El presidente de Colombia, Gustavo Petro, y su homólogo en Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva se encontraron en Leticia para realizar un evento previo a la Cumbre de Belém, que se realizará en ese país en agosto. El propósito era empezar a definir las propuestas para proteger la Amazonía que se propondrán para que los ocho países que comparten la selva se comprometan.
En el encuentro que se denominó reunión técnico-científica de la Amazonía se lanzaron por parte de ambos presidentes algunas ideas que podrían exponerse. Una de las que planteó el presidente Petro está ligada a su política por acelerar la transición energética como respuesta a la crisis climática.
“Hay otro tipo de desarrollo que tiene que ver con no tumbar el árbol, que tiene que ver con proteger la vida, que pasa por discusiones dificilísimas, por ejemplo: ¿Vamos a dejar explorar hidrocarburos en la Selva Amazónica? ¿a entregarlos como bloques de exploración? ¿está ahí la riqueza o está ahí la muerte de la humanidad? Es una decisión que tendríamos que tomar en común”, sostuvo el presidente.
“Cada país ha vivido de estos recursos, la mayoría. Nosotros hemos vivido del petróleo y del carbón durante los últimos 40 años. Si cambiamos, entonces ¿de qué vamos a vivir? Podemos vivir del cerebro, de la ciencia, de otro tipo de desarrollos, de nuestra propia unidad abriendo caminos, del turismo, de la bio-economía”, agregó el mandatario colombiano.
Petro resaltó que durante su Gobierno se ha reducido en un 76% la deforestación de la Amazonía, en comparación con el primer trimestre de 2022. “Para lograrlo hubo que hablar con grupos armados y una de las conversaciones centrales era no deforestar, es decir que de cierta forma la paz está comunicada con la vida, con la posibilidad de defender la selva”, sostuvo. Así mismo, diálogos con las comunidades que habitan el territorio de preservación para evitar que tumben los árboles.
El presidente Lula da Silva celebró la invitación de Petro a Leticia y exaltó que además de la frontera amazónica, ambos países comparten por primera vez gobiernos progresistas que tienen la agenda de la Amazonía como centro de sus políticas. “Los países amazónicos tienen dos desafíos que enfrentar juntos. Uno de ellos es institucional y se refiere al fortalecimiento de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica. El otro es político, y se refiere a la construcción de una nueva visión de desarrollo sostenible para la región”, señaló el presidente brasileño.
Petro y Lula da Silva coincidieron en la exigencia a los países del norte, como se comprometieron en la cumbre de Copenhague de 2009 que se destinarían 100.000 mil millones de dólares en acción climática que no se han cumplido. Sin embargo, el mandatario colombiano señaló que los expertos calculan una cifra inferior que permitiría financiar, a través de un fondo multilateral, a las fuerzas sociales, campesinas, agricultoras durante 20 años para detener la destrucción de la selva. “Transformarlos en una fuerza positiva que significa pagarles mensualmente servicios ambientales por cuidar y dejar crecer la selva amazónica”, sostuvo.
El presidente de Brasil tiene el objetivo de que los ocho países que comparten frontera en la Amazonía se comprometan en agosto a detener la deforestación ilegal en 2030. Ese país tuvo una reducción del 36% en ese propósito durante enero en comparación con el año anterior.
Así mismo, desde el gobierno brasileño se impulsará una transformación de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica por considerar que se creó hace 45 años para la protección de amenazas externas, por lo que ya no es vigente para la lucha contra el cambio climático. Además, creará un Centro de Cooperación Policial Internacional para la Amazonía, en Manaos.
La ministra de ambiente, Susana Muhammad, señaló que el Gobierno colombiano también busca garantizar un corredor andino amazónico de conservación de la conectividad ecosistémica que proteja el agua, la biodiversidad y regenere la selva, financiado con recursos como el canje de deuda por naturaleza, según escribió en el diario El Tiempo.
Las propuestas de Brasil también tienen componentes de alimentación y salud para las poblaciones amazónicas. Así mismo, la academia con la institucionalización del Observatorio Regional Amazónico que reúna expertos que produzcan análisis e informes sobre las afectaciones, los riesgos y las posibilidades de preservación.