En 1998 Fernando Botero realizó una extraordinaria donación a Colombia: regaló 123 de sus obras (dibujos, pinturas y esculturas), además de 85 cuadros y esculturas de otros artistas mundialmente reconocidos y que hacían parte de su colección personal.
Fernando Botero las donó a través del Banco de la República y del Museo de Antioquia, al que le entregó obras desde 1974, cuando este sitio cultural se llamaba Museo Zea.
Tiene razón el crítico Vittorio Sgarvi cuando dijo: “El mejor modo para entender a Botero es ver el Museo Nacional de Bogotá”, debido a que en 1998 el maestro Fernando Botero hizo una de las donaciones más importantes del país, puesto que son obras de su colección particular, que incluyen trabajos de los artistas más representativos de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, como Picasso, Miró y Bonnard.
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La colección de Botero en el Banco de la República inicia por la sala donde se concentraron las obras de los artistas europeos, donde los espectadores se pueden encontrar con la obra más antigua de la colección: Gitana con pandereta, de Jean-Baptiste Camille Corot, artista pre-impresionista.
Después se llega al impresionismo, con óleos de Pierre Auguste Renoir, junto a Un panorama de la bella Ámsterdam, de Claude Monet, además de pinturas de Camille Pissarro y Gustave Caillebotte y, también, una escultura de Edgar Degas.
En las obras posimpresionistas se encuentran con las de Bebedora de ajenjo en Grenelle, de Henri de Toulouse-Lautrec. Botero confesó que quiso tener otras obras de artistas posimpresionistas, como Van Gogh, Seurat y Cézanne.
Las obras donadas por el maestro Botero tienen un alto valor artístico, monetario y sentimental para él. El ejemplo más claro es el Desnudo con silla, de Pierre Bonnard, que lo adquirió unos meses antes de la donación, luego de una larga negociación con uno de lo más importantes coleccionistas.
El retrato pintado por Edouard Vuillard que donó Fernando Botero al Banco de la República, lo tenía colgado en una de las paredes de su habitación de su apartamento en Nueva York.
En el recorrido también se puede observar dibujos del siglo XX de grandes artistas, como Jacques Lipchitz, Edgar Degas, George Grosz, Léger, Henri Matisse y Gustav Klimt. Para los vanguardistas americanos del siglo XX reservó un espacio, ahí se encuentran obras de Wifredo Lam o Roberto Matta, así como Robert Rauschenberg o Willem de Kooning y más.
Este aporte del pintor colombiano más importante de la historia aumentó en los años 90, cuando entregó las obras más excepcionales en su deseo “de contribuir al enriquecimiento del patrimonio cultural de todos los colombianos”, como firmó el propio artista paisa en su donación al Banco de la República.
Inicialmente quería hacer la entrega de estas obras de su colección privada al museo de Antioquia, para que cambiara y creciera. Con ese fin habló con la directora del museo de ese entonces, Pilar Velilla, para coordinar la donación. Velilla le solicitó la propuesta por escrito, para poderla llevar a los dirigentes del momento.
La carta enviada por Fax, mostrada al gobernador de Antioquia de ese momento, Álvaro Uribe Vélez, y al alcalde de la ciudad, Sergio Naranjo, expresaba: “Medellín necesita un gran museo que sea un atractivo más de la ciudad (...). Si el municipio o la gobernación donaran un lote realmente importante en tamaño y ubicación, se podría construir (...). Si este proyecto se inicia yo estaría dispuesto a hacer una donación de una nueva sala de pintura, otra de escultura y una de dibujo, y contribuiría con un millón de dólares al presupuesto de la construcción del edificio”.
Las condiciones del artista Botero eran complicadas, porque quería que fuera al aire libre, con entrada gratuita y muchas zonas verdes. La directora del museo alcanzó a visitar 28 sitios: “Esa gestión no fue fácil y era una propuesta muy ambiciosa, como también lo fue el hecho de que el museo haya permanecido en el Centro”, contó Pilar Velilla.
Aunque el maestro Botero firmó una acta de intención con los en ese momento salientes mandatarios en la que aceptaba el cambio de la sede del museo, todo cambió cuando Juan Gómez Martínez llegó a la alcaldía de Medellín: “Cuando decidí donar mi colección se la ofrecí a Medellín y no me pararon bolas (...). Envié la carta al Banco de la República (en Bogotá) y me respondieron de inmediato”, confesó Fernando Botero en una entrevista en su casa en Mónaco en el 2018.
Así fue que en 1998 llegaron a Bogotá las donaciones del pintor paisa Botero, sin embargo, en Medellín querían que el proyecto del museo de Antioquia volviera a tomar vuelo, por lo que recogieron 150.000 firmas solicitando una nueva donación, que estuvo acompañada de cientos de dibujos de niños antioqueños en los que mostraban su admiración por el pintor.
“Él sabía todo lo que se estaba generando en la ciudad, no hizo sino darme las gracias, y me explicó que tenía que cumplir su promesa y darle a Bogotá lo que le había ofrecido, pero que la oferta a Medellín y su museo seguía en pie, ‘quiero hacer un museo con la obra mía’, me dijo”, recordó Velilla.
En 1998 se oficializó la construcción del nuevo Museo de Antioquia, una plaza con 10 esculturas: “La primera oferta fueron 10 esculturas, cuando el maestro vino, vio que estábamos tumbando todo y organizando la plazoleta, la aumentó a 14. Seguía pendiente, pidiendo árboles y luego subió a 18. Después corrigió los diseños, él mismo esbozó los pedestales para cada escultura, decidió hacia dónde debía mirar cada una y la altura para que la gente las pudiera tocar y siguió aumentando hasta 23 y ahí sí dijo: ‘No vengo más, cada vez sumo y esto va a salir muy caro’”, reveló Juan Gómez Martínez, exalcalde de Medellín, y agregó que nunca se imaginó que se convertiría en algo muy grande “fuimos a pedirle su colección y nos ganamos una plaza y un museo”.
El maestro Botero reunió 21 piezas de otros artistas para donarlos al Museo de Antioquia y él mismo realizó la curaduría, puesto que dentro de las cláusulas de la donación las obras no se pueden reubicar o ser objeto de préstamo a otro tipo de institución, por esta razón el recorrido por el museo es el mismo que propuso hace 20 años.