El tráfico de autopartes, escudado con el capó y la falta de conocimiento de algunos conductores, ha provocado que cada vez más personas se pregunten cómo es posible que las condiciones de su vehículo empeoren al salir de una revisión en el mecánico.
Inició con casos aislados, en talleres de garaje y mecánicos poco confiables, hasta transformarse en una industria del crimen que, al año, genera millones y millones de pérdidas, entre quienes, no pueden pagar revisiones de concesionario.
“En algunos casos es común escuchar que cuando el propietario lleva a sitios no autorizados de las marcas o con alguna trayectoria en el mercado, mecánicos inescrupulosos cambian partes originales y valiosas por otras usadas o dañadas y lastimosamente el propietario del vehículo termina pagando más caro después”, señaló en entrevista para El Tiempo, el presidente de la Asociación del Sector Automotriz, Carlos Pineda.
Por el afán o ahorrarse unos pesos, un gran número de conductores han ido estafados y sus motores deshuesados, como una víctima de mediados de junio (2023) que decidió contar a detalle su historia para el diario citado:
“Lo dejé (mi carro) y fui a hacer unas vueltas cerca de ahí (el taller) a un centro comercial, y volví a las dos horas”, pero la pesadilla recién comenzaba: “Lo primero que me dijeron fue que había una falla en la transmisión y que el carro, que tiene una caja DSG —transmisión de cambio directo o caja de cambios automática controlada electrónicamente de embrague doble—, debían revisarlo por completo y lo debían dejar cuatro horas más (…) Yo sabía a lo que se refería y mi error fue haber estado de afán”.
Al tener un viaje programado, les pidió actuar con celeridad, pero, al cabo de una semana, la cuenta en el taller había ascendido a 12 millones de pesos: “Nunca me habían cobrado algo así, pero me justificaron que debieron cambiar toda la mecatrónica”.
No contaba con el dinero, así que tuvo que firmarles un pagaré para poder llevarse el vehículo, pero, durante el viaje empezó a presentar fallas mucho peores a las que habría tenido, previo a la revisión; así que, al regresar a Bogotá lo llevó con su mecánico de confianza y le dijeron que no le “habían cambiado la caja por una nueva, sino que la habían alterado. Lo que, la habría motivado a interponer una denuncia.
“La tendencia apunta a módulos electrónicos y autopartes pequeñas de altísimo costo”, precisaron desde Asopartes, bajo la misma línea de un grupo de mecánicos que hablaron con El Tiempo y revelaron que “esas son partecitas que las venden después por menos de 200.000 pesos. Uno se da cuenta que no están o se las cambiaron porque la suspensión falla, y se nota”.
Casi 7.000 talleres mecánicos están registrados en la Cámara de Comercio de Bogotá, más aquellos establecimientos ilegales y fachadas que, a través de Internet, utilizan nombres y fotografías de talleres y tiendas de repuesto para estafar a conductores con pagos y compras en línea.
Resulta difícil, entonces, identificar los lugares en los que ocurren los robos o famosos “cambiazos”; sin embargo, “se hace sobre todo en lugares grandes, que reciben varios carros al día y los dejan estacionados por mucho tiempo”, revelaron los trabajadores del medio, quienes, además señalaron que las partes que más suelen tomar son los bujes, las bases de amortiguadores y las unidades mecatrónicas de la caja de cambios.
Aunque, el problema, como siempre, no solo está en quienes hurtan el repuesto, sino también, recae en quienes lo compran, sin cerciorarse de dónde viene: “Con la Policía estamos promoviendo la compra y venta legal de partes. Si compran repuestos usados o de segunda, sin saber de dónde vienen, se puede estar alimentando ese mercado negro de bandas delincuenciales constituidas”, señaló Carlos Pineda, de Asopartes.
Es así como la recomendación de quienes trabajan en el medio es que, aunque parezca incomodo, lo mejor será estar presente durante la revisión y utilizarla como “un espacio para conocer su carro y entender qué falla” y “antes de retirar su vehículo, pida que le muestren el repuesto viejo cambiado y cómo quedó el nuevo; si puede, pida fotografías, verifique muy bien que lo que le estén diciendo tenga coherencia y pregunte las veces que sean necesarias”, sin importar su nivel de conocimiento.