El presidente colombiano Gustavo Petro asistirá a la cumbre G77+China (grupo de los 77 y China) que tendrá lugar en La Habana (Cuba), el próximo viernes 15 y sábado 16 de septiembre de 2023.
Estará acompañado del canciller, Álvaro Leyva, y luego seguirán derecho hacia Nueva York para asistir a la 78 Asamblea General de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), que se celebrará el 17 y 18 de septiembre.
Por primera vez, Cuba será el encargado de presidir la cumbre G77+China, que congregará a 134 países miembros de la ONU. El tema para tratar por todos los jefes de Estado reunidos será la colaboración sur-sur en cuestiones de desarrollo e innovación.
Antonio Guterres, secretario general de la ONU, participará del encuentro. Así mismo, se ha confirmado la asistencia de importantes líderes regionales como el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y de Argentina, Alberto Fernández.
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Para el gobierno cubano, el G77+China es un foro “de diálogo y concertación”. Cuba asumió en enero pasado la presidencia de la mayor organización intergubernamental de las Naciones Unidas. La isla ya ha organizado importantes reuniones como las de ministros de Educación, Cultura y Turismo.
Gustavo Petro también viajará a Chile
Otro compromiso internacional que tiene en su agenda el presidente Gustavo Petro es la conmemoración de los 50 años del golpe de estado contra el gobierno de Salvador Allende en Chile, que tendrá lugar el lunes 11 de septiembre y a la que asistirán varios líderes latinoamericanos.
Petro ya confirmó su asistencia. Por Colombia también asistirán los expresidentes Juan Manuel Santos y Ernesto Samper. También estará el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador; de Argentina, Alberto Fernández, y Uruguay, Luis Lacalle Pou.
El golpe de estado en Chile en contra de Salvador Allende y su gobierno de la Unidad Popular ocurrió el 11 de septiembre de 1973 y consistió en una acción militar llevada a cabo por las Fuerzas Armadas de Chile, que estaban conformadas por la Armada, el Cuerpo de Carabineros y el Ejército.
Durante las primeras horas de ese día, las Fuerzas Armadas controlaron la mayor parte del país para exigir la renuncia del presidente Allende, que estaba refugiado en el Palacio de la Moneda. Cuando el edificio comenzó a ser bombardeado, Salvador Allende se suicidó y así se terminó de consumar el golpe de estado que puso fin a la Unidad Popular y dio inicio a una cruel dictadura que dejó a más de 40.000 muertos.
Tras el golpe, tomó posesión la junta militar liderada por Augusto Pinochet, y Chile, que era una de las democracias más estables de América Latina, entró en una dictadura militar que duró hasta 1990. Durante ese periodo se cometieron sistemáticas violaciones a los derechos humanos, se suprimieron los partidos políticos, se limitó la libertad de expresión y el Congreso nacional fue disuelto.
Salvador Allende había asumido en 1970 como el primer dirigente de orientación marxista que había sido escogido democráticamente en todo el mundo. Su gobierno produjo una marcada polarización política en la sociedad chilena.
Gabriel Boric y cuatro expresidentes de la democracia chilena firmaron un documento conjunto a 50 años del Golpe
A días de la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado en Chile, y en medio de unaambiente de profunda división, Eduardo Frei, Ricardo Lagos, Michelle Bachelet, Sebastián Piñera y Gabriel Boric, cinco de los seis mandatarios que han gobernado en el país desde la vuelta a la democracia (Patricio Aylwin falleció hace algún tiempo), firmaron una carta compromiso: “Por la democracia, siempre”.
“Al cumplirse 50 años del quiebre violento de la democracia en Chile que le costó la vida, la dignidad y la libertad a tantas personas, chilenas y de otros países, queremos, más allá de nuestras legítimas diferencias, comprometernos en conjunto a…”, dice esta declaración al principio.
Luego, se desglosan los cuatro puntos en los que consiste este texto. En el primer punto, dicen cuidar y defender la democracia, respetar la Constitución, las leyes y el Estado de Derecho: “Queremos preservar y proteger esos principios civilizatorios de las amenazas autoritarias, de la intolerancia y del menosprecio por la opinión del otro”.
El punto dos habla de enfrentar los desafíos de la democracia “con más democracia, nunca con menos, condenar la violencia y fomentar el diálogo y la solución pacífica de las diferencias, con el bienestar ciudadano en el horizonte”.
En el punto tres, hablan de defender los derechos humanos “sin anteponer ideología alguna a su respeto incondicional”.
Y, cuarto, “fortalecer los espacios de colaboración entre Estados a través de un multilateralismo maduro y respetuoso de las diferencias”.
La declaración no dice nada fuera de lo que uno podría esperar. Lo que sí es sorpresivo, es que uno de los firmantes haya sido Sebastián Piñera. Eso, porque Chile Vamos, su coalición se negó a firmar el compromiso y, por el contrario, elevaron su propia declaración, la que, hay que decirlo, no es muy distinta de la propuesta por el gobierno.