Con la captura de Mayger Borré en un megaoperativo del Plan de choque seguridad 360 de la Policía salió a flote su prontuario y el legado criminal de su familia. Como su alias lo indica, Hijo Borré es descendiente de Juan Manuel Borré Barreto, alias Pistón, excomandante de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y fundador de los Rastrojos Costeños.
Otro integrante de la familia también fue comandante de la red delincuencial que se dedica a asesinatos selectivos, extorsiones y demás rentas ilegales en la costa Caribe. Se trata de Brayan Borré Barreto, alias Tío Guillo, hermano de Pistón y tío de Hijo Borré, quien afrontó varios procesos judiciales por múltiples homicidios en el departamento del Atlántico y en 2022 fue señalado de reorganizar la estructura de los Rastrojos Costeños.
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El resultado de la violencia en Colombia
La relación de la familia Borré con la guerra inició en 1993, cuando Juan Manuel Borré Barreto, alias Pistón o Javier, tenía 15 años. En ese entonces uno de sus tíos fue secuestrado por las Farc, grupo que exigía casi 40 millones de pesos para su liberación; además, tenía que dar un millón de pesos mensual para que los subversivos no atacaran su finca en San Juan Nepomuceno (Bolívar).
En búsqueda de ayuda, la familia buscó a la Armada, que puso como condición la incorporación de Juan Manuel Borré, el mayor de cuatro hermanos, para que fuera el guía por la zona, debido a que conocía muy bien el terreno y ayudaría a ubicar los campamentos guerrilleros donde tenían a los secuestrados.
El menor de edad ubicó uno de los puntos de concentración de los guerrilleros, donde se originó un combate; desde entonces se corrió la voz de que él y su familia eran informantes del Ejército y empezaron a buscarlos para matarlos, por lo que tuvieron que salir desplazados de su finca.
Según dijo Juan Manuel Borré en una declaración juramentada en 2008 tras su desmovilización de las AUC, uno de los comandantes del Ejército dio la orden de que lo incorporaran a las fila como infante de marina, donde aprendió de estrategia militar y a manejar armas, conocimiento que más adelante lo convertiría en un peligroso criminal.
En las Fuerzas Armadas se ganó el alias de ‘Javier’, seudónimo bajo el cual los presentó un capitán del Ejército a Salvatore Mancuso en una finca de Córdoba en 1996, para cuando las Autodefensas de Córdoba y Urabá (Accu) estaban planeando expandirse a los departamentos de Sucre y Bolívar, campaña en la que alias Javier fue importante, ganó poder y conoció a los hermanos Carlos y Fidel Castaño.
El joven paramilitar recibía un sueldo de 96.000 pesos mensuales y tuvo tareas como propiciar información para asesinar a Alfredo Borré, uno de sus tíos, quien tenía problemas con su padre, y además era señalado de ser informante de las Farc.
En las incursiones armadas, alias Javier tenía como orden asesinar y desplazar campesinos para generar temor y ganar posicionamiento territorial que le permitiera a las AUC hacerle frente a las Farc.
El paramilitar también fue comandante urbano y participó en un escuadrón ‘contraguerrilla’ ganándose el respeto de Salvatore ‘el Mono’ Mancuso, quien le ordenó ‘calentar’ Montería, capital de Córdoba, donde ejecutaron asesinatos selectivos de integrantes del sindicato de maestros, para generar caos y sensación de inseguridad, porque según Mancuso, si se tranquilizaba la ciudad, la gente pensaría que ellos habían perdido poder.
Tras varios años en las filas de las AUC, Juan Manuel Borré Barreto se acogió a la Ley de Justicia y Paz que propició la desmovilización de los paramilitares; sin embargo, fue expulsado por los múltiples intentos de fuga que protagonizó.
Desde entonces alias Javier se alió con su hermano menor Brayan Borré Barreto, alias Tío Guillo, quien desde los 13 años ya delinquía en los grupos armados comandados por Rodrigo Mercado Peluffo, alias Cadena, y posteriormente se puso al servicio del paramilitarismo con Juan Manuel Borré en Los Urabeños, actualmente clan del Golfo.
Un negocio familiar del crimen
Los hermanos refundaron el grupo criminal de Los Rastrojos, que había iniciado alias Diego Rastrojo como un ejército privado para el paramilitar Wilber Varela, alias Jabón. Con el nombre de Los Rastrojos Costeños, los hermanos Borré tomaron las riendas del microtráfico, extorsiones y demás rentas ilegales en la costa Caribe entre 2011 y 2019.
En 8 años, los hermanos criminales orquestaron cerca de 145 homicidios, 95 en el Atlántico y 45 en Bolívar, según la Fiscalía. Las víctimas de los Rastrojos Costeños fueron personas que se negaron a pagar la extorsiones, principalmente conductores de servicio público intermunicipal y vendedores de chance.
Las autoridades constataron que por lo menos 85 de los 145 homicidios fueron ordenados por alias Tío Guillo; sin embargo, lo vinculan con 700 homicidios selectivos cometidos por una tropa de 30 sicarios bajo su mando.
En 2011, treinta y seis días después de una de sus fugas, alias Javier o Pistón fue recapturado en Barranquilla, pero siguió coordinando acciones delictivas desde la cárcel. Ese mismo año fue capturado alias Tío Guillo, quien quedó en libertad tiempo después por un mal procedimiento de la Fiscalía y el vencimiento de términos.
Los hermanos Borré se aliaron con alias Negro Óber para mantener la hegemonía en la costa Atlántica y extender su legado criminal. Aunque las autoridades desconocen la fecha exacta, Mayger Borré, hijo de alias Pistón ingresó a la estructura criminal de los Rastrojos Costeños, pero a diferencia de su padre y su tío, no lo hizo como cabecilla, sino que tuvo que escalar en las líneas de mando.
Al momento de su captura, alias Hijo Borré se encontraba en la tercera línea del mando de la estructura delincuencial y se dice que era uno de los líderes del cobro de extorsiones en Barranquilla, Soledad y Santo Tomás, municipio en el que residía y donde fue capturado por las autoridades.