Lorenzo López fue árbitro en el Fútbol Profesional Colombiano entre 1986 y 1990, pero fue suspendido de por vida por la Federación Colombiana de Fútbol por cometer actos de corrupción. Esta decisión fue tomada después de una investigación realizada por el actual presidente de la Difútbol, Álvaro González Alzate.
Ahora López se destapa: manifestó que salió del país luego de recibir amenazas, por lo que se radicó desde hace 32 años en Estados Unidos. Desde entonces se había mantenido al margen de este tema, pero hace poco decidió romper su silencio y revelar cómo el narcotráfico se involucró en el fútbol durante los años que él se encontraba activo en el arbitraje.
Durante una entrevista que le hizo el canal de YouTube Arbitraje de frente, programa dirigido por el exjuez internacional Wílmer Barahona, Lorenzo López también se refirió a una supuesta persecución de González en su contra con el fin de sacarlo del radar de silbatos en el país.
El exjuez habló sobre sus reuniones con los capos del cartel de Cali y de Medellín y reveló que no lo dejaron pitar durante seis meses por negarse a hablar con los ‘señores de Cali’. Con esta expresión López se refirió a Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela.
”Yo fui a pitar un partido entre Pereira y Quindío (en reemplazo de los árbitros titulares) y cuando estaba en el camerino, un recogebolas me avisó que querían hablar conmigo. Llegó un tipo, como decíamos, embambado, lleno de cadenas. Me dijo que los señores de Cali querían hablar conmigo, que había que ayudar al Pereira ese día. Yo le respondí que no me mandara razones de nadie”, explicó el exjuez.
Debido a su negativa de hablar con los ‘señores’, uno de los dirigentes de la Dimayor le dijo que no volvería a dirigir un partido. Según sus declaraciones, los árbitros el día del partido en Pereira, quienes eran de Manizales, le contaron lo sucedido a Álvaro González Alzate.
Luego de este hecho, López tuvo que aceptar el encuentro con los capos del cartel de Cali. ”En Cali me recogió Luis Eduardo Covaleda, otro árbitro, y me llevó a hablar con Miguel Rodríguez. Recuerdo que estaban Juan José Bellini y Sergio Santín. Él me dijo que no me había mandado ninguna razón y que yo por qué no había querido pitarle al América. Yo le dije que nunca me habían nombrado porque sabían mi posición sobre eso”, recordó.
Luego de la corta charla, en la fecha siguiente fue nombrado nuevamente para pitar ‘casualmente’ un encuentro entre América de Cali y el desaparecido Sporting de Barranquilla.
Sin embargo, la historia de López con los grandes carteles del narcotráfico no terminaría ahí, ya que después de este juego fue retenido para ir a hablar con el capo del Cartel de Medellín, Pablo Escobar Gaviria.
”Viajé a pitar un partido entre Medellín y Bucaramanga y cuando me subo al taxi, se me sientan dos personas, a lado y lado. Me llevaron como a una montaña y ahí conocí a Pablo Escobar. Ahí me pregunta por qué yo no quiero trabajar con los de Cali. Yo le respondí que no trabajo con nadie. Él me dice que no quiere que yo me tuerza como se le han torcido otros y que les colaborara, que los árbitros estaban pitando mucho en contra de Nacional. Yo le dije que no le colaboraba y Escobar se dio la vuelta y se fue”, explicó
Para López este encuentro sí logró asustarlo y pensó que su vida terminaría en ese momento: “Los señores que me recogieron empezaron a tratarme mal, me taparon la cabeza y me subieron a un carro. Pensé que me iban a botar por el camino. Me dijeron que nadie se podía enterar de que el ‘patrón’ había hablado conmigo o que acababan con mi familia. Me dejaron a dos cuadras del hotel. Yo me metí a la ducha y empecé a llorar. Yo pensé en renunciar al arbitraje”, dijo.
Ante esto él afirmó que en varias ocasiones recibió amenazas de muerte. Y recuerda la fecha exacta de una de ellas: el 2 de noviembre de 1988. Ese día fue designado para reemplazar al juez Armando Pérez, quien acababa de ser secuestrado, en un encuentro entre el Deportes Quindío y el Júnior de Barranquilla, llevado a cabo en Armenia.
