El primer año de la gobernabilidad de Petro

La oposición no ha logrado encontrar un liderazgo único que permita construir una agenda común ante la opinión pública más allá del antipetrismo y la resistencia a las reformas. Esto ha llevado a que, en el posuribismo, tanto Álvaro Uribe como sus esbirros hayan perdido fuerza en ese liderazgo

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Esteban Salazar Giraldo, coordinador de Democracia y Gobernabilidad de la Fundación Paz y Reconciliación (Pares).
Infobae.
Esteban Salazar Giraldo, coordinador de Democracia y Gobernabilidad de la Fundación Paz y Reconciliación (Pares). Infobae.

Aunque un año pareciera una eternidad para quienes les arrebataron el poder, ha sido apenas un suspiro para quienes lo están arañando. Desde la Fundación Paz y Reconciliación se construyó un importante informe con el balance del Gobierno de Gustavo Petro y Francia Márquez. Especialmente, en este artículo me centraré en la gobernabilidad del presidente, en tres frentes importantes: I) El Gabinete; II) El Congreso y III) La oposición.

El Gabinete

Los primeros cien días de Gobierno, Gustavo Petro le apostó a un gabinete diverso y heterogéneo, pero altamente desarticulado. Del total de los 18 ministerios, 7 estaban en cabezas de ministros y ministras de tendencia independiente; además, había representación de partidos políticos como Conservador y la U en carteras como el Ministerio de Transporte y las TIC, respectivamente; y por supuesto, representación de la Colombia Humana, la UP y el partido Comunista.

Este equipo logró dar resultados fundamentales en materia como la Reforma Tributaria, la aprobación del Acuerdo de Escazú y la aprobación de la Paz Total, especialmente en representación de ministros y ministras como José Antonio Ocampo, de Hacienda; Susana Muhamad, de Ambiente e Iván Velásquez, de Defensa.

Sin embargo, ante la ruptura de la coalición de Gobierno dentro del Congreso desde principios de 2023, el presidente Petro decidió hacer 11 cambios en su gabinete correspondiente a 3 razones fundamentales:

1. Ausencia de cohesión ideológica (3): a pesar de que el presidente Petro intentó, por medio del nombramiento de ministros y ministras independientes de centro, enviar un mensaje de moderación y tranquilidad al país, estos ministros le generaban una imagen diversa, pero poco cohesionada. Por tal razón, dentro de los remezones que se realizaron salieron perfiles como los de Cecilia López del Ministerio de Agricultura, Alejandro Gaviria del Ministerio de Educación y José Antonio Ocampo del Ministerio de Hacienda.

2. Ausencia de resultados para las expectativas del presidente Petro (6): se trata de casos como los de María Isabel Urrutia en el Ministerio del Deporte, quien además resultó involucrada en investigaciones judiciales por presuntas irregularidades de contratación pública; Patricia Ariza, en el Ministerio de Cultura; Alfonso Prada, Ministerio del Interior; Carolina Corcho, Ministerio de Salud; Arturo Luna, Ciencia Tecnología e Innovación e Irene Vélez, Ministerio de Minas y Energía.

3. Representación de partidos (2): son aquellos ministros y ministras que pertenecían a cuotas políticas de partidos como el Partido de la U y el Partido Conservador que se declararon en Independencia y no podían tener participación dentro del Gobierno. Estos tenían, respectivamente, carteras ministeriales en Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) con Sandra Urrutia y en Transporte con Guillermo Reyes.

Variación en la composición del gabinete para el primer año del presidente Gustavo Petro por tendencia ideológica/representación partidista.
(Fuente: Democracia y Gobernabilidad. Fundación Paz y Reconciliación)
Variación en la composición del gabinete para el primer año del presidente Gustavo Petro por tendencia ideológica/representación partidista. (Fuente: Democracia y Gobernabilidad. Fundación Paz y Reconciliación)

Así las cosas, el Gobierno Petro se aleja de la idea de un gabinete más independiente y diverso, hacia uno más homogéneo y cohesionado al finalizar su primer año. Esto ha generado una reacción importante por parte de la opinión pública, donde se han generado críticas a la gestión del Ejecutivo por los problemas asociados a los traumatismos que traen estos cambios y que afectan las curvas de aprendizaje de los funcionarios públicos, así como la seguridad jurídica y legitimidad institucional. Críticas que han hecho eco en la oposición y que han llevado también a ataques desproporcionados en lo que el presidente Petro ha llamado indicios de un “golpe blando”. Esto ha servido también para consolidar desde el presidente Petro la narrativa de la “radicalización democrática”, como respuesta para defenderse ante los ataques de la oposición a su Gobierno y en lo que sería su estrategia para consolidar su gobernabilidad.

