Despúes de las últimas incautaciones de fentanilo en Colombia por parte de las autoridades, el pasado 7 de agosto durante la ceremonia del primer año de Gobierno, Gustavo Petro se refirió a esta droga que parece tomar fuerza en las capitales del país. “Uno de los peores males de la humanidad” fueron las palabras del mandatario para referirse a la necesidad de una política de salud pública que anticipe los estragos que puede causar esta sustancia en el país.
Causó curiosidad que el Presidente hiciera referencia a esta droga, después de que las autoridades y el mismo fiscal general Francisco Barbosa, hayan informado en varias oportunidades que en el país no se tienen registros de laboratorios de fentanilo. Sin embargo, las cifras de los últimos años reflejarían otro panorama.
Según estadísticas de las autoridades, entre 2018 y julio de 2023, se han logrado completar 78 incautaciones de ampolletas con fentanilo. Aunque se ha hablado de que no se trata de la misma sustancia que tiene en alerta a países como Estados Unidos, donde mueren más de 100 mil habitantes cada año por su consumo, lo cierto es que el número de casos de decomisos de fentanilo ha aumentado año tras año
El 2018, año en el que se conoció del primer cargamento de ampolletas de fentanilo, cerró con 10 casos; en los 12 meses de 2019 fueron reportados otros 9, mientras que en 2020 la cifra aumentó a 12. Para el 2022, fueron incautados otros 12 cargamentos de esta sustancia.
Pero el miedo estaría concentrado en el número de incautaciones que las autoridades han reportado en los siete meses que van del 2023. En el país ya van 15 incautaciones en 7 departamentos, con un decomiso de al menos 1.384 ampolletas de fentanilo.
Ante la incertidumbre, el martes 8 de agosto, el director de la Policía Nacional, general William René Salamanca, informó que aunque no existe “información de su comercialización o su mezcla en Colombia”, desde ya empiezan a prepararse ante una amenaza de salud y orden público, por lo que han solicitado que lleguen delegaciones de agencias norteamericanas como la DEA y la CIA, que son pioneras en la investigación y desmantelamiento de estructuras del narcotráfico.
Incluso, la situación ha generado pronunciamientos como el del ministro de Justicia, Néstor Osuna, quien mostró con preocupación el panorama actual en el país. “No podemos pasar por alto que el consumo de fentanilo en Colombia ha aumentado y, sobre todo, que es una droga con un riesgo de mortalidad muy grande, una sobredosis puede llevar a la muerte, casi que de inmediato, estamos por ahora haciendo grandes esfuerzos de capacitación a funcionarios del aparato sanitario, hospitales, farmacias, a operadores judiciales, para que aprendan a distinguir a ese tipo de personas que han consumido esta sustancia para prestarle ayuda de manera inmediata”, señaló en los últimos días.
El problema se agravaría aún más, porque el fentanilo puede comercializarse en las calles en varias presentaciones, lo que hace más difícil su identificación e incautación. Según indican los expertos, esta sustancia podría camuflarse en comprimidos, en cigarrillos electrónicos e incluso en impresiones en papel. Sin embargo, las autoridades señalan que las incautaciones de los últimos años han sido ampolletas de fentanilo de uso médico.
También preocupa que esta sustancia estaría formando estructuras criminales por el alto valor monetario que está tomando en el mercado. Por ejemplo, cuentan las autoridades que el precio podría haber incrementado en más del doble en un periodo de tres meses. Es decir, mientras en abril de 2023 una ampolleta podía costar 40 mil pesos, al día de hoy su precio oscila sobre los 100 mil pesos.