Previo al acto protocolario de instalación de una nueva legislatura en el Congreso de la República, la bancada del partido Pacto Histórico cruzó, por primera vez, la Plaza Nuñez para dar inicio formal a las sesiones ordinarias el 20 de julio de 2023.
Sin la tradicional alfombra roja, que como era costumbre se veía en los gobiernos anteriores, el presidente Gustavo Petro recorrió la Plaza Nuñez para dirigirse hacia el Congreso, donde fue invitado a dar el discurso inicial del evento.
La ausencia de la mítica alfombra roja fue calificado como un acto de “humildad”, por Gustavo Bolívar, según dijo en Canal Capital. El presidente fue escoltado por su cúpula militar y de Policía, mientras guardas presidenciales le hacían camino de honor.
Llegó al ‘templo de la democracia’ rodeado de la vicepresidenta Francia Márquez. A su lado caminaron otros funcionarios del Gobierno y alrededor de 19 congresistas de distintos partidos políticos que lo acompañaron hacia el Capitolio nacional.
El presidente arribó al Congreso previo al desfile de las Fuerzas Armadas en San Andrés, en conmemoración del Día de la Independencia, en lo que él mismo llamó “una marcha por la soberanía nacional” y tras su ausencia en la isla durante la lectura del fallo de La Haya.
Tendrá el gran reto de convencer a los miembros del legislativo para que se dé trámite a proyectos como la reforma laboral, la pensional, la de educación y la de salud, que se discutirán en el nuevo periodo, pero, si Petro no cuenta con las mayorías, será difícil que se aprueben.
El panorama para el presidente no es del todo favorable, pues a lo largo de sus primeros meses de gobierno ha ido perdiendo apoyos con los que contó en un principio. Además, llega al Congreso en medio de una crisis de gobernabilidad y sin un plan de acción claro para sacar sus anheladas reformas sociales adelante.
Al inicio de su mandato, el Gobierno de Petro se veía sólido con una alianza que logró reunir a los partidos tradicionales (la U, Liberal y Conservador), que sumados a la Alianza Verde y la fuerte coalición del Pacto Histórico agrupaban a 75 de 106 votos en el Senado y 125 de 186 en la Cámara de Representantes. Una mayoría abrumadora.
Con un gabinete equipado con prestigiosos nombres como José Antonio Ocampo, Cecilia López, Alejandro Gaviria y Alfonso Prada, sumado a la eficiencia de Roy Barreras, el Gobierno logró un matrimonio casi perfecto con el Congreso durante la primera mitad de la legislatura pasada.
Pero la relación se comenzó a fracturar con la reforma a la Salud radicada por la exministra Carolina Corcho. Los reparos al proyecto de ley desde diferentes sectores nunca fueron escuchados, y su efecto fue tal que no solo rompió el apoyo de los partidos tradicionales al Gobierno, sino que produjo una crisis ministerial en la que salieron la mitad de los jefes de cartera.
Eso conllevó a la caída de otros proyectos clave para el Gobierno nacional: la reforma laboral, la ley de sometimiento a la justicia, la ley de humanización carcelaria y la tan controversial legalización del cannabis recreativo.
Ahora, el mandatorio deberá estar pendiente de quienes lleguen a la presidencia de la Cámara y el Senado, en un ambiente en el que no será suficiente su influencia para obtener esas designaciones a su favor. De ello dependerá el futuro de su mandato.
Los candidatos a presidir el Congreso son Inti Asprilla (la ficha del Gobierno), Angélica Lozano (que cuenta con el apoyo de su partido, pero no del legislativo) e Iván Name (la peor opción para las aspiraciones del presidente Petro).