Desde los días donde interpretó a Michel Doinel en Yo soy Betty, la fea, el francés Patrick Delmas se transformó no solo en un rostro habitual para los televidentes, sino que terminó por transformarse en un colombiano más. A pesar de que no hablaba en un principio una sola palabra en español, terminó por adaptarse a la cultura y las costumbres del país.
En un principio vino para filmar unas escenas en Cartagena para un programa de su país natal. Allí se conoció con María Fernanda Cortés, con quien no pasó mucho tiempo para que se enamoraran y contrajeran matrimonio. Inicialmente, se radicaron en París, pero a los seis meses decidieron regresar definitivamente a Colombia y de este modo, Delmas desarrolló su carrera actoral en Colombia. En 2012 recibió la ciudadanía colombiana y aunque sus orígenes son innegables, los televidentes lo han adoptado como uno de los suyos.
A través de los años y con sus interpretaciones en telenovelas como Pecados capitales, La viuda de la mafia, En los tacones de Eva y recientemente en Ana de nadie, ha destacado en incursiones en cine y teatro. Pero son sin duda sus papeles antagónicos los que le han dado mayor figuración y, como suele pasar en estos casos, el odio de quienes lo ven por la calle.
Delmas se refirió en una entrevista para El Colombiano a su papel en Ana de nadie, donde interpreta a Roberto, caracterizado como un esposo machista y abusador de su esposa Camila, interpretada por Carolina Cuervo. El actor destacó el hecho de estar acompañado de ella en las escenas para darle forma a un personaje que, aseguró, no fue nada fácil encarar:
“Lo hice a través de las motivaciones del personaje. Era tratar como actor de encontrar cómo manejar un personaje que es violento contra una mujer, que es una cosa muy delicada. Aquí la suerte que tuve, y creo que fue gigantesca, fue tener como compañera a Carolina, con quien ya he trabajado en el teatro. Nos conocemos hace años y somos amigos, entonces eso da mucha confianza, porque son escenas muy delicadas, con unas cargas muy delicadas de manejar”
Delmas contó que en su estudio del personaje entendió que la mayoría de los abusadores fueron abusados en su niñez, y recurrió a eso para darle trasfondo a Roberto, pues era algo que no aparecía en los guiones. De ahí que, como él mismo señaló, “cuando Roberto le pega a Camila es como si le estuviera pegando a su papá que abusó de él. Fue mi lógica para trabajarlo”.
Delmas, así como sucedió con el personaje de Jorge Enrique Abello en la misma producción, también ha tenido que lidiar con el odio de las personas en la calle. Pero al mismo tiempo lo entiende como parte de su trabajo y, sobre todo, como una retroalimentación positiva frente a su interpretación:
“No salgo hace 15 días (risas). Aquí, una vecina sí me dijo que está empezando a odiarme (risas). Siempre me ha gustado saber cómo el televidente recibe el trabajo de uno y ese contacto cercano en la calle es muy importante”
En la charla se le mencionó que la forma en que la noción de telenovela parecía desacreditada por la aparición de las plataformas de streaming, pero a la vez Ana de nadie estaba demostrando que esa clase de historias todavía podían decir.
Al respecto, Delmas reconoció el trabajo de los libretistas en esta producción, y el valor de utilizar como protagonista a una mujer de 52 años (Paola Turbay). Además, dio su concepto sobre la noción de telenovela en la actualidad y las causas del gran recibimiento del que ha gozado Ana de nadie a lo largo de 2023:
“Estas historias nos siguen gustando a todos, tienen una estructura que siempre ha funcionado y, por supuesto, ahora hay otros tipos de historias, pero las que han funcionado van a funcionar siempre, porque hacen parte de un arquetipo de cómo nos gustan las historias. La gran fuerza que tiene Ana de Nadie es utilizar esos patrones tradicionales con cosas muy actuales, donde la gente se ve identificada y es ahí donde Ana sobresale muchísimo, porque trata de temas de sociedad que están muy vigentes”