Los presidentes de Colombia, Gustavo Petro, y de Brasil, Luiz Inácio ‘Lula’ da Silva. se reunieron en Belém de Pará con motivo de la Cumbre Amazónica, pero el encuentro no fue del todo fructífero ya que los mandatarios mostraron algunas diferencias sobre la conveniencia de permitir la explotación de hidrocarburos en la selva.
Como antecedente los dos mandatarios se habían reunido en Leticia, en el encuentro denominado “Camino a la Cumbre Amazónica”. Allí el presidente Petro invitó a su homólogo brasileño, Lula da Silva, a reflexionar sobre la conveniencia de permitir la exploración y explotación de petróleo y carbón en la Amazonía. Con esa propuesta se buscó definir algunos de los parámetros que se llevarían a la cita que se realizó entre el 8 y el 9 de agosto en Belém de Pará, en el país vecino.
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Durante esta cumbre no se logró el mayor propósito que se tenía: mostrar que los países vecinos de la cuenca amazónica estaban “unidos por nuestros bosques”; sin embargo, este propósito no quedó claro por los desencuentros que se notaron durante la reunión.
En el encuentro internacional, los presidentes y ministros de Ambiente de los ocho países que comparten la Amazonía buscaban fortalecer diferentes mecanismos de protección al medio ambiente, y así parar con la deforestación de la selva amazónica para el 2030; sin embargo, no se dieron los acuerdos que se tenían planteados.
En la cumbre no quedó plasmada una posición única de los países involucrados en los temas referentes a la extracción petrolera y la deforestación, a pesar que se esperaba llegar a un acuerdo sobre una política unificada para el medio ambiente.
Los países que protagonizaron estos desencuentros fueron Colombia y Brasil, y fueron causados por la posición del presidente Gustavo Petro, quien ha insistido en impedir la extracción de petróleo en la Amazonia, mientras que Lula da Silva no coincide con esta solución.
La evidencia de este hecho quedó plasmada con lo dicho durante su discurso al enfatizar sobre la necesidad de que todas las naciones con incidencia en la selva amazónica vayan dejando atrás sus intereses económicos en torno al petróleo, y se atrevió a llamarlos “negacionistas progresistas”, refiriéndose a los presidentes de izquierda que gobiernan en la región y que insisten en la necesidad de seguir con los proyectos de exploración y explotación de hidrocarburos en la Amazonía.
Además, Petro manifestó que en la región existe un “enorme conflicto ético” y resaltó que las fuerzas progresistas se deberían enfocar en estar “afines a la ciencia” y “pensando en la protección del Amazonas y en la transición hacia una economía descarbonizada”.
Con esta crítica el presidente Petro se refirió de manera indirecta a los presidentes de Brasil, Venezuela, Guyana, Surinam y Ecuador, porque para el mandatario la economía de estas naciones, al igual que la de Colombia, dependen en su mayoría de la extracción petrolera.
Sin embargo, el hecho que causó preocupación fue que el anfitrión del evento, Lula da Silva, no respaldó la posición de su homólogo colombiano. Tanto así que una de las respuestas oficiales del gobierno de Brasil la dio su ministro de Relaciones Exteriores, Mauro Vieira, quien argumentó que no hay “divergencia” con Petro porque “Brasil desde la década de 1970 inició una transición y estoy seguro de que la descarbonización será tema de un documento en el futuro”.
Por estas divergencias se planteó que cada país asuma una transición diferente, y enfatizó que “cada país tendrá que seguir al ritmo que esté a su alcance. Hay muchos países en el mundo que tienen una matriz energética dependiente del carbón y de los combustibles fósiles”.
El Canciller de Brasil dejó claro que el gobierno de Lula da Silva no llevará a cabo la transición ambiciosa propuesta por el presidente Petro.
Por su lado, el presidente de la petrolera semipública brasileña, Petrobras, Jean Paul Prates, aseguró que la propuesta de Petro “no adquirió madurez para ser presentada como ítem de compromiso internacional, ni siquiera en la propia Colombia y mucho menos extendida a los países vecinos”.
Ante estas posiciones de funcionarios brasileños queda claro que Brasil no se unirá a la invitación que el jefe de Estado colombiano le hizo a su par brasileño el pasado mes de julio, cuando le solicitó que reconsiderara el tema de permitir exploración de hidrocarburos en la selva amazónica.
En ese encuentro previo a la cumbre Petro le manifestó a Lula que: “El reto de proteger la vida pasa por discusiones dificilísimas, por ejemplo, ¿vamos a dejar explorar hidrocarburos en la Selva Amazónica? ¿a entregarlos como bloques de exploración?, ¿está ahí la riqueza o está ahí la muerte de la humanidad? Una decisión que tendríamos que tomar en común”.
Otro de los temas que quedó en el aire en la cumbre fue el relacionado con la deforestación, porque los países asistentes no se sumaron a la propuesta colombiana de llegar a una tasa de cero deforestación en 2030.
Cuál fue el antecedente de esta cumbre
En julio pasado se llevó a cabo en Leticia, Colombia, un encuentro previo a la Cumbre por la Amazonía, que se denominó como “Camino a la Cumbre Amazónica”. Allí el presidente Petro dio su posición en cuanto a la extracción de hidrocarburos y la deforestación en el pulmón del mundo.
“Hay otro tipo de desarrollo que tiene que ver con no tumbar el árbol, que tiene que ver con proteger la vida, que pasa por discusiones dificilísimas, por ejemplo: ¿Vamos a dejar explorar hidrocarburos en la Selva Amazónica? ¿a entregarlos como bloques de exploración? ¿está ahí la riqueza o está ahí la muerte de la humanidad? Es una decisión que tendríamos que tomar en común”, sostuvo Petro.
Petro resaltó que durante su Gobierno se ha reducido en un 76% la deforestación de la Amazonía, en comparación con el primer trimestre de 2022. “Para lograrlo hubo que hablar con grupos armados y una de las conversaciones centrales era no deforestar, es decir que de cierta forma la paz está comunicada con la vida, con la posibilidad de defender la selva”, afirmó el jefe de Estado colombiano.
Lula da Silva, por su parte, celebró que por primera vez en la historia los gobiernos de Colombia y Brasil eran progresistas y coincidían en su preocupación por proteger la selva amazónica. “Brasil y Colombia tienen mucho en común. Somos dos grandes democracias pluriculturales, marcadas por el valioso aporte de los pueblos indígenas y afrodescendientes. Y también compartimos el compromiso de llevar la Amazonía al centro de nuestras políticas. Eso es lo que empezamos a construir hoy”, afirmó Lula.
Sin embargo, el mandatario brasileño defendió el derecho de su país a aprovechar los recursos naturales de su territorio, siempre y cuando se respeten los límites ambientales y sociales. “No podemos renunciar al desarrollo económico por el discurso ecologista. Tenemos que encontrar un equilibrio entre preservar la naturaleza y generar empleo e ingresos para nuestra población. Brasil tiene una matriz energética limpia y diversificada, y no vamos a renunciar al petróleo ni al etanol”, dijo Lula.
El encuentro entre Petro y Lula fue el primero de una serie de reuniones bilaterales que se realizarán antes de la Cumbre Amazónica, que reunirá a los ocho países que comparten el bioma amazónico: Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela. El objetivo es definir una agenda común para enfrentar los desafíos ambientales, sociales y económicos que plantea la conservación de la mayor selva tropical del mundo.