Así viven los reclusos que portan Sida en la Cárcel La Modelo de Bogotá

En ‘Nuevo Milenio’, como se conoce esta zona, permanecen cerca de 18 hombres y mujeres trans

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¿Cómo viven los reclusos que portan Sida en la Cárcel La Modelo de Bogotá - crédito REUTERS/
¿Cómo viven los reclusos que portan Sida en la Cárcel La Modelo de Bogotá - crédito REUTERS/

En las 132 prisiones del país que tiene el Inpec (Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario), la Cárcel y Penitenciaría de Media Seguridad de Bogotá, La Modelo, es la única que cuenta con un pabellón para personas portadoras del virus de inmunodeficiencia humana.

El establecimiento está localizado en la localidad de Puente Aranda habitan cerca de 3.400 reclusos, con un sobrecupo del 12%. La zona aislada y conocida como el patio Nuevo Milenio del centro penitenciario, donde permanecen cerca de 18 hombres y mujeres trans, es el lugar donde se encuentran los reclusos que portan Sida.

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Es el patio más cercano a los filtros de ingreso del centro carcelario en el que se tiene que cruzar la puerta de barrotes, allí se encontrara un pasillo con tejas y rejas, donde se cuelga la ropa. En este pabellón se puede sentir la melancolía en medio de las paredes blancas donde se cuelgan imágenes religiosas y fotos familiares de las personas que allí habitan.

De acuerdo con información de la revista Semana, en el fondo del pasillo se encuentra un mesón de madera con dos estufas eléctricas, cada una de ellas con dos puestos. El pabellón “24 X”, como lo llaman, cuenta con 20 celdas con dos camas cada una y un espacio social con un televisor recostado sobre una mesa y sillas rimax.

Reclusos con VIH en el centro penitenciario - crédito Colprensa - Álvaro Tavera
Reclusos con VIH en el centro penitenciario - crédito Colprensa - Álvaro Tavera

Uno de los internos se identificó como Miguel, de 44 años, quien lleva ocho años en La Modelo, cumpliendo una condena por delitos sexuales de 15 años. Su diagnóstico de VIH lo conoció hace cerca de 20 años; sin embargo, aún se lo oculta a su familia y conocidos por miedo al rechazo. “Por eso, uno no habla casi, lo ignoran y lo discriminan, ese es el problema de nosotros. Hay personas que cuidado lo tocan a uno”, relató el recluso al diario mencionado.

En su día a día, el hombre inicia rutina a las seis de la mañana al igual que los demás reclusos, se prepara un tinto mientras esperan el desayuno que puede ser un pedazo de pan con chocolate o una arepa con un café. En las tardes suelen hacer tareas de limpieza en otras zonas del centro penal para descontarle meses a su condena. Otros internos realizan talleres de tejidos y telares para que sus familiares puedan venderlos y reciban dinero a cambio.

Los detenidos de esta zona son pacientes médicos por ser portadores de “24 X”. La IPS Vivir, aliada de la Cruz Roja, es la encargada de suministrar los medicamentos para evitar el progreso de la enfermedad o complicaciones secundarias. Sin embargo, Miguel contó que la atención médica es precaria:

“El medicamento, bien, pero aquí sí es maluca la atención. Yo llevo cinco años esperando para una operación y nada, manda uno un papel y no contestan. Pregunta uno si ya está la cita y lo único que responden es: ¿cuándo la pidieron?, ¿cuándo pasó el papel?”, señaló el interno.

Los guardias de este pabellón aseguran que es un lugar peligroso porque los internos con diagnóstico de VIH dejan cuchillas con sangre en las puertas y barrotes, con el fin de evitar operativos y requisas al interior del patio. “El temor es porque a veces utilizan formas de poner en riesgo la salud de nuestros funcionarios”, explican. Además, los reclusos suelen amenazar con jeringas u otros elementos.

Para finalizar, una guardia del Inpec sostiene que una de las prácticas comunes que algunos internos es lesionarse para que ser trasladados al área de sanidad, donde se ha convertido el punto de encuentro de todos los patios para hacer intercambios de droga, elementos prohibidos y hasta de encuentros de tipo sexual.

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