Gracias al trabajo de un grupo de expertos del Laboratorio de Osteología de Antropológica y Forense de la Universidad de Antioquia, se descubrieron detalles de la salud del aclamado escritor antioqueño Tomás Carrasquilla. Fueron 83 años en que los restos del autor estuvieron en la Catedral Basílica Metropolitana, hasta que fueron trasladados al Museo Cementerio de San Pedro, en medio de la coyuntura del proyecto denominado “cada hombre es una historia”.
Carrasquilla, tal y como lo define la Universidad de Antioquia, no puede ser considerado como el escritor arquetipo de lo paisa, pues eso es “quedarse en un error promulgado desde la educación básica y desde muchos hogares antioqueños, lugares en los que, por décadas, se le ha impuesto el sello de costumbrista, casi parroquial, muy lejos de lo que pretendía el Casino Literario a finales del siglo XIX”.
“Nosotros acompañamos el proceso de la exhumación, junto a la familia y el Cementerio Museo San Pedro, con el propósito de hacer una osteobiografía (...) Tenemos convenios con los cementerios para hacer investigaciones de este tipo, que arrojan luz sobre las patologías y los traumas físicos de los individuos, respetando su dignidad”, explicó la directora del Museo de Osteología de la universidad de Antioquia, Timisay Monsalve, sobre el proceso.
El traslado permitió que los expertos de la institución académica tuvieran la oportunidad de estudiar los restos y revelar detalles que hasta hoy no se conocían, entre ellos, la fractura de cadera que tuvo en 1927. De la misma manera, las novedades en los huesos de sus manos evidencian el padecimiento de tenía de enfermedades como osteoporosis y artrosis. También se supo que le gustaba beber y fumar. Se fumaba entre 50 y 70 cigarrillos en un día, se rumora.
“Lo que encontramos es que puede ser ciática pero realmente era fractura de cadera, se desprendió cadenza de la otra parte del fémur y se hizo polvo el hueso y se movió por todo el cuerpo (..) porque lo que encontramos es que en este hueso, que es el quinto dedo del pie derecho, el hueso en la parte lejana que articula con falange tenía proceso pie diabético”, añadió Timisay Monsalve.
“Entre 1898 y 1926, Carrasquilla gozó de una vida bohemia y sin muchos quebrantos visibles de salud (...) Él tuvo una caída de un caballo en los primeros meses de 1897″, comentó la experta en testimonios que reposan en una publicación del diario El Espectador. A raíz del golpe que tuvo con esa caía, tuvo un derrame del líquido sinovial en la rodilla. Esto hizo que durante poco más de un año tuviera que usar muletas para movilizarse, así como un bastón, posteriormente.
A causa del bastón, su mano derecha empezó a deteriorarse más que la otra. También se habla de una fractura en su extremidad superior izquierda. “Esa curvita que se alcanza a ver en su mano izquierda es una fractura”, explicó Monsalve a El Espectador. Según se detalla, se habría roto la muñeca, exactamente, el radio. Esta lesión habría sido consecuencia de una fuerte caída.
“Cuando te vas a caer, lo natural es extender la palma de la mano en posición supina para amortiguar el golpe, pero en ese proceso se corren otros riesgos, como el de invertir la fractura, que fue lo que es posible que le haya pasado a él. Esto, además, fracturó el escafoides”, destacó la experta al hablar de ello.
La rotura en esa parte de su cuerpo le dejó como consecuencia una pseudoartrosis. También se registró, del estudio de sus restos, una fractura en su fémur derecho.
El problema de debilitamiento en sus huesos, y un ataque en la ciática, hizo que quedara, por el resto de su vida, inmóvil, en una silla mecedora. Esto habría ocurrido desde 1927. Se habla de la amputación de su extremidad inferior izquierda y la posibilidad de la pérdida de su pie derecho.
A su vez, se descubrió que tuvo diabetes, cataratas y reumatismo. Tenía sus arterias inflamadas a causa de la generación en su cuerpo de coágulos sanguíneos. Esto se conoce como arteritis obliterante. “Al analizar los huesos de su extremidad derecha, encontramos una serie de afectaciones en sus falanges muy típicas del pie diabético”, aseguró Monsalve.