Paul Dolan, psicólogo británico y profesor de London School of Economics, comenta que las mujeres que no tienen hijos e, incluso, no tienen parejas son las más felices. Pueden dedicar mayor tiempo de sus vidas a ellas mismas, siendo mucho más sanas en la medida en que tienen más tiempo para dedicarse al cuidado de su salud.
En Colombia se registra un aumento de mujeres que no quieren ser mamás. Según las estadísticas del Departamento Nacional de Estadística (DANE), desde el año 2015 hasta el 2021, se ha presentado un descenso en la tasa de natalidad del 7,8%.
Jorge Cabezas, economista, miembro del área de censos y demografía del DANE y encargado del tema de fecundidad, asegura que se ha reducido esta tasa no solo en Colombia sino a nivel global: entre 1950 y 1960, el promedio de hijos por mujer era alrededor de seis, y hoy la tasa de fecundidad es de 1.95 hijos por mujer. “Ahí vemos la magnitud de la reducción que se ha venido presentando desde los años 60″.
Luisa Álvarez tiene 33 años, es administradora de empresas y tripulante de vuelo. Carolina Gómez, de 42, es psicóloga, Magíster en dirección y gestión de recursos humanos y actualmente jefe de selección del Grupo Cristal. Laura Echeverry es publicista especialista en psicología del consumidor. Las tres son mujeres que han tomado la decisión de no ser madres. Álvarez, por motivos que se remontan a su niñez. Gómez no quiere responsabilidades, y Echeverry no quiere tener la obligación de cumplir estándares ni ser calificada como buena o mala madre.
La niñez influye en la edad adulta
Luisa María Álvarez nació en Medellín. Hace 10 años es tripulante de vuelo en Avianca. Cuando era una niña escuchaba a su madre llegar tarde de trabajar. Era empleada en una oficina. Lo hacía para sacarlas adelante, ya que nunca estuvo su padre, porque ella y su hermana nacieron fuera de un matrimonio. Su madre llegaba a casa a hacer aseo. Barría, trapeaba, lavaba los uniformes del colegio para que estuvieran listos para el día siguiente. Les hacía la comida. Todo eso después de una larga jornada laboral. Tenía mucho estrés. Eso es lo que Álvarez más recuerda de su infancia.
No juzga a su madre. Pero recuerda bien los comentarios que hacía sobre la maternidad: “Qué cansancio. A uno con hijos le toca matarse mucho. Los hijos son costosos”. Cuando no tenían un buen comportamiento, su madre se quejaba de que eran desobedientes. La hoy azafata dice que en ella se fue creando un miedo a tener hijos. Pensaba: “Si los tengo, debo trabajar mucho, matarme; si tengo hijos me van a pagar mal. Y aunque luego entendí que todas las personas tienen situaciones diferentes, eso no me ha hecho cambiar de opinión”.
La psicóloga Gabriela Pazmiño explica que la infancia tiene muchísimo que ver con las decisiones del futuro. “Sigmund Freud dice que no importa lo que decidas, porque en el inconsciente siempre habrá un núcleo vivo y sensible que todos cargamos desde la infancia”. Además, Pazmiño dice que la decisión de una mujer como Luisa Álvarez puede ser un deseo de reparación a sí misma, porque no quiere que otro ser humano viva lo que ella vivió. Tanto ella como su hermana se realizaron la tubectomía, una ligadura de trompas permanente, donde en vez de amarrarlas, las cauterizan.
Cada año hay más mujeres que hombres que optan por un método anticonceptivo definitivo. Según datos de Profamilia, referenciados por Manifiesta, en 2017 se practicaron 37.970 ligaduras de trompas y 13.215 vasectomías. En 2018, las ligaduras aumentaron a 41.315, mientras que las vasectomías fueron 16.026. Las cifras venían en aumento hasta que en 2020 llegó la pandemia. 29.465 ligaduras y 13.459 vasectomías en el año de encierro, que se explican por las cuarentenas y las dificultades de acceder de forma presencial a los sistemas de salud.
Los resultados del I-SHARE, un estudio en Colombia dirigido por la Universidad de Gant, Bélgica, y el London School of Hygiene and Tropical Medicine de Reino Unido, demostró que el 80% de las mujeres encuestadas (2444) aseguraron tener una vida sexual activa y ser usuarias de métodos anticonceptivos. Pero el 14% tuvo problemas para acceder a estos métodos durante la pandemia por miedo a contagiarse y por escasez de estos.
Búsqueda de seguridad
Carolina Gómez se suma a la tendencia de las mujeres que no quieren tener hijos, aunque hace unos años lo viene dudando. Es una de las mujeres del movimiento No Mother. Tiene una finca a las afueras de Medellín. Cinco perros, siete caballos y muchas plantas a su alrededor. Por ahora se siente bien con esas responsabilidades.
En el baúl de su camioneta siempre tiene una maleta con ropa, un cepillo de dientes, crema dental, vestido de baño, sandalias y bloqueador. Porque siempre está lista para cualquier viaje repentino que se le presente. Para ella es importante tener una pareja estable a la hora de tener hijos y no ha llegado el indicado. No quiere que, de tenerlos con cualquiera, llegue luego un divorcio y con él las típicas peleas por dinero y por los hijos.
No quiere engrosar las estadísticas del DANE que indican que al día de hoy en Colombia el 40% de los hogares tienen como jefe de hogar a una mujer. Y aunque expertos como Jairo Sojo, publicista y profesor, aseguran que hoy en día se vive el fenómeno mediático de la muerte del príncipe azul, porque las mujeres son “superpoderosas”, hay otras como Gómez que aún sienten necesaria esa figura para constituir una familia. La psicóloga Pazmiño afirma que la mayoría de las mujeres suelen replantearse la decisión de ser madres. Incluso aquellas que ya lo son se siguen preguntando si quieren tener más hijos. “La maternidad es un deseo y los deseos son ambiguos”, explica.
Evitar un juego social
Laura Echeverry no es mamá ni planea serlo. Piensa que en la sociedad siempre están creando estándares para saber si una mujer es buena madre. Según Paul Dolan, “esta presión social puede llevar a las personas a tener hijos, aunque no sea lo mejor para ellos”. Echeverry decidió más bien ayudar a las personas que lo necesitan. No sabe si pueda ser la madre perfecta que todos pintan. Y no quiere saberlo. Ella dice que su decisión final fue tomada en pareja.
A lo largo de su vida ha tenido presiones sociales. Hace siete años quiso realizarse la ligadura de trompas, pero fue cuestionada por su ginecóloga. Debido a esto no se operó, pero está en sus planes hacerlo, porque ella “es la que manda en su vida, en su cuerpo”.
El ginecólogo Javier Castro, especializado en cirugía laparoscópica comenta que los profesionales de la salud tienen la obligación de darle la información anticonceptiva necesaria a la paciente para así poder buscar el método ideal para cada mujer, y no es ético interferir en las decisiones de las pacientes.
Así, casos como el de Echeverry, Gómez y Álvarez ilustran las razones de esta tendencia en aumento. Y está por verse si la tendencia en Colombia sigue creciendo, tras haberse interrumpido con la pandemia. Las cifras del DANE de este año revelarán si la curva se retoma y, en ese caso, el análisis de las causas y las implicaciones sigue siendo, en nuestro país, una tarea pendiente.