Al menos 13 personas han sido atacadas por el mismo perro en el barrio Altamar de la localidad de Kennedy, en lo que va del 2023. El animal, según la comunidad, pertenece a un habitante de calle que, tras la apertura de la Avenida Guayacanes, instaló su cambuche en la zona.
En la entrada, tiene dos letreros en los que advierte que en sus alrededores hay un “perro bravo”, pero lejos de prevenir accidentes, se han registrado ataques múltiples en contra de la comunidad. Incluso, menores de edad que estudian en un colegio ubicado a media cuadra.
Carlos Gutiérrez, abuelo de una de las víctimas, denunció en entrevista para el matutino de Arriba Bogotá que una vez “se le hizo el reclamo, la contestación de él fue con muchas groserías, malas palabras y, más adelante, sacar un cuchillo con el que lo amenaza a uno. Y eso es un problema para toda la comunidad. La agresión es terrible. Sobre todo, teniendo en cuenta que aquí está el colegio, aquí pasan muchos niños y es un peligro, porque al hombre se le hace el reclamo y le contesta a uno con vulgaridades, además de que irrespeta a las señoras también”.
En videos grabados por habitantes del sector, se le ve jugando con al menos dos animales a los que habría adoptado durante su estadía en las calles, pero debido a su temperamento, podrían representar un peligro, más aún estando sueltos.
Villaldina López, propietaria del inmueble ubicado enfrente del cambuche, dijo en entrevista para el medio citado que, además de los canes, “trae mucha comida y a los roedores, los olores, trae mucho reciclaje. Ya los inquilinos, que yo vivo de eso, ellos dicen que ya se quieren ir porque no aguantan más. Los olores ya entran por las ventanas”.
Entrar a su casa se ha convertido en todo un desafío: “Mi esposo pasó con la escalera y gracias a Dios no lo mordió, pero le pegó el ladrido. Y las sudaderas de los niños (del colegio ubicado a unos metros) se las ha roto, porque los inquilinos mismos me han contado sobre todas las personas que ha mordido ese animal y antes tiene letreros grandes de perro bravo”.
Junto a sus mascotas, el habitante de calle habrían llegado hace medio año, cuando inauguraron la Avenida Guayacanes. Según los vecinos, en ese entonces la alcaldesa ordenó desalojarlo y desde entonces se reubicó en la zona.
Desesperados, han intentado ponerse en contacto con la Policía del cuadrante, protección animal e, incluso, la Alcaldía local, pero no han obtenido jamás una respuesta y mucho menos una solución a su problema.
“Nos están echando la culpa de que nosotros le dimos el permios y no. Nos esta perjudicando. Ya los inquilinos dijeron: si no hacen algo nos vamos. Y yo de qué voy a vivir si vivo de eso”, insistió López.
José Germán Patarroyo, también habitante del barrio Altamar, recalcó que al acercarse a la ventana “se ven correr las ratas y ratones (…) he visto niños agarrados de ese perro, mordidos. A una señora le pegó un mordisco en la cadera. Hemos visto situaciones que no están perjudicando bastante”.
¿Qué hacer en caso de ser mordido por un perro en Bogotá?
De acuerdo con el sitio web del MinJusticia, tras ser víctima de un ataque en el que un animal le hay causado lesiones “debe acudir a la Fiscalía General de la Nación y presentar una querella de manera verbal o escrita, en donde narre de forma breve y clara, cómo, cuándo y dónde ocurrieron los hechos”.
Con la querella interpuesta es necesario concretar una audiencia de conciliación, ante la Fiscalía o los Centros de Conciliación autorizados, en donde, de demostrarse la responsabilidad del dueño del animal “la víctima, la Fiscalía o el Ministerio Público, podrán iniciar incidente de reparación integral, con el fin de obtener la reparación de los perjuicios causados”.