Los 90 son una época en la que Colombia se encontraba sumida en la violencia protagonizaba por los carteles del narcotráfico, una huella que aun en el siglo XXI no se ha borrado en el país, ya que hasta el presidente del país, Gustavo Petro, ha señalado que en el exterior algunas personas asocian más la nación con Pablo Escobar que con el café.
“Colombia y café se volvieron sinónimos, eso cambió, indudablemente: si uno va a cualquier esquina de alguna gran ciudad del mundo, lamentablemente no le dicen café, sino Pablo Escobar”, fueron las palabras del mandatario.
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Dentro del contexto colombiano se había convertido en algo habitual los atentados y muertes que provocaba la guerra entre el cartel de Medellín y el Estado, en la cual se involucraron las Autodefensas Unidas de Colombia, el cartel de Cali y otros capos con el objetivo de asesinar a Pablo Escobar.
Por lo que uno de los primeros recuerdos que se tienen de 1993 es el de un atentado perpetrado por el capo paisa en Bogotá cerca al Palacio de Nariño, donde un carrobomba provocó la muerte de 25 personas.
A ese se sumó un nuevo explosivo el 15 de abril en el centro comercial Centro 93, en el que 8 personas murieron y 242 resultaron heridas, este es considerado el último gran atentado por parte de Pablo Escobar y el cartel de Medellín.
Con la fuga de Escobar de La Catedral en 1992 Colombia protagonizó la guerra entre carteles de una manera más directa, lo que fue evidenciado cuando los familiares del líder del cartel de Medellín fueron atacados en un atentado que le provocó a la hija de Pablo Escobar una sordera parcial.
Ante esto, la zozobra se hizo parte del día a día de los colombianos, la cual era disimulado en algunos aspectos con las pequeñas alegrías que daba la selección Colombia, ya que el equipo conformado por Óscar Córdoba, Freddy Rincón, El Pibe Valderrama y Faustino Asprilla como algunas de las figuras más relevantes, había marcado un camino perfecto en las eliminatorias rumbo al Mundial Italia 1994.
Para la última fecha de las eliminatorias Colombia llegaba invicta, producto de tres triunfos y dos empates, pero tenía que cerrar el camino rumbo al mundial frente a Argentina en condición de visitante, un lugar en el que la tricolor no había podido cosechar victorias.
El 5 de septiembre la violencia fue olvidada durante 90 minutos por el pueblo colombiano, ya que durante ese tiempo los ciudadanos se concentraron en enfocar su atención en los 11 compatriotas que saldrían al Monumental de Núñez en búsqueda del triunfo que sellará la clasificación a la copa del mundo.
Óscar Córdoba, Luis Fernando Herrera, Luis Carlos Perea, Alexis Mendoza, Wilson Pérez, Leonel Álvarez, Gabriel Barrabás Gómez, Freddy Rincón, Carlos El Pibe Valderrama, Adolfo Valencia y Faustino Asprilla fueron los 11 inicialistas por parte de Colombia.
El inició del partido estuvo marcado por una gran actuación por parte de Óscar Córdoba, arquero colombiano que fue el responsable de que Argentina no marcara primero en el partido, en lo que terminó siendo un resultado abultado, pero por el lado de la selección nacional.
Con doblete por parte de Freddy Rincón y Faustino Asprilla y un tanto lapidario por parte de El Tren Valencia, Colombia terminó derrotando a Argentina por primera vez en la historia de las eliminatorias en condición de visitante con un resultado final de 5-0.
De aquella noche, una de las anécdotas más recordadas denotaba que sobre el minuto 86 Diego Simeone impactó con un codo en la cara de uno de los delanteros colombianos, lo que en el reglamento este tipo de jugadas tienen como consecuencia la expulsión del infractor.
Sin embargo, ante un pedido de Barrabás Gómez al árbitro uruguayo Ernesto Filippí esto no sucedió, ya que el volante colombiano le imploró: “No lo vaya a echar, señor juez. No lo vaya a sacar del partido porque después dicen que les ganamos porque tenían solo diez. No nos vaya a hacer eso”.
Ante esta solicitud, el uruguayo accedió, pero le pidió al futbolista que anotaran un tanto más: “No lo echo, está bien, pero háganles otro gol a esos hijos de pu...”, fueron las palabras de Filippí.
Ese partido demarcó la clasificación de Colombia al Mundial Italia 1994, cita orbital a la que la selección llegó como una de las favoritas al título, mientras Argentina tuvo que jugar el repechaje. Ese día el país no fue resaltado en el mundo por la violencia o el narcotráfico, en esa jornada la selección fue la portada de los medios nacionales e internacionales.
“En ese momento por donde vos ibas, Colombia era Pablo Escobar, te hablaban de la violencia, te hablaban de la droga. Apareció Valderrama y un grupo de gente solidaria que demostró que jugaban con alegría, que eran amigos, que disfrutaban el fútbol. Eso te dice cómo es una sociedad y sin dudas que nos cambió”, afirmó Francisco Maturana unos años después del triunfo.
A pesar del triunfo, no todo fue felicidad en el país, ya que a las celebraciones se le sumó la tragedia, en lo que paso a ser una noche histórica para el fútbol colombiano, murieron más de 80 personas y se registraron más de 900 heridos. En lo que parecía ser la excepción a la regla, la violencia no fue puesta por los narcos sino por el mismo pueblo.