Desde el inicio de su campaña, una de las propuestas económicas en que más ha insistido el presidente Gustavo Petro es que Colombia reemplace las divisas del petróleo y los hidrocarburos por los ingresos generados en otros sectores, especialmente el turismo. El objetivo, de acuerdo con el jefe de Estado colombiano, es apostarle a un modelo económico sostenible e independiente de los combustibles fósiles como ingreso económico para el país.
Según ha explicado el mismo mandatario en diversos escenarios, esa transición debería efectuarse en el corto plazo, impulsada por un aumento significativo en la llegada de visitantes extranjeros cuyo dinero permita cambiar la industria extractiva por la del turismo.
“El turismo extranjero, que representa una transferencia de riqueza del mundo hacia acá, equivale económicamente a una exportación. El turismo extranjero que llega a Colombia podría ser, en el corto plazo, un sustituto parcial, pero importante, de la economía fósil de la cual dependemos. Así de simple”, expuso el presidente Petro el 25 de agosto de 2022 durante el Congreso Nacional de Agencias de Viajes y Turismo de Anato.
¿Pero es realmente posible pasar de una economía extractivista a una basada en el turismo? A un año del inicio del Gobierno de Gustavo Petro, diferentes analistas sacaron sus calculadoras para examinar qué tan factible es cambiar los ingresos del petróleo por los del turismo en el país y qué puntos se necesitarían considerar a la hora de poner en marcha la iniciativa.
Para María Claudia Lacouture, exministra de Comercio, Industria y Turismo, y actual presidenta de la Cámara de Comercio Colombo Americana (AmCham Colombia), aunque el sector turístico está lleno de “oportunidades”, usarlo como reemplazo de una economía extractivista “es poco viable a corto plazo” si no se cuenta “con los recursos económicos necesarios”.
En sus palabras, si se pone en contexto el panorama, “el sector petrolero aporta hoy alrededor del 55% del PIB (Producto Interno Bruto) nacional. El turismo, de acuerdo con las Cuentas Satélite de Turismo del Dane (Departamento Administrativo Nacional de Estadística), en 2022, aportó el 2.1% del PIB”.
En el primer trimestre del 2023, mientras la explotación de minas y canteras (que incluye la extracción de carbón y petróleo) creció un 3.6% respecto al mismo periodo de 2022 -de acuerdo con las cifras del Dane-, contribuyendo así 0.2 puntos porcentuales a la variación anual del Producto Interno Bruto (PIB), las actividades de comercio al por mayor y al por menor (que incluyen aspectos relacionados con el turismo como transporte, alojamiento y servicios de comida), tuvieron un aumento de tan solo el 0.5% respecto al año anterior, contribuyendo así 0.1 puntos porcentuales a la variación anual del PIB del 2023.
“No se puede hacer transición energética si no se tiene transición fiscal. Si no se logra sustituir los ingresos no se podrá hacer la transición. Sustituirlo va a ser muy difícil. Hay sectores que generan empleo, pero desde el punto de vista fiscal no son fuertes”, aseguró Lacouture a Infobae Colombia.
Michael Ortegón, especialista en macroeconomía y coyuntura política, y actual decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Uninpahu, coincidió con la postura de la exministra de Comercio al sostener que reemplazar un sector económico por otro en el corto plazo no es posible, y más si se tiene presente que no todos los factores económicos “son sustitutos perfectos”.
“Si se sigue tal perspectiva, los costos de transferencia de factores productivos de un sector al otro serían demasiado altos, ignorando que no todos los trabajadores o factores económicos requeridos para la producción de petróleo y carbón son sustitutos perfectos para el sector turístico”, señaló Ortegón en su diálogo con Infobae Colombia.
El especialista explicó que para que Colombia deje de depender de una economía extractivista, el Gobierno nacional necesita “planes concretos de la transición”, para no terminar dependiendo únicamente del turismo y, por ende, asumir el riesgo de que el sector no sea “tan exitoso como se cree”.
“Lo más pertinente no es pensar en cuál será el sector que releve, sino en cuáles mercados, en conjunto, pueden incrementar la producción e ingresos en el país. Ya sea el turismo u otros, todo forma parte de la discusión y de la consolidación de un plan sólido de inversiones e incentivos empresariales. Colombia no puede seguir planteando dependencia de ningún sector, por más que el turismo esté creciendo a tasas altísimas”, sentenció.
La directora ejecutiva de la Organización Mundial del Turismo (OMT), la colombiana Natalia Bayona, conceptuó que, aunque dicha transición sí es posible, no puede pensarse en el corto, sino en el mediano plazo.
Para Bayona, el punto principal al que tendría que apostarle el Gobierno para pasar de una economía extractivista a una basada en el turismo es convertir el apoyo al sector en una política de Estado.
