El primero de agosto es el día que han designado los pueblos andinos de América del Sur, para festejar su vínculo con la naturaleza y se ha convertido en una fecha internacional, que también se celebra en el suroccidente de Colombia. Mediante ofrendas, los pueblos originarios del país retribuyen a la Pachamama, o Madre Tierra, todos los favores recibidos durante el año.
Según las tradiciones de los pueblos, el 1 de agosto es el día en que inicia el ciclo agrícola, lo que haría que las tierras se vuelvan más fértiles y prósperas, por cuenta de las lluvias que suelen presentarse en esta época del año.
Según informan miembros del pueblo arahuaco en Colombia, que habitan principalmente la Sierra Nevada de Santa Marta, sus rituales van enfocados a limpiar espiritualmente la naturaleza, ya que los humanos contribuyen negativamente a la tierra y no guardan un respeto por la Pachamama, por lo que arrasan con bosques, contaminan ríos y cazan animales de forma descontrolada.
A modo de perdón, los pueblos originarios de Colombia, Bolivia, Perú, Ecuador, Chile y Argentina, suelen reunirse este día conectarse con la Madre Tierra. El ritual, que es dirigido por los mayores de cada pueblo, inicia con el permiso a la Pachamama para abrir un hoyo en la tierra, donde serán depositados los obsequios.
Cuentan las comunidades que este hueco representa la boca de su deidad. Luego, alimentarán a la Madre Tierra depositando un recipiente, que puede ser una olla en barro, con productos recolectados por los moradores de los pueblos indígenas tales como frutas, semillas, bebidas fermentadas e incluso artesanías, en medio de palabras, oraciones y cantos.
Aunque cada ritual varía según el país y las tradiciones de cada pueblo, es común que los indígenas cierren el hoyo con una columna de piedras, que se convertirá después en un altar y el centro ceremonial, donde se pedirá por abundancia en el año agrícola que comienza.
Pero para comunidad arahuaca de Colombia que celebra este día, no solo se trata del primero de agosto. Su trabajo constante haciendo limpiezas espirituales se extiende por todo el año, ya que aseguran que la Madre Tierra merece ser honrada todos los días, al permitirles convivir con su suelo y edificar su pueblo, razón por la que suelen repetir el ritual cuando algún miembro construye un nuevo hogar, deja su comunidad para vivir en otro lugar o cuando fallece.
Y es que las ofrendas y oraciones a la Madre Tierra habrían dado frutos en los últimos meses en Colombia, luego de que comunidades emberá se unieran a la búsqueda de los cuatro hermanos Mucutuy, que se extraviaron cuando la avioneta en la que viajaban colisionó en la selva del Guaviare. Según indicaron líderes indígenas en su momento, los pueblos indígenas habitualmente tienen el fundamento espiritual, una especie de conversación con la Madre Tierra, y fue esa conexión la que permitió encontrar a los niños.
Incluso, trascendió que durante la búsqueda fue necesaria la práctica de rituales y ofrendas para que la Pachamama concediera el permiso para ubicar a los hermanos Mucutuy el pasado 9 de junio de 2023, ya que es esta deidad la que le otorga el privilegio de la vida a los seres humanos, además de proporcionar los espacios y el alimento para mantenerse sanos, según contaron los indígenas.
El día de la Pachamama, cuentan los pueblos originarios, representa también un recordatorio de las tradiciones indígenas de Colombia y de Sudamérica, que se ha visto afectada por la movilización de los más jóvenes a las capitales, el olvido de sus lenguas nativas y la indiferencia del país con las costumbres de las comunidades aborígenes, que han intentado opacar siglos de ancestralidad, incluso desde la época de la conquista.