Luego de conocerse el macabro crimen cometido por el chef español Daniel Sancho, que confesó haber asesinado y desmabrado en 14 partes al médico cirujano colombiano Edwin Arrieta, tanto las autoridades como los medios de comunicación internacionales le han seguido la pista muy de cerca a cada nuevo dato revelador que surge de esta investigación.
Las consecuencias de este acto violento no han salpicado únicamente a los familiares de los implicados, pues el comercio también se ha visto afectado a raíz de lo ocurrido en el bungalow o habitación donde se alojaba el joven de 29 años y en la que se cometió el crimen.
La propietaria del sitio manifestó que pese a la limpieza que hizo Daniel Sancho en el lugar —en un intento de ocultar las pruebas— y de la realizada por personal del hotel después de que las autoridades tomaran las muestras necesarias, los turistas no han hecho reservaciones de ese bungalow.
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La mujer, dueña del hotel Haad Salad Villa, en la isla tailandesa de Koh Phangan, donde sucedieron los hechos, tomó cartas en el asunto y optó por realizar una limpieza espiritual.
El bungalow en el que, según confesó Daniel Sancho, habría descuartizado a Edwin Arrieta, fue escenario de un ritual budista con el objetivo de apartar los malos espíritus y devolverle la buena suerte al lugar.
Monjes budistas realizaron el ritual en la habitación donde Daniel Sancho cometió el crimen de Edwin Arrieta
Con la investigación en curso y después de haber recabado todas las evidencias necesarias, las autoridades permitieron llevar a cabo una limpieza profunda del bungalow. Por lo tanto, el domingo 13 de agosto, los monjes efectuaron una liturgia en el punto de los hechos, tras haber transcurrido una semana desde que Daniel Sancho fue ingresado en prisión provisional. Él está a la espera de ser juzgado por los acontecimientos, un proceso que casi con seguridad tendrá lugar en septiembre.
Según manifestó el subdirector de la Policía tailandesa en una rueda de prensa el 15 de agosto, se solicitará la pena máxima contra Daniel Sancho: la pena de muerte.
Según la reportera María Álvarez, del programa español Así es la vida de Telecinco, la ceremonia fue realizada por petición de los vecinos cercanos al hospedaje. Allí, los monjes budistas, quienes fueron los únicos en entrar en la habitación tras la Policía tailandesa, abrieron las ventanas de la estancia para ventilarla. Luego, ubicaron diferentes figuras de Buda en el recinto, con las que pretendían ahuyentar los malos espíritus y atraer la buena energía a la estancia.
“Nos explicaba una vecina de la zona, que es una de las propietarias de los establecimientos turísticos, que había sido una iniciativa que partió de ella, que es una persona de creencias budistas, como la mayoría de habitantes de la isla, y creían que era la mejor manera de apartar esos malos espíritus de una casa en la que ha sucedido tan escabroso suceso”, señaló la corresponsal durante una emisión.
El procedimiento culminó cuando los monjes dirigieron a la playa para continuar con sus oraciones y plegarias, buscando purificar completamente el área y así devolver la paz por completo a una zona que fue testigo de un crimen macabro. Este grupo de religiosos ha sido el primero en ingresar al lugar después del crimen, además de la Policía de ese país.
En Tailandia, la mayoría de su población es budista, por lo tanto, este tipo de rituales tiene un significado profundo y es esencial para la comunidad local, la cual entiende que estas prácticas ayudan a restaurar el equilibrio y la paz en la comunidad.