Griselda Blanco: la mujer más importante de la historia del narcotráfico, inició a Pablo Escobar y se le presumen más de 200 muertes

En la sangrienta historia del narcotráfico, una lucrativa industria dominada por hombres, hubo una mujer que marcó historia e inclusive apadrinó a Pablo Escobar en sus primeros envíos de cocaína a Estados Unidos. Esta figura femenina del mundo del hampa fue precursora de varios horrores que marcaron las etapas más oscuras en Colombia y Norteamérica durante las décadas de los 70 y 80.

Griselda Blanco alias ‘La Madrina’ o ‘La Viuda Negra’, nació en Cartagena en 1943 pero desde muy pequeña vivió en Medellín debido al desplazamiento forzado provocado por la violencia de la época y los abusos a los que era sometida su madre.

Blanco transcurrió su infancia y adolescencia en el barrio más problemático de la Comuna 13, allí inició su carrera delictiva. La Madrina a los 11 años tenía una banda de ‘carteristas’ en la capital paisa, con ello sobrellevaba sus gastos, aunque decidió que cometieran un golpe más grande, secuestrar un niño de los barrios más prestantes de Medellín. De acuerdo a varios libros biográficos de Griselda cómo: Cocaine Cowgirl, la pequeña de tan solo once asesinó al niño ya que no le fue entregada la recompensa solicitada iniciando así su historial de homicidios que se presume superó las 250 personas.

A los 14 años decidió irse de la casa presuntamente por los abusos de su padrastro. En medio de su adolescencia y en su prometedora carrera delictiva Griselda conoció a su primer esposo, Carlos Trujillo, un falsificador de documentos y pasaportes con el que tuvo sus tres primeros hijos: Dixon, Uber y Osvaldo.

Con Trujillo vivió cerca de 10 años, aunque el hombre murió por cirrosis, pero se señala a Griselda como el artífice de su muerte. Es entonces cuando comienza a volverse ‘La Viuda Negra’.

Meses después, Blanco contrajo matrimonio con Alberto Bravo, un contrabandista que estaba metido al incipiente negocio de la cocaína y quién vinculó a La Madrina con lo que terminaría construyendo su fortuna.

Griselda entró al negocio desde los más bajo, siendo una mula que transportaba la pasta de coca y el producto final entre países. La sagacidad de Blanco la llevó a comprender que las mujeres pasaban desapercibidas ante las autoridades de los aeropuertos, especialmente sí eran atractivas y coquetas con los funcionarios.

En tan solo meses pasó de ser mula a la pareja perfecta para Bravo y su imperio de drogas. Una de las ideas revolucionarias de La Madrina fue camuflar la droga en la ropa interior de las mulas, tiempo después tenía una empresa ‘fachada’ de confección de lencería en Estados Unidos y junto a su esposo comandaba una de las operaciones de cocaína más sólidas del crimen.

Blanco no solamente ideó técnicas para camuflar drogas, la mujer sabía que sí adquiría las otras operaciones de tráfico de las demás bandas colombianas iba a acaparar el negocio, y al que no quisiera acceder lo mandaba asesinar con una de sus revolucionarias ideas: sicarios en moto.

Inclusive Griselda fue la precursora del mayor capo del narcotráfico a nivel mundial. La Madrina recibió en los primeros años de la década de los 70 a un joven Pablo Escobar, quien le solicitó participar en el lucrativo negocio.

Pablo fue uno de los más visibles trabajadores de Griselda hasta convertirse en un importante socio, una relación que más tarde le pasaría factura a La Viuda Negra. Blanco junto a Bravo comandaban un imperio, situación que alertó a la justicia norteamericana iniciando un seguimiento contra la pareja colombiana.

Tras varios problemas, presuntamente por el consumo de cocaína e irregularidades en el negocio, Griselda vuelve a Colombia huyendo del rastreó de los norteamericanos que ya la tenían identificada. Se presume que con el auge de Escobar y su percepción de que una mujer no lo tiene que mandar, obligó a La Madrina a trasladarse con su esposo e hijos a Bogotá, ya que Medellín ahora era del ‘Patrón’.

