La crisis humanitaria en la frontera entre Colombia y Panamá está desbordada con el incremento exponencial de migrantes que quieren lograr ‘el sueño americano’, que en los primeros ocho meses de este año eran 320.098 personas, es decir que ya superó a la cifra del año pasado, que fue histórica, con 248.284 viajeros, y duplica a la del 2021 con 133.726, según los datos oficiales en el país hermano.
“De estos 190.889 son venezolanos, 42.414 ecuatorianos y 35.495 haitianos. En el mes de julio ingresaron 55 mil 387 migrantes, a los 28 días del mes de agosto han pasado por Darién hacia el Norte 68,340 personas. Durante este fin de semana se contabilizó la llegada de 4,910 migrantes en su mayoría venezolanos (sic)”, informó el ministerio panameño de Seguridad Pública a través de su cuenta oficial de la red social X.
Precisamente en el Gobierno del país Centroamericano están analizando si cierran la frontera terrestre con Colombia, en la selva del Darién, para poder contrarrestar esta situación.
“Los daños que estamos sufriendo serán irreversibles y se ha tomado la decisión de transformar este problema humanitario en uno de seguridad nacional por los efectos que nos está dejando”, afirmó Juan Manuel Pino, el ministro panameño de Seguridad.
Mientras tanto en Colombia, el anuncio tiene en alerta a las autoridades en Antioquia, que junto con el Chocó, está fuertemente afectado por este fenómeno de migración irregular.
“Es un tema que desborda las capacidades de Turbo, desborda las capacidades del municipio de Necoclí desbordan las capacidades de la propia Gobernación de Antioquia y requiere una atención muy priorizada por parte del gobierno nacional y la propia embajada de los Estados Unidos”, citaron en el periódico regional El País de Cali de las declaraciones de Aníbal Gaviria, gobernador de ese departamento.
Mientras que en la emisora Caracol Radio el mandatario regional afirmó que un posible cierre del paso por el Darién por el contrario agravará la crisis.
“No sirve y lo único que va a hacer es formar un cuello de botella. Lo que hay que hacer es una atención mucho más integral. Es una crisis que requiere una atención mucho más directa de dos actores que con todo respeto, pero con toda franqueza no han estado lo suficientemente presentes el gobierno (de Colombia) y la misma Embajada de Estados Unidos, porque aquí se requiere de una acción no solo nacional, sino internacional”, afirmó en el medio radial.
Y es que los testimonios de los viajeros dan cuenta de todo tipo de aberraciones que ocurren en ese trayecto por la selva, donde el menor de los peligros son los animales salvajes que habitan allí, ya que los migrantes quedan a merced de organizaciones de tráfico de personas que los someten a todo tipo de vejaciones. Incluso llegan a la degradación de darles anticonceptivos a las mujeres porque les vaticinan abusos sexuales en su viaje.
“Hay personas heridas abandonadas, cuerpos de niños, vi uno en descomposición. Una muchacha se resbaló cayó en una piedra se rompió la cabeza y se mató, dejó una niñita que se quedó sola y está por ahí. No crucen la selva”, contó una venezolana cuyo testimonio dio a conocer el gobierno panameño.
Costa Rica, que también está en el trayecto, desde su Defensoría de los Habitantes, la entidad estatal que protege los derechos humanos de la población, emitió un comunicado conjunto con la Defensoría del Pueblo de Colombia instando a todos los Estados que están afectados por este fenómeno migratorio para que garanticen la vida y la integridad de quienes hacen este trayecto.
“La situación es muy crítica y, además, de una permanente crisis humanitaria también es una crisis ambiental y de seguridad nacional para varios países de la región. Lo más preocupante es que los gobiernos no dan muestras reales de querer atender la grave situación, porque pareciera que no es prioritario en sus agendas nacionales”, dijo el defensor del Pueblo, Carlos Camargo.
Por su parte, la defensora de los habitantes de Costa Rica, Angie Cruickshank, reiteró la necesidad de acelerar los procesos de articulación y coordinación interinstitucional local y regional ante la crisis humanitaria que viven miles de personas migrantes que atraviesan las fronteras de estos países rumbo hacia Estados Unidos.