Esta estrategia se centra en mantener la agenda frenética en la que ha mantenido a la opinión pública desde su posesión, al tiempo que no está dispuesto a establecer prioridades en dos o tres asuntos, sino que seguirá impulsando una especie de “todo en todas partes al mismo tiempo”; múltiples frentes de batalla con “alfiles” mejor dispuestos a darse las peleas más duras o que tienen experiencia dándolas desde el Ejecutivo, sacando victorias parciales y convocando cada vez más en las calles el apoyo a su Gobierno.

El Congreso

Como se mencionó anteriormente, en su primer año de relación con el Congreso de la República, el presidente Gustavo Petro obtuvo importantes victorias tempranas con la aprobación de proyectos claves como la ratificación del Acuerdo de Escazú, reforma tributaria, Presupuesto General de la Nación, ley de Paz Total, el Plan Nacional de Desarrollo y la creación del Ministerio de la Igualdad. Sin embargo, poco a poco, en el primer semestre de 2023, con la perdida de operadores políticos hábiles como el expresidente de Congreso, Roy Barreras y el exministro del Interior, Alfonso Prada; a la par de un incremento en la resistencia de los partidos tradicionales que hacían parte de la coalición de Gobierno (Partido de la U, Partido Conservador y Partido Liberal) para tramitar las reformas, el Gobierno Nacional fue teniendo derrotas sensibles. Estas se reflejaron, por ejemplo, en el archivo de tres proyectos insignia: Ley de Sometimiento, Ley de Humanización Penitenciaria y Reforma Laboral.

Fuerzas en Cámara de Representantes.
(Fuente: Fundación Paz y Reconciliación / Cámara de Representantes y Consejo Nacional Electoral).
Fuerzas en Cámara de Representantes. (Fuente: Fundación Paz y Reconciliación / Cámara de Representantes y Consejo Nacional Electoral).
Fuerzas en Senado de la República
(Fuente: Senado de la República y Consejo Nacional Electoral / Fundación Paz y Reconciliación).
Fuerzas en Senado de la República (Fuente: Senado de la República y Consejo Nacional Electoral / Fundación Paz y Reconciliación).

Todas estas tensiones resultaron en una ruptura de la coalición de Gobierno para la segunda legislatura con la salida de La U y del Partido Conservador, los cuales saltaron a la Independencia. Esto generó que en Senado el presidente Petro perdiera mayorías tanto en la presidencia de la corporación, después de la elección de Iván Name, como en las comisiones primera, segunda y cuarta. Esto sumado a que, si bien obtuvieron la presidencia de la Cámara de Representantes, perdieron mayorías en las comisiones quinta y sexta, lo que se traduce en dificultades para la aprobación de proyectos como la ley de sometimiento, Humanización Penitenciaria, Cannabis de uso adulto, código minero, reforma agraria y la reforma a los servicios públicos.

La Oposición

De acuerdo con el estatuto de la oposición al cierre del primer año de Gustavo Petro y Francia Márquez, hay siete (7) partidos opositores al actual Gobierno, estos son: Centro Democrático, Cambio Radical, Liga Gobernantes Anticorrupción, Verde Oxígeno, Salvación Nacional, Nueva Fuerza Democrática, y Creemos Colombia. Además de ello, los partidos Conservador y La U decidieron cambiar su declaración al pasar de Gobierno a ser Independientes, como se mencionó en el apartado anterior. Con esto, el Gobierno pasó de contar con una aplanadora liderada al principio por Roy Barreras a tener ahora un posible bloqueo político en la discusión de las reformas por la ausencia de mayorías.

Aunado a lo anterior, en términos políticos, la oposición no ha logrado encontrar un liderazgo único que permita construir una agenda común ante la opinión pública más allá del antipetrismo y la resistencia a las reformas. Esto ha llevado a que, en el posuribismo, tanto Álvaro Uribe como sus esbirros hayan perdido fuerza en ese liderazgo no solo por la decadencia del expresidente, sino también porque el presidente Petro ha concovado a personajes como José Félix Lafaurie a participar de la negociación con el ELN, lo que ha neutralizado al Centro Democrático en sus críticas.

Otros dos liderazgos que han surgido y que tampoco logran cohesionar a la oposición son los de Germán Vargas Lleras, que ha resurgido desde su columna en El Tiempo, así como dentro de su propio partido Cambio Radical, para hacer una resistencia prácticamente a todas las reformas del Gobierno. Además de César Gaviria, jefe del partido Liberal, que se ha encontrado recientemente con la resistencia de varios de sus copartidarios por su forma de manejar el partido.

Sin embargo, ninguno de estos ha logrado convocar a la totalidad de la oposición en una bandera.

Y, finalmente, también se ha observado una oposición que más que de control institucional se ha convertido en una agenda política, se trata del fiscal Francisco Barbosa y de la procuradora Margarita Cabello, quienes vienen de haber sido funcionarios del Gobierno de Iván Duque y parecieran más interesados en sabotear el proceso de Paz Total y la nueva apuesta de enfoque de seguridad del Gobierno que en ejercer sus funciones desde la independencia.

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