Diego Maradona, el campeón del mundo, murió el 25 de noviembre del 2020, dejando miles de recuerdos y magia sobre los campos. Su historia vincula a todos los amantes del mundo y en Bogotá todavía es recordado, pues en junio de 1985 pisó el estadio Nemesio Camacho El Campín y, a pesar de que aún no era considerado como la máxima estrella del fútbol mundial, dio espectáculo e incluso fue agredido desde las tribunas, aunque prefirió jugar con los objetos que le arrojaron y no molestarse por esto.
El 2 de junio de 1985 se jugaba la segunda fecha de la fase de grupos de las eliminatorias al Mundial México 86; Colombia recibía a la siempre difícil Argentina que venía de ganarle a Venezuela 2-3 en San Cristóbal, razón por la cual surgía la necesidad de acortar distancia y seguir en marcha, pues el combinado cafetero ya había vencido a Perú en la primera jornada.
Maradona ya había deslumbrado al mundo con Argentinos Juniors, Boca Juniors e incluso el Barcelona español, sin embargo, luego del Mundial de España 82 se vino una seguidilla de inconformidades que lo llevó a recalar en el histórico Napoli de Italia, onceno del sur que soñaba con la gloria, y el 10 era el indicado.
Por su parte, Diego solo quería deleitarse con las mieles de la celeste y fungía como una de las piezas fundamentales del doctor Carlos Salvador Bilardo, quien suplía a César Luis Menotti en el banco de Argentina, aunque lo hacía en medio de miles de críticas.
El caos en Bogotá
Argentina llegó a la capital de Colombia luego de su paso por Venezuela, y aunque no contaba con todos los nombres que pasaron se coronaron campeones del mundo en México, ya había una base interesante que podría llamar la atención, pues ese día alineó con: Ubaldo Fillol, Daniel Passarella, Néstor Clausen, Enzo Trossero, Óscar Garré, Ricardo Giusti, Miguel Ángel Russo, Jorge Burruchaga, Diego Maradona, Marcelo Trobbiani y Pedro Pasculli.
Mientras tanto, los cafeteros, que eran dirigidos por otro doctor, Gabriel Ochoa Uribe, múltiple campeón con América de Cali, buscaba controlar a los guachos con otros nombres de peso en el rentado nacional, hombres de jerarquía y fuerza que imponían y con su rudeza podrían detener al mejor jugador en la historia del fútbol.
Los encargados de controlar al Diego fueron Miguel ‘El Nano’ Prince y Nolberto Molina, quienes no desaprovecharon ningún minuto para frenar al entonces jugador del Napoli. En aquel entonces, el juego permitía mayor contacto e, incluso, imprudencias por parte de los rivales, situación que fue evidente en el campo de juego, pues Diego Armando Maradona se llevó más de una patada a Buenos Aires.
En reiteradas ocasiones, el juez tuvo que detener el juego, pero sin sanción, hasta que en el minuto 54′ fue sancionado Nolberto Molina tras una fuerte entrada a Maradona. En ningún momento se vio a Diego quejarse o lamentarse ante las evidentes agresiones, pues su único objetivo era el gol o simplemente, llevar a la Celeste al triunfo.
Como dato no menor, en el entretiempo, Maradona, Bilardo y varios de sus compañeros tuvieron que ser escoltados hasta el túnel de vestuario por la policía colombiana, la cual cubría a los argentinos con los escudos. Desde la tribuna se veía como lanzaban objetos en contra de los mencionados e incluso, en un tiro de esquina varios elementos cayeron en la espalda y cabeza del Diego, sin embargo, en medio de burlas y con las manos arriba, el 10 se limitó a jugar con dichas cosas, dominándolas como cualquier pelota.
El encuentro finalizó 1-3 a favor de Argentina, con doblete de Pedro Pascualli, uno de Burruchaga y claramente, asistencia del Diego, mientras tanto, por Colombia descontó Prince.