Desde el humor que reflejaban algunas de sus obras, el carisma que irradiaba, su cercanía con la gente, sus temáticas muy cercanas al pueblo, fueron algunos de las virtudes que resaltaron algunos expertos en arte sobre Fernando Botero, y que lo convirtió en un pintor reconocido por la gente.
María Wills, directora de la Unidad de Artes y Otras Colecciones, del Banco de la República, le dijo a Infobae Colombia que Fernando Botero fue un “absoluto transgresor y rebelde” en un momento en el que el país era muy tradicional y la modernidad llegó muy tarde.
“Fue muy explorador y experimental, cuando viajó a Europa, era un absoluto obsesionado por el Renacimiento y ahí viene su interés por el volumen que es una investigación estética y ahí llega a lo que la gente hoy ve como “las gorditas” de una manera muy jocosa y popular”, señaló Wills.
Reconocido por asociaciones de mujeres obesas
“Entonces es interesante porque comienza a volverse un artista que la gente identifica por un hecho cercano y en mucho sentido cargado de humor. Hoy en día, incluso, ha llegado a ser reconocido por asociaciones de mujeres obesas que quieren reivindicar con mucho orgullo su cuerpo. El año pasado hicimos una campaña con ellas y fue preciosa”, recuerda la experta.
“Y lo más lindo que él tiene, porque él fue un artista muy completo, es que amó a la gente, su figura fue más allá de un artista, como mecenas, como una persona que pudo en vida tener tanta astucia comercial, que su obra se vendió a unos precios que permitió que él adquiriera unas obras absolutamente impresionantes de artistas internacionales de la vanguardia y es la manera en que los colombianos hoy en día pueden tener acceso al arte internacional”, afirma.
También destaca que “esa generosidad sumada a su carisma hizo que fuera muy exitoso y muy cercano a la gente que él venía todos los años, hasta hace muy poco, por condiciones de salud, a revisar cómo estaba su museo, porque era muy riguroso para ver que todo estuviera impecable. Lo que lo hace un artista muy presente y muy dedicado, eso hace que la gente lo recuerde mucho”.
Wills señala que él supo cómo ubicarse en espacios importantes, “por eso vemos que su obra está en los Campos Elíseos de París o en la Plaza Colón de Madrid. Es un artista que se internacionalizó y supo ubicar su obra, fue un estratega, lo cual lo hace más interesante. Son muchas facetas en una sola persona, la de mecenas. la del estratega comercial, pero sobre todo, la del grandísimo artista”.
“¿Por qué tan querido por los colombianos? Porque la obra es popular, entonces, las temáticas también se acercan a los colombianos, sus pueblos, sus tabernas, es una vida de una clase popular, del pueblo, de provincia, con historias cercanas a la gente”, explicó.
Obra moderna y optimista
El napolitano Eugenio Viola es curador del Museo de Arte de Bogotá desde hace cuatro años y le dijo a Infobae Colombia que “Fernando Botero construyó a lo largo de una carrera de más de seis décadas un lenguaje inmediatamente reconocible y transmitía al público y a la gente un sentido de serenidad, reinterpretando lo más emblemático de la historia del arte a través de su estilo, que hoy conocemos a través de estas figuras que llamamos boterianas”.
“Ese lenguaje inconfundible lo convirtió en uno de los artistas colombianos más reconocidos a nivel internacional de los últimos 50 años”, subrayó.
La cotidianidad a través de la exageración
Para Camilo Castaño, curador del Museo de Antioquia, Botero fue un artista que siempre pensó en el espectador, en las personas que van a ver la obra. Por eso su obra es amable con el público. “A pesar que a veces muestra aspectos difíciles, en algún momento de su obra, como la violencia en Colombia, siempre mostró la parte amable de la vida, su obra es como una celebración de la misma”.
“Muestra la vida y la cotidianidad de una forma intensa a través de la exageración, el volumen y la monumentalidad. Entonces con un color que siempre fue tratado magistralmente, él nos sumerge en un mundo muy personal, pero que tiene que ver con nosotros en muchos aspectos, porque trata la cotidianidad”, agregó el curador.
“Siempre están los recursos del sentido del humor, del absurdo, del color. Los títulos de sus obras nos recuerdan que hay que observar, que hay que observar detenidamente. No son títulos de gran complejidad. Su obra está hecha para la gente”, agregó.
“Sus esculturas en los espacios públicos tienen un aspecto divertido que nos reconcilia con la vida a través de la monumentalidad divertida, eso hace que su obra sea tan interesante”, sostuvo Castaño.