“Eso es posible (pasar de una economía petrolera a una turística), siempre y cuando sea una política de Estado. ¿A qué me refiero? El turismo claramente puede reemplazar a los hidrocarburos. Eso es posible en el mediano plazo, no en el corto, porque claramente uno no puede romper una economía para que automáticamente al día siguiente se complemente con otro. Eso tiene una transición, no puede ser de un día para otro”, explicó la directora ejecutiva de la OMT a Infobae Colombia.
“Si el turismo es una política de Estado, si el país respira turismo de principio a fin va a ser posible hacer esa transición, pero eso implica muchos cambios”, aseveró.
Más inversión en infraestructura, educación y seguridad
El más reciente informe de la Organización Mundial del Turismo (OMT) reveló que Colombia fue el tercer país de la región que pudo superar las cifras prepandemia de turismo. Según Migración Colombia, el país cerró el 2022 con 4.6 millones de viajeros internacionales, lo que representó un 1.7% más que la cifra alcanzada en 2019, convirtiéndose así en el mejor año del turismo para el país.
El Banco de la República dio a conocer que en 2022 Colombia recibió US$ 7.368,1 millones por concepto de pasajeros y viajes, el monto en divisas más alto que ha obtenido el país en los últimos años.
Aunque estas son cifras considerables, especialmente tras la pandemia por covid-19, la exministra Lacouture subrayó que para ejecutar la llamada transición, Colombia necesita “una política pública enfocada y con prioridad en el turismo”.
“Se supone que es una política de Estado, pero faltan las herramientas y prioridades para que se refleje en acciones reales. Es importante invertir y estimular, con visión y ambición de largo plazo”, indicó a Infobae Colombia la también presidenta de AmCham Colombia.
Pese a que el Gobierno no ha dado a conocer la ruta con la que planea ejecutar la llamada transición (Infobae Colombia solicitó detalles al Ministerio de Comercio, pero no recibió respuesta), el director de la Corporación Turismo, Paz y Desarrollo, Javier Gómez, coincidió con los demás especialistas en que antes de pensar en convertir el turismo en la base económica del país -ya sea de manera total o parcial-, la administración nacional debe invertir en aspectos como la infraestructura y conectividad de las regiones.
“Faltan elementos, como la infraestructura turística, que hacen competitivo el sector. (...) Hay que organizar el tema del transporte terrestre para los turistas, que realmente no existe en Colombia. En Europa y otros países, las personas tienen la opción de viajar o por tierra o en avión. Hay que ver qué ganchos o motivaciones puedes tener”, señaló.
Para la directora ejecutiva de la OMT, en el marco de esa iniciativa también es esencial fortalecer y permitir la creación de nuevas carreras técnicas para que cualquier persona vinculada al sector turístico se pueda formalizar. “Hay que vincular a la gente que no tenga acceso a estudios. Que puedan estudiar fácilmente turismo”, apuntó Bayona a este medio.
La generación de empleo y la seguridad son otros de los elementos que, según coincidieron los expertos, permitirían impulsar el turismo y una eventual transición energética en el país. Es así como señalan que los diálogos de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y cualquier otro grupo armado en general, no solo contribuirían al “desarrollo sostenible” del sector -de acuerdo con Gómez-, sino que también, mejorarían -en palabras del decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la Uninpahu- la “reputación de algunos destinos turísticos”.
“También urge fomentar la transformación digital en este sector. La rapidez con que, tanto el Gobierno como las empresas prestadoras del servicio y los clientes, se adapten a la era digital influirá en la competitividad de la industria”, agregó la exministra de Comercio y actual presidenta de AmCham Colombia.
Bajo ese panorama, el director de la Corporación Turismo, Paz y Desarrollo opinó que para considerar una eventual transición energética -que para él sería a largo plazo- “debe haber un trabajo en conjunto entre el sector público y privado”.
“Yo veo un sector privado ausente, porque les gusta más otro tipo de gobierno, y eso no le hace bien al sector (turístico), y sin una verdadera armonía es imposible sacar adelante cualquier tipo de política pública”, indicó a Infobae Colombia.
Una visión a largo plazo
De lograrse el reemplazo de las divisas del petróleo y los hidrocarburos por las del turismo, el sector podría verse impactado por sucesos inesperados como una nueva pandemia o una crisis aérea -como la ocurrida por la salida del mercado de Viva y Ultra Air-, por lo que expertos como la exministra Lacouture recomiendan al Gobierno “tener una visión de largo plazo que cuente con contingentes”.
El decano de Ciencias Económicas de la Uninpahu, por su parte, insiste en que no es ideal depender de un solo “sector económico o mercado en concreto”, ya que ante cualquier riesgo “la afectación será mayor”, por lo que en su concepto, lo más adecuado sería “aumentar la productividad y valor agregado en todos los sectores de la economía y prioritariamente en aquellos que afectan la inflación”.
Teniendo en cuenta esos puntos, el llamado de Ortegón al Gobierno nacional es a “no apresurar la transición energética”, mientras que el de la presidenta de AmCham Colombia es “hacia la pertinencia del plan de acción del proceso de sustitución de energías, que sea sólido y de largo plazo, con una visión más científica que política”.