El manejo de la protesta social en Colombia: un año de transformaciones

Una característica interesante de este periodo es el cambio en la dinámica de la movilización. Tanto la derecha como los sectores afines al Gobierno han recurrido a la protesta como una forma de expresión y apoyo a sus respectivas agendas

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Juan Manuel Torres Erazo, Coordinador de la oficina en el Pacífico de la Fundación Paz y Reconciliación (Pares).
Infobae.
Juan Manuel Torres Erazo, Coordinador de la oficina en el Pacífico de la Fundación Paz y Reconciliación (Pares). Infobae.

En un país agitado como Colombia, el manejo de la protesta social se ha convertido en un desafío central en la esfera política, especialmente tras el estallido social de 2021 que quedará en los libros de historia como el punto de inflexión en la percepción de la protesta social y en el que se sembró la semilla de las reconfiguraciones de los procesos políticos.

A un año de iniciado el Gobierno de Gustavo Petro, es importante analizar cómo ha abordado esta compleja dinámica, considerando cambios significativos en el respeto por los derechos humanos, el fomento del diálogo social y la búsqueda de soluciones a las conflictividades. El propio presidente ha destacado en las redes sociales la movilización del pueblo como motor del cambio, acentuando la importancia de la participación ciudadana en la construcción de un futuro transformador.

Movilización social y cambio político:

El año 2021 marcó un hito en la historia de Colombia con masivas movilizaciones que influyeron en el ascenso de Gustavo Petro y Francia Márquez al poder. Esta ola de protestas culminó en la elección del primer gobierno de izquierda en Colombia, evidenciando que la movilización social puede catalizar cambios políticos significativos.

Un año después de la llegada de Gustavo Petro a la presidencia, se plantea la interrogante sobre el manejo de la protesta social en el país. El presidente ha enfatizado en redes sociales que la movilización del pueblo es un motor del cambio, subrayando la importancia de la participación ciudadana en la transformación del país.

Una característica interesante de este periodo es el cambio en la dinámica de la movilización. Tanto la derecha como los sectores afines al Gobierno han recurrido a la protesta como una forma de expresión y apoyo a sus respectivas agendas. Esta nueva dinámica refleja una evolución en la cultura política del país, permitiendo que diferentes voces sean escuchadas.

El Gobierno de Petro ha mostrado avances en el manejo de la protesta social, se ha observado un mayor respeto por los derechos humanos durante las manifestaciones, con una disminución de la violencia policial y una reducción en el uso de la UNDMO (Unidad Nacional de Diálogo y Mantenimiento del Orden - anterior ESMAD) en comparación con años anteriores.

Diálogo social y respuestas a las demandas:

El diálogo social es en una herramienta clave para abordar las demandas de las y los manifestantes. La “viceministra del diálogo social, la igualdad y los derechos humanos” Lilia Solano ha desempeñado un papel activo en facilitar el diálogo entre el Gobierno y las comunidades movilizadas.

La articulación interinstitucional que adelanta el Ministerio del Interior ha permitido respuestas rápidas para la búsqueda de soluciones a las problemáticas planteadas, como ha pasado con las movilizaciones en el norte del Cauca, el caso de Los Pozos en Caquetá, el Paro Minero en el Bajo Cauca antioqueño, las reclamaciones de los arroceros en Casanare, los constantes bloqueos de la vía a la ciudad-puerto de Buenaventura, etc.

A pesar de los avances, persisten desafíos en el manejo de la protesta social, es el caso del Congreso de la República que aún no ha avanzado en la tramitación de la ley estatutaria que regule el derecho a la protesta pública y pacífica, lo que revela una desconexión entre el marco legal y la realidad en terreno.

También existe la amenaza de futuras movilizaciones por parte de diferentes sectores, lo que pone a prueba la capacidad estatal para mantener la estabilidad. Un ejemplo son las recientes declaraciones de Henry Cárdenas, presidente de Fedetranscarga, a la W Radio, que ante la posibilidad de un paro de transportadores dijo que “son tantos los problemas que hay, sobre todo en el sector transporte que seguramente no dentro de mucho la gente tendrá que parar”.

A un año del Gobierno de Gustavo Petro, Colombia ha experimentado cambios significativos en el manejo de la protesta social. El respeto por los Derechos Humanos, la promoción del diálogo y la búsqueda de soluciones han marcado una nueva era en la relación entre el Ejecutivo y la sociedad civil. Si bien persisten desafíos, el enfoque en el diálogo y la participación ciudadana abre un camino hacia una democracia más inclusiva y respetuosa de los derechos fundamentales.

La participación de la oposición en este panorama no puede ser pasada por alto, pues la protesta y la movilización se han convertido en herramientas políticas para ellos, permitiéndoles expresar sus desacuerdos y presionar por sus demandas. A medida que el Gobierno se esfuerza por mantener un equilibrio entre las voces divergentes y la estabilidad institucional, la oposición también juega un papel vital en el escenario de la protesta social y tenemos la responsabilidad de mantener un ambiente de diálogo constructivo y respeto mutuo

El país se encuentra en una encrucijada, donde la movilización social puede ser una fuerza impulsora de transformación, siempre y cuando se mantenga un equilibrio entre las demandas legítimas y la estabilidad institucional, convirtiendo el diálogo en una herramienta para canalizar las desigualdades históricas del país. El Gobierno de Petro ha dado pasos importantes en esta dirección.

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