La historia de la supuesta “maldición” que habría provocado el temblor del 17 de agosto en Bogotá

La historia se remonta a casi dos siglos atrás, cuando un sacerdote en la capital vaticinó hechos catastróficos para la ciudad

Guardar
Terremoto en Bogotá. 
Foto: SGC
Terremoto en Bogotá. Foto: SGC - Revista El Gráfico (1 de septiembre de 1917)

El sismo del 17 de agosto en la región central del país activó las alarmas en millones de colombianos, quienes permanecen alertas ante las réplicas. Dicho movimiento telúrico trajo a colación una importante historia de larga data, en donde un sacerdote capitalino habría “maldecido” a la capital de la República hace casi dos siglos, anécdota que aún sigue vigente y genera preocupación, pues muchos la señalan como el motivo de los temblores.

Decenas de Bogotanos asistían a misa un día cualquiera de 1817 en la tradicional Capilla del Sagrario, la cual está ubicada frente a la plaza de Bolívar. La eucaristía era oficiada por el recordado sacerdote Francisco Margallo, quien en medio de su prédica envió una temeraria frase que paralizó el lugar.

“El 31 de agosto de un año que no diré, sucesivos terremotos destruirán Santa Fe”.

Dicha frase ha sido tergiversada o interpretada de manera distinta por muchos a lo largo de la historia, algunos capitalinos aseguran que Margallo dijo: “El 31 de agosto de un año que no diré, espantosos terremotos hundirán a Santa Fe”, otros señalan que el cura mencionó: “El 31 de agosto de un año que no diré, Guadalupe y Monserrate hundirán a Santa Fe”.

Respecto a la frase que trae a colación los cerros de Guadalupe y Monserrate, todo tiene que ver con el mito que asegura que Bogotá se encuentra ubicada sobre una laguna, razón por la cual, un sismo de gran magnitud podría ser fatal para la capital supuestamente, resaltando la humedad del territorio que cubre la sabana cundiboyacense.

Pasaron los años y aunque temblaba levemente en Bogotá, nunca se pensó en que la predicción del padre Margallo era real, simplemente se tomó como algo pasajero. No obstante, 90 años después, exactamente el 31 de agosto de 1917; la tierra crujió y los bogotanos salieron despavoridos a las calles, algunos pidiendo ayuda y otros simplemente consternados, pues tan solo eran las 6:36 de la mañana.

Bogotá era pequeña, no era la metrópolis de la actualidad; razón por la cual eran más notorios los daños. Se presume que este terremoto tuvo una magnitud aproximada a los 7.7 grados en la escala de Richter y que no solo fue sentido en la capital, sino también, en Medellín, Tunja, Bucaramanga, Ibagué y Villavicencio.

Algunas personas habrían sufrido ataques cardiacos por el pánico extendido en la ciudad, además de colapsos nerviosos por la vertiginosidad de este momento. Bajo la cúpula de la iglesia de Lourdes en la conocida localidad de Chapinero, al menos seis personas habrían muerto ante la caída de escombros por el impresionante remezón de tierra.

Terremoto 31 de agosto de
Terremoto 31 de agosto de 1917. Foto: SGC (El Gráfico)

La iglesia de Guadalupe en los cerros orientales quedó destruida por el sismo, pues su material no tuvo la resistencia necesaria. El actual palacio presidencial y las edificaciones gubernamentales de la época sufrieron agrietamientos en su fachada, sumado la caída de otras casas a las afueras de la ciudad, que principalmente eran de familias adineradas.

Un escritor anónimo de aquel entonces redactó un largo poema recuperado por el Banco de la República y que fue publicado por la revista satírica Gil Blas el septiembre 3 de 1917.

“Llegó la hora, señores. Preparad vuestros “corotos”. Ya vendrán los terremotos Después de cien mil temblores. A temblar, explotadores; a temblar almas de cieno; y las que guardáis veneno en vuestros labios de rosa y tembláis por cualquier cosa, ya temblaréis de lo bueno”.

Miles de bogotanos salieron a las calles con su fe católica, pidiendo al cielo que no se cumpliera la profecía del padre, en donde se presumía que otros terremotos vendrían. Dicha situación sigue vigente, pues expertos han advertido que las condiciones geológicas de la región podrían provocar en la actualidad un sismo de gran magnitud.

Guardar