El auge de la inteligencia artificial sitúa la labor periodística en una encrucijada y crea dudas en quienes ejercen la profesión sobre si su empleo corre el riesgo de desaparecer o, por el contrario, tendrá un nuevo apoyo y un facilitador en sus tareas.
Recientemente, la creación de ChatGPT, una inteligencia artificial lanzada en noviembre de 2022 por Open AI, ha dado mucho de qué hablar, pues es capaz de contestar múltiples preguntas y responder a todo tipo de solicitudes a través de una conversación por chat con el usuario. Toda la información que brinda se basa en su entrenamiento soportado en el texto; es decir, recopila toda la información a lo largo del tiempo de funcionamiento y luego la usa para ejecutar sus tareas de manera más precisa y automática.
El chat ha brindado respuestas bastante concretas y ha facilitado la comprensión de una gran variedad de temas cuando se solicita que los analice, por más complejos e imposibles que parezcan. Su alcance parece ilimitado y ha puesto en duda la función de muchos profesionales, incluyendo a los periodistas.
La implementación de ChatGPT en los medios ya es una realidad. De hecho, BuzzFeed aseguró que implementará la IA para generar contenido; además, el director ejecutivo de los periódicos británicos Daily Mirror y Daily Express afirmó que se ha creado un grupo de trabajo para examinar cómo usaría la herramienta para ayudar a sus periodistas. En un futuro no muy lejano, es posible que se reduzcan los puestos de trabajo de estos profesionales debido a la automatización de ciertas tareas, quizás porque reemplacen las actividades de rutina, se recopilen datos, se transcriban entrevistas o se redacte todo tipo de contenido. Estas labores, con toda seguridad, serían propias de la IA, un motivo para pensar si las grandes cadenas de medios en realidad necesitan la contratación de personal en ciertos cargos.
Sin embargo, la automatización de estas tareas también resultaría un beneficio para el periodista. Por un lado, este reduciría el tiempo de trabajo para invertirlo en labores más complejas que de ningún modo ejecutaría la IA, como aquellas que demandan las habilidades sociales, emocionales y creativas: reportería, verificación de fuentes, búsqueda, análisis, interpretación y construcción de historias en sí. Todos estos son aspectos más relacionados con el periodismo narrativo y de investigación.
Además, a pesar de la eficiencia que ha mostrado tener el chat, este también puede “equivocarse”. Así, se crean noticias falsas generadas por algoritmos que se confunden con noticias reales, se usa de manera indebida cierta información personal para alimentar los algoritmos, aparece una errónea verificación de fuentes e, incluso, se generan sesgos inconscientes de los desarrolladores. Todo ello constituye un riesgo al implementar la IA como un trabajador más.
Tampoco la ética periodística debe dejarse de lado. El contraste de fuentes es un proceso clave, por no decir el más relevante al momento de informar un suceso. Solo el periodista es capaz de elaborar su portafolio de fuentes, de ver cuál le agrega más valor a su nota, de cómo cada una brinda una perspectiva diferente y, en sí, solo él puede ver cómo construye su historia de la manera más objetiva y humana posible.
Como periodista en formación, el surgimiento de esta nueva tecnología, ya denominada por algunos como la cuarta revolución industrial, lleva a un replanteamiento de esta carrera. Discutiendo al respecto con su padre, un estudiante de periodismo preguntaba: “Entonces ¿yo estoy estudiando para nada?”. Y el padre, muy convencido de sus palabras, respondió: “Sí”. Y añadió que básicamente él pagaba para que su hijo fuera a la universidad a socializar y a aprender valores de otra índole. ¿De verdad? ¿La labor de un periodista se verá reducida a cero?
El periodismo, hoy, es un proceso, y consta de etapas de planeación, conexión, producción y elaboración de contenidos para múltiples plataformas. Ese proceso, completo, en su mayoría es desempeñado por una sola persona; y la IA por ahora solo ha mostrado ser muy útil para cubrir solo algunas partes de este. Por ello, es muy difícil que reemplace del todo a un periodista; para aquellas labores en las que se recurra a la colaboración, siempre deberá contar con la supervisión humana.
Si sabemos vincular el periodismo con la IA, se mejorarían la precisión y la calidad de los trabajos con herramientas que permitan buscar y organizar la información y la identificación de patrones y tendencias en grandes conjuntos de datos. Estamos ad-portas de construir un periodismo más fuerte, más rápido de lo que ya es, más completo y hasta alguno en el que crezca esa confianza que parece pérdida. Solo se requiere saber cómo utilizar correctamente las herramientas.
Acaso, estimado lector, ¿usted cree que para escribir este texto solo se abrió el programa de ChatGPT y se escribió allí: “redactar una columna acerca de la IA y el periodismo”?