La tranquilidad de la vereda El Manso, en Tierralta, Córdoba, se vio interrumpida hacia las 2 de la tarde del lunes 11 de septiembre, cuando un grupo de 10 hombres armados llegó para pedirle a la comunidad que salieran de sus casas.
El hecho resultó en un escándalo para el Ejército Nacional porque aquellos sujetos resultaron ser soldados del Batallón de Infantería N.33 “Batalla de Junín” de la Décima Primera brigada.
Aquel bochornoso episodio fue conocido gracias a un video que empezó a circular en redes sociales y terminó en la separación de sus cargos de los militares involucrados, e investigaciones por parte de la Procuraduría General de la Nación, la Fiscalía y la Justicia Penal Militar.
Frente a este suceso, la emisora Blu Radio decidió desplazarse hasta el lugar, en cercanías al embalse de Urrá, a cuatro horas de la cabecera municipal de Tierralta, para preguntarle a miembros de la comunidad cómo vivieron esas intimidaciones por parte de miembros de la Fuerza Pública fingiendo ser hombres de las disidencias de las Farc.
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Los pobladores contaron que los hombres armados llegaron desde donde se encuentran las casas. “Apareció una muchacha que aparece en el vídeo y ya venía bastante malgeniada porque en la casa de ella le habían amenazado el niño y le pusieron el fusil, a todos nos reunieron aquí -en la casa comunal- me obligaron a coger el apunte de quienes eran los hombres y mujeres que estaban ahí”, comentó Néstor Ramos, docente de la vereda.
No solo hay denuncias de intimidaciones, robos y golpes, también hay denuncias de presuntas agresiones sexuales. Los militares apuntaron con sus armas a los civiles, incluyendo a madres con niños de brazos. De hecho, una de ellas se enfrentó sin armas a los soldados en medio del llanto de varios menores.
“¿Les parece justo amenazarme con una pistola teniendo yo a mi hija en brazos? Son unos criminales, eso es lo que son y se pueden reír todo lo que quieran”, expresó la mujer mientras los encapuchados se retiraban del lugar. También quedaron expuestos los reclamos de otros habitantes que exigieron a los invasores identificarse.
Luis Miguel Galarzo, otro de los habitantes de la vereda, también hizo un rencuento a la emisora mencionada:
“A mí fue al primero que me apuntaron y me comenzaron a dar patadas por las costillas, me dijeron que me arrodillara, que si no me arrodillaba me mataban, me comenzaron a pisar la cabeza y todavía tengo dolores en el cuerpo”
Los habitantes señalaron que hubo al menos un disparo, aunque no estuvo dirigido a ningún civil. Señalan un impacto en un punto del suelo junto a la casa comunal, todo en presencia de los niños. Indicaron además que los hombres armados estuvieron al menos dos horas intimidando a la gente en el lugar.
Después de este hecho, hay temor entre la población. “Vivíamos tranquilos, pero después de lo que sucedió que lo vieron en los videos vivimos atemorizados, ya uno no está tranquilo, no duerme tranquilo y cualquier persona o algo que uno ve que se mueve, ya uno está asustado, eso es muy horrible”, dijo por su parte Nilza Franco.
Antes de irse, los soldados habrían obligado a algunos líderes comunales a tirarse al suelo y los habrían amenazado. “A los señores les dijeron que tenían que irse porque venía alguien y entonces un señor dijo ‘tiene que acompañarme el presidente de la Junta de Acción Comunal’ y entonces el presidente preguntó si lo podrían acompañar y me escogió a mí, nos llevaron a las afueras y nos tiraron al suelo, nos colocaron el fusil de la cabeza y dijeron que de ahí no se podía parar uno durante 15 minutos, mientras ellos se retiraban. Los demás se fueron y quedaba uno frente a mí, en ese instante vi que los demás le dijeron ‘dale’ cuando dijeron ‘dale’ ya yo me asusté y dije ‘aquí fue’”, contó el profesor Nelson Ramos.