Después de conocerse la muerte del soldado profesional Teódulo Efrén Garcés Hurtado en el batallón Agustín Codazzi de Palmira, Valle del Cauca, sus familiares no están convencidos de la información proporcionada por la institución. Según las primeras versiones, varios hombres armados habrían entrado al batallón en la madrugada del 31 de julio, con un arma con silenciador atentaron contra su vida y robaron su fusil de dotación.
“Realmente nosotros no creemos esa versión, es muy raro que adentró de un batallón entren desconocidos y no se sepa con certeza qué fue lo que sucedió”, dijo Jessica Hurtado, sobrina del militar en conversación con Semana.
El comentario de la mujer es en respuesta a lo comunicado por la institución, que informó que “este hecho se habría presentado cuando prestaba el servicio de centinela, donde al parecer, habría sido atacado por desconocidos, quienes hurtaron su arma de dotación”, así lo expresaron a través de un comunicado.
Para la familia de Garcés, aún no quedan claros los móviles del homicidio y tampoco ha sido contundente la respuesta del Ejército Nacional. De hecho, reprochan que nadie haya visto ni escuchado nada dentro de un batallón. “No entendemos realmente qué pasó, salió a la una de la mañana a recibir guardia, nadie lo abordó en carretera. A esa hora se presentó un compañero que justo cuando fue a dar una ronda, asesinan a mi tío. Me dicen que nadie vio nada”, señaló hurtado.
Teódulo Garcés deja tres hijos, de 13, seis y cinco años, y una esposa. Según se conoció, el hombre tenía previsto regresar con su familia en octubre, cuando iniciara su proceso de retiro del servicio militar, después de servir a la institución por unos 20 años.
“Hubiera preferido que me lo mataran en combate, así sabríamos que murió luchando por un país y seguramente tendríamos claro que fue lo qué pasó, pero que lo mataran dentro de un batallón y de una manera tan cobarde hace que su partida sea aún más dolorosa”, indicó su sobrina.
Para la familia resulta inaudito que el hombre de 37 años hubiera sorteado la muerte por tanto tiempo, cuando lo trasladaron a diferentes zonas de alto riesgo, como en Norte de Santander, y que haya perdido la vida mientras vigilaba cerca de las casas fiscales del batallón en Palmira.
Por su parte, el Ejército Nacional señaló que se encuentra en proceso de esclarecer los hechos, en compañía de otras instituciones para determinar cómo se dio la muerte de Garcés. La institución rechaza “enfáticamente este atentado a la vida de nuestro soldado, quien se encontraba sirviendo al país, aportando al progreso de Colombia y en cumplimiento del deber constitucional asignado, garantizando a diario la seguridad en la capital del Valle del Cauca”, se lee en el documento.
Quién era Teódulo Efrén Garcés Hurtado
El militar de 37 años prestó servicio para el Ejército Nacional desde hace 20 años, por lo que ya estaba próximo a recibir su buen retiro y reencontrarse con su familia. Dentro de sus proyecciones después de su jubilación, estaba el dedicarse a sus tres hijos, uno de ellos con síndrome de Down, además de abrir un taller de reparación de motos, ya que era amante de esa clase de vehículos.
Según el medio citado, Garcés ya había planeado con su esposa viajar para celebrar que dejaría atrás el peligro de morir sirviendo a su país, y su destino sería Chile, donde reside una de sus hermanas que, por mantenerse en reclutamiento, no había podido ver hace 3 años. Sin embargo, esos planes se vieron truncados el 31 de julio de 2023, a las 2 a. m., cuando atentaron contra su vida en el batallón Agustín Codazzi de Palmira, Valle del Cauca.
Apenas se dio conoció de su muerte, el Ejército Nacional activó “los protocolos de seguridad y se dio aviso a la Policía Nacional y a la Fiscalía, con el fin de iniciar las investigaciones, y esclarecer las circunstancias de tiempo, modo y lugar en que ocurrió este lamentable hecho. Asimismo, la Institución adelantará las diligencias previas de verificación a que haya lugar”.
Pero la familia de Teódulo Garcés rechaza que no se hayan facilitado las condiciones a los familiares para asistir a su sepelio, que se llevó a cabo el 3 de agosto. Incluso, uno de los hermanos del uniformado, que también es soldado y se encontraba en el Guaviare, tuvo que desplazarse por las carreteras del país por más de dos días, para poder asistir al funeral de su familiar, ya que el Ejército Nacional no proporcionó los recursos para movilizarse.
De momento, la familia exige celeridad en el proceso y que se esclarezcan los hechos que acabaron con la vida del soldado profesional.