El Ministerio de Minas y Energía publicó para participación ciudadana los documentos de la hoja de ruta de la denominada Transición Energética Justa, con el objeto de recibir observaciones y comentarios.
Dichas observaciones, comentarios y propuestas deberán hacerse por medio de un formulario publicado en la página web de la cartera hasta el 16 de agosto de 2023.
Esta hoja de ruta está firmada por la ministra Irene Vélez Torres, que no ha salido del cargo todavía. Tiene cuatro puntos con documentos adjuntos. El primero de ellos es sobre la sistematización de los diálogos nacionales.
De acuerdo con este, se hicieron 27 diálogos, donde hubo más de 2.000 participantes.
“En los diálogos sociales se recogieron las percepciones, saberes y vivencias de los diferentes sectores en relación con la Transición Energética Justa, elementos que aportarán en los diferentes momentos de la hoja de ruta, incluyendo el diagnóstico, definición de escenarios y definición de los aspectos propositivos como visión, objetivos y metas”, explicó el ministerio.
Dejó claro que en este documento se presentan los resultados de diálogos sociales, haciendo énfasis en los desafíos sociales y ambientales que se deben superar para viabilizar una Transición Energética Justa.
El segundo punto tiene que ver con el diagnóstico base para la transición energética.
En este se establece el compromiso de reducir en un 51% las emisiones de gases efecto invernadero (GEI) de Colombia en 2030 frente a un escenario base, y el de ser un país carbono-neutral en 2050, ambos compromisos adquiridos en la COP26 de Glasgow, desarrollada en 2021, lo que obliga a reorientar las políticas públicas hacia una aceleración decidida de la transición energética en Colombia.
“La transición en Colombia tiene además una dimensión de importancia internacional toda vez que la producción GEI integrados en las exportaciones de combustibles fósiles de Colombia contribuye con 3,87 veces más emisiones que lo que el país emite dentro de su territorio”, indicó la cartera.
Según el documento, esto se explica porque el modelo de desarrollo económico de Colombia dependió en las últimas décadas de la exportación de hidrocarburos y carbón —más de la mitad de las exportaciones, así como parte sustancial de las inversiones extranjeras directas, los ingresos fiscales, entre otros, provienen de las ventas externas de estos energéticos—.
“Por esta dependencia, una transición global más allá de los combustibles fósiles expone al país a un riesgo económico considerable”, se lee en el mismo.
En el tercer punto están los escenarios nacionales para la transición energética y las rutas que se preparan para el futuro.
Este presenta los escenarios del desarrollo futuro de los distintos sectores económicos, haciendo supuestos sobre los mecanismos y las velocidades de implementación de diversas políticas públicas que buscan la disminución de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), reducción del consumo de combustibles fósiles, reindustrialización, el uso de fuentes no convencionales de energía renovable (Fncer) y mejoras en la eficiencia energética.
Entre el enfoque de los escenarios para la hoja de ruta de la transición energética están los siguientes:
- Enfoque en impacto de políticas.
- Tendencial: cambio tecnológico según la velocidad actual del mercado.
- Políticas anunciadas (POL): Políticas de transición previas al 2022, implementación según la velocidad del mercado.
- Transición Energética Justa (TEJ): Apuestas de este gobierno con enfoque de justicia social y ambiental, reindustrialización y superación del extractivismo.
- COP 26: Trayectoria para alcanzar la carbono-neutralidad en 2050, según el compromiso adquirido en la COP26.
En el cuarto lugar está el potencial energético subnacional y oportunidades de descarbonización en usos de energía final.
Este muestra que las zonas que permiten un aprovechamiento de las distintas fuentes de energía renovable son determinadas, principalmente, por la disponibilidad del recurso y la infraestructura necesaria para posibilitar el desarrollo del proyecto. Asimismo, dependen de otras condiciones sociales y ambientales que habilitan, restringen o condicionan un aprovechamiento eficiente, sostenible y competitivo.