Un estudio de la Universidad Nacional demostró que en el país ya están circulando 47 nuevas sustancias psicoactivas, pero aún no se tiene certeza sobre cómo las fabrican. La investigación encontró que existen cerca de 32 sustancias con las que estas drogas se “rinden”, entre ellas, acetaminofén, ibuprofeno, tramadol e incluso ketamina (fármaco veterinario), además de algunos medicamentos usados para trastornos mentales.
Para el estudio la Universidad analizó a fondo los componentes con los que se están fabricando estas drogas, empleando material incautado en Bogotá, Medellín y Cartagena que le facilitó la Fiscalía General de la Nación y la Policía Nacional. En las 146 muestras tomadas se encontraron tres grandes grupos de drogas: ketamina, metanfetamina y éxtasis, que en muchas ocasiones estaban mezcladas para potenciar el efecto.
Además, dentro de las cerca de 32 sustancias –que incluyen los medicamentos de uso común mencionados– también hay algunas muy similares a la ketamina, que les sirven a los fabricantes para engañar a las autoridades, ya que no son compuestos fiscalizables o imputables, y después de que “pasan” los usan para rendir la ketamina y hacer drogas como el tusi, así lo informó Unimedios.
El tusi o cocaína rosa
La producción del tusi, o cocaína rosa tiene de todo un poco, es un coctel en el que los fabricantes clandestinos buscan rendir el producto y que sea rentable e, incluso, tienen sustancias que en el país no son drogas fiscalizables o que son fáciles de conseguir en cualquier droguería.
Según la corporación Acción Técnica Social, que trabaja por mejorar las políticas de drogas en Colombia, el tusi que circula en el país solo tiene un 20 % de 2-CB, compuesto químico que le da nombre, y las demás son sustancias ajenas.
“La colorimetría es un método que les sirve a las autoridades para detectar cocaína y otras drogas naturales, y que seguramente muchos han visto en programas como Alerta aeropuerto, pero que no identifica las nuevas drogas sintéticas, debido, entre otras cosas, a que en la producción se usan muchos compuestos químicos similares”, explica el investigador.
Por eso, esta primera caracterización resulta fundamental para el perfilamiento de las nuevas drogas y sus componentes. Para ello se utilizó la técnica de “cromatografía líquida y de gases acoplada a espectrometría de masas de alta resolución”, que es una de las más empleadas en estos análisis.
“Estos aparatos facilitan ver la ‘huella dactilar’ de las sustancias con las que se producen las drogas sintéticas, para luego hacer una correlación en programas estadísticos como Rstudio, en el que, según lo que se encuentre, se hacen escalas que muestran el orden y la cantidad de cada sustancia”, aseguró el magíster en Química.
Luego añadió que “una de las posibles explicaciones del uso desmedido y falto de regulación que ha tenido la ketamina –el principal compuesto para fabricar el tusi– serían las rutas de distribución desde países asiáticos, en donde el producto se hace y comercializa de manera fácil y económica.
“Los consumidores de estas drogas no tienen en cuenta que aunque una dosis puede resultar inofensiva, realmente no saben a qué se exponen, pues son un coctel de sustancias desconocidas; es como cuando la gente se automedica, pero a un nivel mucho mayor y más riesgoso”, explicó el experto.
En el último reporte de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc) se identificaron 1.124 nuevas sustancias psicoactivas en el mundo, la mayoría de origen sintético, lo que quiere decir que se producen en laboratorios por medio de procesos químicos para reproducir la sensación de euforia, tranquilidad o placer en quien consume.
De acuerdo con la misma agencia, Colombia registró en 2022 niveles históricos de producción de cocaína, por lo que no es extraño que las autoridades la tengan como la principal droga a detectar, al igual que la marihuana o la heroína; sin embargo, el mercado de las drogas sintéticas está creciendo muy rápido, ganando cada vez más “adictos” y laboratorios clandestinos.