En el reciente Congreso de Cultivadores de Palma de Aceite, que contó con la participación de 1.400 asistentes, se examinaron los desafíos actuales que enfrenta esta industria a nivel nacional. Uno de los retos más destacados es el deterioro de la seguridad en diversas regiones, lo cual impacta directamente en el sector.
La Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite (Fedepalma) que tiene como objetivo principal respaldar a los cultivadores de palma de aceite en la defensa de sus propuestas y en su trabajo diario, de igual manera, busca promover la competitividad de esta agroindustria,la cual tiene un impacto significativo en la calidad de vida de las comunidades locales.
Por lo tanto, el presidente de Fedepalma, Nicolás Pérez, que está familiarizado con los riesgos a los que se enfrentan los productores en el ejercicio de su labor, habló para el diario El Tiempo y ofreció su perspectiva acerca de estos temas.
En términos de seguridad, Pérez mencionó que se ha registrado un deterioro en todas las zonas palmeras del país, con distintos niveles de intensidad debido a la presencia de diferentes actores armados en cada región, sobre todo en áreas como Norte de Santander, sur de Bolívar, Tumaco y el sur del Meta; los problemas de boleteo, extorsión y secuestros afectan significativamente a los cultivadores de palma de aceite.
Ante esta situación, el presidente de Fedepalma le mencionó al medio en mención que están buscando salidas viables.
De igual manera, Pérez agregó que uno de los problemas operativos identificados es el reclutamiento insuficiente en los contingentes de la Policía y el Ejército, lo cual limita las capacidades de seguridad, por lo que la solicitud principal de Fedepalma es fortalecer las operaciones de la fuerza pública y asegurar que estén respaldadas por acciones judiciales efectivas.
Está la situación actual en la frontera de Colombia con Venezuela
En cuanto a la situación en la frontera con Venezuela, Pérez explicó para El Tiempo que ha observado la presencia de grupos armados como el ELN y disidencias de las Farc, los cuales aumentan presión sobre los cultivadores de palma de aceite debido a la disminución de los ingresos provenientes de la pasta de coca. Como resultado, se registran robos del aceite crudo de palma, el cual es llevado ilegalmente a Venezuela.
“Es una frontera muy porosa, y tal vez el lugar donde más complicada está la situación”, explicó Nicolás Pérez para el medio en mención.
Desafíos adicionales se suman al panorama de los cultivadores de palma de aceite
Además de los desafíos internos relacionados con la seguridad, existen desafíos externos que afectan a la industria. Uno de ellos es la regulación europea, que exige un sistema de trazabilidad del producto para garantizar que la producción de palma de aceite no esté asociada con la deforestación.
Por eso, el presidente de Fedepalma reveló que en los próximos 18 meses se debe completar la georreferenciación (procedimiento que permite establecer la ubicación de un elemento en un sistema de coordenadas espaciales distinto al sistema en el que se encuentra actualmente) de todas las fincas palmeras de Colombia y establecer un sistema de trazabilidad. Este proceso se suma a los esfuerzos de certificación de productores, con un enfoque particular en los pequeños productores
El proceso de certificación de productores conlleva un costo significativo estimado entre 40 y 60 mil millones de pesos en los próximos tres años, esto se debe a que implica no solo la certificación en sí, sino también actividades previas como la medición de la situación de cada productor y el acompañamiento técnico para cerrar brecha. “Para financiar este trabajo, se utilizan recursos del Fondo de Fomento Palmero y se ha recibido cooperación internacional en algunos casos”, expresó Pérez.
El papel del Gobierno en la situación de los palmeros
El presidente de la compañía dice que recibió la indicación de que el Gobierno respalda la utilización de los recursos parafiscales para financiar estas actividades consideradas prioritarias, por lo que solicitó el acompañamiento del Gobierno en el ámbito diplomático para evitar que la Unión Europea clasifique a la palmicultura colombiana como de alto riesgo de deforestación.
Con esto, la entidad busca que la clasificación del país se base en el aporte de cada sector a la deforestación, considerando que la palma ha tenido un impacto insignificante en este aspecto.
Aparte de las exigencias ambientales, también existen demandas en términos de política laboral; aunque las normas laborales aún no estaban aprobadas formalmente, por lo que espera que surjan discusiones relacionadas con los derechos humanos y el trabajo.
En este sentido, la palma colombiana se destaca por sus altos niveles de formalización laboral, lo cual puede ser un factor diferenciador con respecto a sus competidores.