”El comisario de campo me contó que habían hecho una llamada a la Gobernación. Que si yo pitaba mal y perdía el Quindío, yo no salía vivo de Armenia. Yo le dije que no tenía miedo, que venía a pitar a nombre de Armando Pérez y que iba a tratar de no equivocarme. Unos días atrás, otro árbitro, Luis Fernando Gil, había pitado siete, ocho minutos de más, en un Quindío vs. Santa Fe, que empató en ese alargue y se armó un problema. Yo ese día fue la figura del partido, pero me rompieron la cabeza de un monedazo. Gustavo Moreno Jaramillo me sacó del estadio ese día en su carro”, recalcó el exárbitro Fifa.
Durante esa época oscura del fútbol colombiano, recuerda que el 15 de noviembre de 1989 fue asesinado el árbitro Álvaro Ortega en Medellín, y mientras él se encontraba asistiendo a sus exequias, recibió otra amenaza de muerte. “La Dimayor nos dio pasajes para asistir al velorio de Álvaro. Cuando estábamos allá, Jesús Díaz, que estuvo con Ortega en el momento de su muerte, me tomó del brazo y me sacó aparte. Me dijo que me tenía una razón: dígale a ese hijuep… de López que el próximo es él”, aseguró.
Entre tanto, López sostuvo que se encontró de nuevo con Miguel Rodríguez, sin embargo, esta vez también se encontraba en la reunión su hermano, Gilberto Rodríguez. Este hecho sucedió antes del partido entre Deportivo Cali y Deportes Quindío, para el que había sido designado.
“Yo iba en el avión y de pronto pasó una mujer muy hermosa, que me preguntó si se podía sentar a mi lado. Me preguntó qué hacía yo y luego, se ofreció a llevarme al hotel. Nos montamos en un Mazda 323 y cuando íbamos ahí, veo que toma hacia otra parte, hacia Ciudad Jardín. Me dice que tiene que llevar un paquete. Cuando llegamos a una casa y abren el garaje, veo unos hombres armados. Ahí estaban Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela, este último quería conocerme porque yo me le había plantado a Pablo Escobar”, aseguró.
En cuanto a su salida del arbitraje, López aseguró que Álvaro González Alzate, a quien llamaba ‘Carroloco’, tenía órdenes expresas de sacarlo. Además, insistió sobre una versión que él mismo le había dado a W Radio en 2012, en la cual aseguraba que González tenía conocimiento sobre los autores intelectuales del asesinato de Ortega. “Fue un señor Tamayo, del Medellín”, afirmó el exjuex.
Pero las razones para sacarlo de su carrera como árbitro fueron más de índole personal: “Yo tenía mi esposa y tres hijos, pero también una relación con una muchacha que trabajaba en la Federación a la que Miguel Rodríguez quería mucho. Habíamos tenido un hijo y decían que yo no respondía por él. Entonces, Rodríguez encomendó a ‘Carroloco’ para sacarme del arbitraje”.
En ese entonces, González inició una investigación con el fin de hallar árbitros corruptos. A lo que Lorenzo López dice que no encontró ninguna prueba en su contra. “Después me enteré, por el periodista Eliécer Ballén, que González me iba a sacar del arbitraje por corrupción. Yo le cuento del tema a Hernán Cortés, presidente de la Liga de Fútbol de Bogotá, porque yo era el único árbitro Fifa de Bogotá”, manifestó.
También afirma que León Londoño, entonces presidente de la Federación, y Juan Guillermo Chalela, de la Comisión Arbitral, continuaron apoyándolo. “González estaba con la idea de armar el Colegio Nacional de Árbitros y me dijeron que no fuera a una reunión que él citó. Luego me entero por otro árbitro, Jorge Villamizar, de que en esa reunión, González dijo delante de todos que iba a sacar a ese tal por cual de Lorenzo López del arbitraje”, indicó.
Pero la historia no terminaría con su salida del arbitraje ya que tiempo después recibió una nueva amenaza. El manifiesta que le mandaron un sufragio con una bala y además, a través de una carta que llegó al semanario Nuevo Estadio. Por ese motivo tuvo que exiliarse del país viajando a los Estados Unidos en un avión de carga.
“Me daban un mes para salir del país. La Federación redactó una carta para que yo me pudiera venir para Estados Unidos. Me daban tres opciones: seguir pitando en Venezuela, irme a México, donde el político con el que yo trabajaba en el Senado, Julio César Sánchez, fue nombrado embajador, o irme a Estados Unidos. Las dos primeras no se pudieron hacer”, concluyó.