Este 8 de agosto la Sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior de Barranquilla expulsó a Hernán Giraldo, alias el Taladro o el Patrón, por violar a por lo menos cuatro menores de edad mientras estaba recluido en las cárceles de La Ceja e Itagüí, en Antioquia, y Modelo, en Barranquilla.
De acuerdo con las autoridades, la proxeneta Noralba Vasco ‘reclutaba’ a las menores de edad que le llevaban el Taladro durante las visitas para que el exparamilitar las violara en los centros de reclusión.
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El diario barranquillero El Heraldo tuvo acceso a uno de los testimonios de las víctimas de abuso sexual por parte del paramilitar. En el relato una niña que tenía 14 años para la fecha de los hechos dijo:
“En el año 2007 traen al señor Hernán Giraldo Serna para la cárcel Modelo de Barranquilla y este señor me mandó razón que tenía que viajar a la ciudad de Barranquilla e ingresar a la cárcel La Modelo para seguir teniendo relaciones sexuales con él. Creo que fue en agosto o septiembre de 2007″.
La víctima dijo que al centro penitenciario la llevaba Daniel Eduardo Giraldo Contreras, hijo del Taladro, y parecía que los guardias del Inpec tenían órdenes de dejarlos entrar sin ningún problema y que incluso ingresaban a altas horas de la noche.
“Recuerdo que el día que entré eran como a las 8 de la noche y como a las 10 de la noche entró un grupo especial del Inpec a realizar una requisa en la cárcel y me tuvieron que sacar por la parte de atrás de la cárcel, ese día tuve relaciones con el señor Hernán Giraldo Serna en una habitación donde a él lo tenían recluido”, le dijo la víctima a las autoridades.
La menor, oriunda de Santa Marta, agregó que en el mismo año tuvo otro encuentro sexual con el excomandante paramilitar en la misma cárcel y a la misma hora. Al culminar los actos sexuales, el hijo de el Taladro la llevó hasta un hotel, donde pasó la noche y al día siguiente se regresó para su ciudad en un bus intermunicipal.
En otro de los testimonios en poder de la justicia, una de las víctimas dijo que Hernán Giraldo la accedió carnalmente en la cárcel de Itagüí (Antioquia), a donde la llevaban todos los domingos durante varios meses antes de que lo trasladaran a Barranquilla.
“Tocaba lo mismo de siempre, yo estaba ya acostumbrada, y todos los meses me aplicaban la inyección para evitar el embarazo, el señor nunca utilizó preservativo, él siempre que abusó de mí estaba en sano juicio, yo nunca lo vi tomando licor”, sostuvo.
De acuerdo con Norma Vera, investigadora de conflicto armado, el excomandante paramilitar es un pedófilo, que exigía que sus víctimas fueran niñas menores de 14 años y que llegó a violar a más de 200 cíctimas, de las cuales 167 estaban en el rango de edad de su preferencia.
Una de las víctimas del depredador sexual relató a Noticias Caracol: “Yo solamente era una niña cuando este señor, si se puede llamar así a un ser tan despreciable, que abusó de mí a mi corta edad, cuando tenía tan solo 13 años. Nunca lo pude denunciar a pesar de que me arruinó mi vida, por miedo, como les pasa a muchas de las víctimas, porque acá en Santa Marta todavía vive toda su familia, sus hijos y uno se tiene que callar. No queremos que vuelva, él es un monstruo”.
Producto de las violaciones sistemáticas, se estima el nacimiento de más de 60 bebés y decenas de abortos; a los nacidos, el Taladro los instruyó en el camino de las armas para que heredaran su poder paramilitar en la Sierra Nevada de Santa Marta.
“El uso del cuerpo de la mujer como vehículo de trasmisión generacional del linaje para poder perpetuar su control en el territorio, de hijos consanguíneos que representaran su modelo y política ideológica de guerra”, sostuvo Vera.
En otro de los tantos casos de violación del pedófilo paramilitar, la víctima tenía 15 años y vivía junto a sus padres en una finca cercana a una propiedad que tenía el depredador sexual en la Sierra Nevada de Santa Marta. Hasta el lugar llegó Noralba Vasco, quien la obligó a presentarse en la casa del Taladro.
“Cuando llegamos, entramos a la habitación de ese señor. Ingresé al baño y recuerdo que sacó un dinero para dárselo a ella y me dejó ahí sola encerrada con él en esa habitación y fue cuando me agredió sexualmente”, relató.
La mujer afectada dijo que ingresar a la cárcel era fácil, ya que los guardias conocían a la proxeneta, quien con solo mencionar una frase tenía acceso inmediato. “Había una mujer de tez morena y alta, que era la que estaba haciendo el control. Recuerdo que se acercó, me tocó por la cintura, por encima de mi ropa y recuerdo que Noralba dijo ‘Justicia y Paz’ e inmediatamente abrieron la puerta y seguimos. Osea a mí no me preguntaron quién era o si era menor de edad”, dijo.
De acuerdo con el relato de la víctima, cuando el pedófilo paramilitar fue extraditado a Estados Unidos, sus subalternos en Colombia la obligaban a ella y otras niñas a desnudarse, para tomarles fotos y enviarlas al Taladro en la cárcel estadounidense.
Las autoridades constataron que los crímenes sexuales cometidos por Hernán Giraldo fueron posterior a acogerse al proceso de Justicia y Paz, después de su desmovilización, y de esa manera infringió las normas impuestas por la ley de sometimiento, lo cual causó su expulsión del proceso.
En medio del proceso, la Fiscalía también investigará a funcionarios del Inpec que propiciaron el ingreso de las menores de edad y encubrieron las violaciones que ejecutaba el paramilitar en las cárceles de Antioquia y Barranquilla.
Otra de las investigadas es la proxeneta Noralba Vasco, quien según la Fiscalía “Llevó a las víctimas a los establecimientos carcelarios y gestionó las entradas para que continuaran los encuentros sexuales. Los registros de las cárceles de La Ceja e Itagüí (Antioquia), y La Modelo de Barranquilla, donde estuvo Giraldo Serna, evidencian múltiples ingresos de las niñas”.
El ente acusador agregó que la procesada habría presentado documentos falsos que la acreditaban como la madre de las niñas para hacerlas ingresar a las cárceles como ahijadas del denominado ‘Señor de la Sierra’.