Martha y Laura –madre e hija– se reencontraron en un hotel del barrio El Poblado en Medellín, después de haber sido separadas hace 40 años por la pareja sentimental de Martha y por sus entonces patronas. Ellos la habrían obligado a tener un parto inducido y, tan pronto como Laura nació, la arrebataron de los brazos de su madre para ponerla en un avión y enviarla a Inglaterra, donde una pareja buscaba adoptar a una niña.
Sin embargo, y aunque desconocían su abrupta separación en Colombia, siempre fueron claros con ella y le dejaron saber que su nacionalidad y ADN era distinto al de ellos. Así que, desde pequeña, Laura soñaba con conocer a su madre biológica. Y, al otro lado del Atlántico, Martha no dejaba de pensarla.
Pasaron cuatro décadas sin saber nada acerca de la otra, pero, por suerte, hace unos meses dieron con una organización internacional dedicada a reunir familias que han sido separadas. Y, después de mucho buscar, ellos lograron organizar un encuentro.
Junto a su esposo y a su hija, Laura regresó a la ciudad que la vio nacer, en donde se encontraría con Alejandro, quien es representante de la ONG para Colombia. Él le indicó que no solo su madre estaba esperando conocerla, sino también sus siete hermanos y sus sobrinos.
“En este momento me siento muy feliz, esperé esto toda mi vida y no pensé que fuera a suceder. Tenía demasiado miedo de hacerlo antes, porque no sabía si me rechazarían, así que esperé hasta estar aquí. Feliz por el resultado que suceda, sea que ella no quiera conocerme... está bien, porque tengo mi propia familia, pero aun así quería conocer mis raíces”, comentó minutos antes de verlos a la cara, en entrevista para Noticias Caracol.
Primero, conoció a sus sobrinos. Uno por uno hicieron fila para entregarle flores. Luego, sus hermanos, quienes le dieron la bienvenida a Colombia; y, por último, a su madre, a quien le dio un abrazo que llevaba guardando 40 años.
Para Martha fue “algo increíble. Nunca me esperé esto, esta sorpresa, y mucho menos ahora tan pronto. Ya había perdido la esperanza porque, es más, yo ni siquiera sabía que tenía una hija que existía, o que tenía hija y una nieta. Mejor dicho, es una sorpresa, un regalo que llegó a la vida mía”, confesó Martha para el medio citado.
El deseo por reencontrarse con su hija siempre estuvo ahí, pero después de toda una vida llegó a pensar que no volvería a verla, ni a saber de ella.
En el hotel, Alejandro encontró a “una familia con amor sincero, con un alto contenido de afecto” que, de no ser por el trabajo que realizan organizaciones como la suya, probablemente, se quedarían con la duda sobre qué pasó con sus seres queridos.
Pero este ya no es el caso de Martha, Laura y sus hermanos. Y es que, sin siquiera haber salido del país, Laura ya está pensando en regresar o en encontrar la manera de que todos puedan visitarla en el Reino Unido.
“Definitivamente me gustaría volver, obviamente hay mucha gente que conocer, me encantaría que ellos vinieran a Inglaterra. No sé cómo sucedería eso, pero me encantaría que vinieran y necesito aprender español”, comentó entre risas.
El vacío que alguna vez sintieron ya no está. Y si bien el tiempo perdido no podrá recuperarse, es momento de hacer una sola gran familia. “Desde que me di cuenta y hasta el día de hoy, ha sido una mezcla de emociones, hasta de tristeza, porque nos separaron tanto tiempo. Cosas que pasan, y ahorita es una gran alegría verla y saber que existe”, compartió con el medio citado una de sus hermanas.