Aunque ya se había ganado cierto reconocimiento como realizador en la televisión colombiana, fue la publicación del libro Sin tetas no hay paraíso en el 2005 la que convirtió a Gustavo Bolívar en una figura indispensable para entender el entretenimiento en Colombia en lo corrido del siglo XXI.
Gracias a su adaptación a la televisión en 2006 por parte de Caracol Televisión, la historia de Catalina Santana se convirtió en una referencia a la hora de hablar del narcotráfico y de la falta de oportunidades para los jóvenes en el país, que muchas veces optan por incursionar en ese oscuro mundo.
Se realizaran adaptaciones posteriores en España y México (esta última titulada Sin senos no hay paraíso, y con varias secuelas posteriores), así como una adaptación cinematográfica del 2010 que dirigió el propio Bolívar.
El nacido en Girardot se puso a prueba como activista político con la creación de la fundación Manos Limpias en 2011, y en 2018 decidió formalizar su vínculo con la política tras lanzarse como senador por la Colombia Humana de Gustavo Petro. Tras ser reelegido en el legislativo, Bolívar renunció a su curul para aspirar a la Alcaldía de Bogotá para el periodo 2023-2027. De ahí que esté involucrado en la campaña con la que busca el regreso de la Colombia Humana al Palacio Liévano luego de ocho años.
En ese marco de ideas, el candidato participó de El Boletín del Gomelo, un espacio de entrevistas de Juanpis González, el personaje creado por el comediante Alejandro Riaño. Allí Bolívar habló sobre sus propuestas de gobierno, pero también de su faceta como guionista y director, recordando el legado de Sin tetas no hay paraíso.
Todo comenzó cuando Juanpis señaló que el libretista “le vende su trabajo al consumismo”. A esto, el candidato respondió que eso se debía a que la mayor parte de su relación laboral se ha desarrollado con canales privados, pese a lo cual recalcó que “incluso los canales no se oponen a que haya contenidos con un alcance social”. Entonces puso como ejemplo sus dos trabajos más recordados: Sin tetas no hay paraíso, y el seriado Pandillas guerra y paz:
“De hecho muchos de mis programas han tenido un alcance social, y en esa medida yo también voy generando una conciencia social, como ocurre con la delincuencia juvenil en Pandillas guerra y paz, o la necesidad de que las mujeres no cambiaran su estética para ser felices o para tener la prosperidad en Sin tetas no hay paraíso. Esos son programas que van cambiando culturalmente la forma de pensar de los jóvenes”
Bolívar indicó que en el caso de Sin tetas no hay paraíso llegó a modificar la forma en la que trabajaban los cirujanos estéticos, debido al impacto de la historia:
“Me he encontrado con médicos esteticistas que me dicen ‘oiga, usted nos dañó el negocio’. Porque antes las mujeres se ponían unas prótesis gigantes. Ahora quieren ponerse prótesis más pequeñas o quitárselas. Hubo una transformación cultural desde la televisión, y es decirle a las mujeres ‘no necesitan adulterar su estética para ser felices o más bonitas’”.
Cuando Bolívar replicó a Juanpis a modo de broma si lo había impresionado, este le respondió “A mí nunca me va a tramar”, y añadió que, siguiendo esa lógica, “gracias a usted tenemos más mujeres planas”. Al respecto, el candidato hizo hincapié en que se trataba de un problema generacional en el cual la situación de pobreza y el deseo de salir de ella a través de la delincuencia era algo recurrente. “Una generación de jovencitas en los barrios populares quería transformar su cuerpo para poder entrar a ese paraíso, que para ellas significaba la opulencia de los narcotraficantes”, señaló.
Gustavo Bolívar compartió anécdota de ‘Pandillas guerra y paz’
Bolívar también habló sobre el paso de algunos delincuentes de la vida real por el elenco de Pandillas guerra y paz. Aunque la productora estaba preocupada de que fueran a causar problemas, el realizador recordó que “se comportaron muy bien y nunca tuvieron problemas con el director”. Sin embargo, una vez finalizó la serie en 2005, Bolívar indicó que “ellos no fueron absorbidos por la televisión porque estaban interpretando su propio papel. No eran actores polifuncionales o que pudieran interpretar otros papeles”.
De hecho, el guionista relató que uno de esos actores, de los cuales no reveló el nombre, tuvo que volver a la delincuencia común. “Un día fue a atracar una persona y cuando fue a sacar el arma, la persona le reconoció y le dijo ‘¡fulano!, ¡regáleme un autógrafo!’. El tipo tuvo que guardar la vaina, sacar el esfero y firmarle”. Según su relato, el personaje le comentó a Bolívar que “usted lo que me hizo fue un daño, porque ya no puedo volver a esa vida, pero tampoco nadie me da trabajo en televisión”.