El 10 de julio de 2023 la casa museo de Pablo Escobar en Medellín fue demolida por Roberto Escobar Gaviria, hermano del narco y uno de los dueños del establecimiento. Aunque la casa no tenía permiso y por eso había sido ordenada su destrucción, sí fue el negocio que terminó con una relación de padre e hijo y por el que el sobrino del capo, Nicolás Escobar, está amenazado de muerte.
La historia familiar detrás del museo del narcotraficante fue revelada por el medio El Colombiano, que dio detalles sobre las amenazas y la tensa relación que actualmente tienen Roberto Escobar Gaviria y Nicolás Escobar.
En 2018 y con la idea de homenajear la memoria de Pablo Escobar, Roberto y Nicolás Escobar comenzaron la construcción de una propiedad de dos plantas en la que esperaban contar la “otra parte de la historia” del narco colombiano, pues tenían en su poder para exhibir carros, motos, ropa y fotografías del que fuera el objetivo militar número uno de Colombia.
Desde el principio, y gracias al narco turismo, el éxito del museo estuvo garantizado, también a la narrativa de ser una vivienda que el mismo capo había construido con puertas secretas y supuestas caletas propiedad de Escobar que se mostraban en la propiedad, los turistas y aficionados a las producciones televisivas no dejaban de llegar.
Pero, no todo lo que brilla es oro, y los problemas entre padre e hijo comenzaron a los seis meses de haber abierto el museo, pues según se lo explicó Nicolás Escobar a El Colombiano, a Roberto, su padre, nunca le interesó legalizar la propiedad, que no tenía ni permisos de suelo ni contaba con un sistema de facturación ni de contabilidad, algo que se reflejaba en el hecho de que los trabajadores tampoco tenían contratos formales.
Con el paso del tiempo, las discusiones subieron de tono y terminaron en puños donde Nicolás Escobar tuvo que salir de la casa de su padre para enterarse que el mismo Roberto les había pedido a sus trabajadores que si volvían a ver a su hijo lo mataran. Según comentó Nicolás Escobar, el único trato que tienen en la actualidad es a través de amenazas que están mediadas por algunos miembros de las bandas criminales de la ciudad.
Por los problemas que ocasionó el primer museo, Nicolás Escobar abrió una nueva galería con copias de fotografías y de carros que compraron como chatarra para arreglarlos y vincularlos a la historia del capo. En el nuevo negocio, por 120.000 pesos los visitantes son guiados por dos jóvenes que cuentan parte de la historia del narcotraficante, pero obvian algunos detalles como los carros bomba o los asesinatos orquestados por el jefe del Cartel de Medellín.
Lo que sí se explica en el recorrido es que la propiedad, donde antes se encontraba una peluquería y un par de gimnasios, hacía parte de las viviendas de Pablo Escobar y en donde, supuestamente, el capo guardo dinero fruto de sus negocios ilícitos.
“Estamos en una casa caleta de Pablo Escobar, propiedad de Nicolás Escobar, su sobrino. Aquí el capo escondía dinero”.
Aunque en el nuevo museo no se pueden apreciar las avionetas, los carros, las motos o las fotografías originales de Pablo Escobar, sí se puede conocer la historia de la familia que, según Nicolás Escobar, el 80% fue asesinada, por lo que la idea principal es mostrar a los visitantes las tristes consecuencias de la ilegalidad.
“Aquí contamos la historia de lo que tuvimos que sufrir como familia por culpa del dinero fácil. A mí me mataron al 80 por ciento de mi familia y al 99,9 por ciento de mis amigos”.
Todos los problemas que ha tenido Nicolás Escobar lo han llevado a pensar que habría preferido cambiar todo el dinero que disfrutó en viajes y carros por la posibilidad de crecer rodeado de su familia y amigos.