Hace 12 años se apagó una de las voces más importantes del folclor colombiano, el 26 de julio del 2011 se confirmó el deceso de Álvaro José Arroyo, conocido artísticamente como ‘el Joe’, un cartagenero adoptado por Barranquilla que marcó la música colombiana y del Caribe latinoamericano, llegando a presentarse en el Empire Leicester Square de Londres o en el Palladium de Nueva York.
Entre sus multitudinarias y reconocidas presentaciones, el Joe Arroyo compartió tarima con otro de los íconos de la música colombiana, el cantante vallenato Diomedes Díaz, con quien grabó la canción Ron pa’ to’ el mundo, una pieza artística que mezcló el vallenato con la salsa. Pero no solo ‘el cacique de La Junta’ se aventuró a cantar en una pista de salsa, el Joe también se atrevió a cambiar de género y cantó un vallenato en vivo, alentado por Diomedes Díaz.
En 1993 el artista vallenato estaba en una presentación en el estadio Romelio Martínez de Barranquilla, ciudad adoptiva de ‘el Joe’, quien también estaba en la tarima. En medio de su espontaneidad Diomedes exigió la presencia de Arroyo en el escenario y lo puso a cantar el reconocido vallenato Mi primera cana.
“Compadre Joe que venga, que lo estoy llamando yo. Al Joe arroyo que venga, si no sabe cantar vallenato hoy tiene que aprender, que yo lo quiero mucho a él”, dijo Diomedes en medio de su presentación. De inmediato sus allegados salieron en búsqueda del ‘Sonero de América’ y lo llevaron hasta la tarima en compañía de su esposa Mary Luz Alonso.
Cuando el Joe subió a la tarima, Díaz expresó: “En nombre del folclor, aquí lo tienen”. Arroyo tomó el micrófono con timidez e inició su interpretación del vallenato, la cual estuvo un poco alejada de la acostumbrada versión de Diomedes, pero que definitivamente causó euforia en el público de Barranquilla donde celebraban todo lo que hacía el Joe.
Arroyo es considerado por muchos folcloristas como un genio de la música, pues su afinación, su oído prodigioso, y la creatividad que tenía al momento de grabar le permitieron ser un exponente de la salsa y experimentar con la fusión de distintos géneros musicales como el vallenato, la champeta, el son cubano, la cumbia, entre otros, para crear su propio estilo musical llamado ‘Joesón’, que es una fusión de diversas corrientes musicales del Caribe colombiano.
El Sonero de América es recordado como uno de los más grandes músicos colombianos, quien se ganó un Grammy Latino y se llevó en 12 oportunidades el Congo de Oro en el carnaval de Barranquilla, evento en el que crearon una categoría especial para él llamada el Supercongo de Oro, para que los otros artistas pudieran ganar alguna distinción.
Su importancia en la capital atlanticense fue tal, que edificaron una gigantesca estatua en su honor y hasta llamaron una estación de Transmetro ‘Joe Arroyo’. A 12 años de su partida, Álvaro José arroyo vive en la memoria de los barranquilleros y colombianos que reproducen las más de 300 canciones en unos 40 álbumes que grabó, con éxitos como La noche, Rebelión (un himno del Caribe colombiano), Echao pa’lante, En Barranquilla me quedo, Te quiero más, Mary, A mi Dios todo le debo, Noche de arreboles, El ausente, El caminante, Tania, entre otros.
Crio un hijo de Diomedes
La buena relación entre los dos aclamados artistas costeños no se quedó solo en la grabación de una canción, su vínculo era tan estrecho que el Joe Arroyo crio uno a de los tantos hijos no reconocidos por Diomedes Díaz. Uno de los descendientes sin apellido del Cacique de La Junta es Christopher Carrillo Ramón, a quien procreó con Jaqueline Ramón, la última esposa del Centurión de la noche.
Al igual que sus dos padres, Christopher se dedicó a la música, pero en un género muy alejado del que interpretaban los dos íconos de la costa Caribe: el rap. A sus 31 años Kikosucalle, como es conocido Carrillo Ramón, reside en Estados Unidos y divide su vida entre el hip hop y el trabajo en andamios desde las alturas.
El artista no olvida a su padre biológico y el día de su cumpleaños lo felicitó con la canción 26 de Mayo y el mensaje mensaje: “HAPPY BIRTHDAY te amo papá”.