Los problemas para Griselda continuaron ya que la paranoia por la cocaína o tal vez las inconsistencias de su esposo en el negocio la condujeron a cometer otro asesinato. En 1975 en el parqueadero de una reconocida discoteca capitalina, Blanco asesinó a su segundo esposo, Alberto Bravo. Naturalmente no se fue ilesa, Griselda recibió un disparo en su abdomen, pero también uno de sus apodos más representativos: La Viuda Negra.

El tercer y último esposo de Blanco fue Darío Sepúlveda, padre de su cuarto hijo Michael Corleone, bautizado así por la película favorita de Griselda, El Padrino. Para esta época La Madrina era una reconocida figura del narcotráfico, había dejado de competir con Escobar y se mudó a Miami para instalar su imperio del narcotráfico y los años más sangrientos en el sureste de Florida.

Darío Sepúlveda corrió la misma suerte de Bravo y presuntamente de Trujillo. No importó que fuera hermano de uno de los mejores sicarios de La Madrina o un cercano amigo del cartel de Medellín, cuando pretendió secuestrar al pequeño Michael de 4 años para darle un “mejor futuro” fue interceptado en Antioquia por sicarios disfrazados de policías y acribillado. El pequeño Corleone Blanco fue llevado nuevamente a Miami junto a su mamá, La Viuda Negra.

En los primeros años de la década de los 80, Griselda tenía un dominio rotundo en Florida, pese a la gran cantidad de Cocaine Cowboys, La Madrina y su sanguinaria forma de operar: masacres y asesinatos sin dejar testigos, sin importar sexo o edad, la llevó a convertirse en la más respetada y visible de Miami.

Mientras llevaba su tiempo en orgias, asesinatos y drogas, la justicia norteamericana no le perdía el rastro. Blanco tuvo que trasladarse a Irvine (California) junto a su madre y Michael, huyendo de las autoridades y de los enemigos que dejó en su época más desenfrenada.

Del negocio se encargaban sus tres hijos mayores, quienes precisamente fueron de manera involuntaria las aproximaciones que pudo tener la DEA para llegar a la organización y capturar a Blanco en la mañana de 1985 en su casa de Florida.

Blanco fue condenada solamente por el homicidio de unos narcotraficantes cubanos gracias a una serie de irregularidades en su proceso judicial. La mujer solamente pagó 20 años de cárcel. En su periodo como persona privada de la libertad en un centro penitenciario continuó con sus actividades ilegales, tuvo un particular romance con Charles Cosby, un joven estadounidense que le enviaba cartas de admiración y romance y quién terminó siendo la pareja de La Madrina.

Esta pareja tuvo una particularidad y es que intentaron secuestrar al hijo del presidente John F Kennedy para exigir su libertad, pero finalmente Cosby se arrepiente y se entrega ante la justicia declarando todo.

En el año 2004 cumple su condena y es enviada nuevamente a Colombia, llega a vivir a Medellín a vivir sin el miedo a Pablo Escobar. Sus últimos años son una incógnita, aunque no murió con tranquilidad. Personas cercanas a La Madrina aseguraban que no le gustaba dormir sola, que le tenía miedo a la oscuridad, que solía tener pesadillas por las barbaries cometidas en su carrera delictiva.

Finalmente, el 3 de septiembre del 2012 es asesinada afuera de una carnicería por el mismo método que ella impulsó hace algunas décadas, sicarios motorizados.

Griselda Blanco trascendió en la historia del hampa y ha sido representada en películas y series por importantes, prestigiosas y hermosas actrices, una muestra de ello es la más reciente producción protagonizada por Sofia Vergara.

La Madrina se estableció en lo más alto de un sanguinario mundo comandado por hombres, aunque no es una historia de empoderamiento femenino, La Viuda Negra escaló a lo más alto del narcotráfico siendo mucho más cruel y despiadada que sus rivales, convirtiéndose en un nombre que representó dolor, sufrimiento y desgracia en la época de los grandes capos de la cocaína.