de la agresión que el Bolillo se vio forzado a renunciar a la selección.
Boris clasificó a Colombia al Mundial del 2014
Poco después que Hernán dejase el banquillo de la selección, Leonel Álvarez tuvo su oportunidad, pero rápidamente la dirigencia de la Federación Colombiana de Fútbol se dio cuenta de que el camino no era por ahí, fue entonces cuando sonaron coros celestiales y con un haz de luz en su espalda, el argentino José Néstor Pékerman salió tras el telón.
Pero ni las tácticas, ni el 4-0 a Uruguay en el Metropolitano, ni el ascenso de James Rodríguez, o el mítico 3-3 ante Chile fueron lo que le permitió a Colombia soñar de nuevo con un Mundial luego de 15 años de espera, fue la valentía o “indiscreción” de Boris en televisión nacional, la que le permitió al país hacer historia llegando incluso por primera vez a unos cuartos de final de una cita orbital.
“¡Qué va! Yo fui el héroe, total, yo fui el que llevó a la Selección al Mundial, el Bolillo no estaba haciendo nada. Y no estaba con un travesti, como dicen, tampoco era Leonel disfrazado de hembra; esa era una mujer, ante los ojos de Dios”
Con su relajada forma de hablar Candela se convirtió en un ídolo del fútbol nacional. Sin su presencia en El Bembé, nada de los momentos de jolgorio en suelo brasileño e incluso ruso, porque Pékerman también alcanzó a estar en ese proceso, se hubiesen vivido.
Actualmente, a quien posicionaron como el colombiano más importante de la historia, no se le ha vuelto a ver en las calles que usualmente rondaba, pero sea donde esté siempre será recordado como el héroe inesperado de la mejor época deportiva de la selección Colombia.