Ser futbolista profesional en Colombia no es fácil, primero por la compleja situación económica de la mayoría de las jóvenes promesas, que no cuentan con los recursos suficientes para acceder a una escuela de formación y mucho menos para costear los implementos deportivos y transporte.
Ahora bien, el tema no es solo tener los medios para cubrir los gastos mencionados anteriormente, ya que una vez en los clubes, los agentes hacen su trabajo de llevar a sus futbolistas a diferentes pruebas dentro o fuera del país, en muchos casos los jugadores deben asumir pagar su propia alimentación y alojamiento.
En el caso de llegar a un acuerdo con un equipo profesional, el representante se queda con una parte de la trasferencia o toma una un porcentaje del salario del futbolista. Sin embargo, desde hace años se vienen conociendo más detalles de cómo es el “modus operandi” para que un futbolista pueda cumplir el sueño de ser jugador profesional.
Días atrás, el exjugador Néstor Palmira Salazar dio fuertes declaraciones de como un entrenador de Boyacá Chicó le pidió una suma de dinero considerable para que su hijo Juan Camilo, que hace parte de las divisiones inferiores de la escuadra Ajedrezada, pudiera jugar, así lo dijo en diálogo con el programa Deportes sin Tapujo.
“A mí me llamó un técnico del Boyacá Chicó para que pagara 30 millones para que mi hijo Juan Camilo jugara, les dije que no”.
Y agregó: “Todo mundo sabe que en el fútbol colombiano hoy se paga para jugar a nivel profesional, pero les da miedo decirlo porque los vetan (…) hay muchos jugadores en el fútbol colombiano que juegan porque el papá o el empresario pagan. Es poco el pelado de barrio que llega al fútbol profesional con un proceso porque les piden 20 o 30 millones para ser profesionales”.
Acto seguido, el ex Atlético Nacional y América de Cali expresó para el mismo medio su preocupación por fútbol formativo debido a esta práctica por la que varios tantos del fútbol cafetero se quedan en el camino.
“El fútbol se está acabando poco a poco debido a lo que se vive en las divisiones menores, donde el niño o joven de estrato bajo o del barrio no tiene empresario ni quién los apoye. Si el fútbol colombiano no mejora en la formación va a terminar como Bolivia”.
Por último, el exfutbolista de 49 años no se guardó nada a la hora de señalar a un culpable: “El Señor Álvaro González, quien manda en Difútbol, no quiere soltar esa ‘teta’ de la B y por eso no hacen la Primera C en el fútbol colombiano”.
Frente a esta situación el Boyacá Chicó emitió un comunicado en el que expresa lo siguiente:
“El Boyacá Chicó F.C., su junta directiva, su presidente comunican a la opinión pública que dada la importancia por lo delicadas de las denuncias hechas a los medios de comunicación por parte del exjugador de fútbol Néstor “Palmira” Salazar el pasado 6 de julio, donde acusa a un integrante de nuestro cuerpo técnico del club, le pidió la suma de treinta millones de pesos ($30′000.000) como condición para que su hijo que se encontraba entrenando con el plantel profesional del equipo en esa época pudiera jugar.
Entendido que estas declaraciones ponen en entredicho el buen nombre y la imagen de la Institución, del cuerpo técnico y lógicamente de sus dirigentes, hemos decidido:
1. Solicitar respetuosamente al exjugador Néstor “Palmira” Salazar que nos haga llegar las pruebas correspondientes de su grave denuncia al correo electrónico oficial del club en un término de tres (3) días calendario siguientes a la publicación de este comunicado.
2. Que en el caso de que el señor Salazar no allegue las pruebas de su denuncia en este término de tiempo, nos veremos en la obligación de interponer la correspondiente DEMANDA PENAL por daños y perjuicios pidiendo AMPARAR y PROTEGER el buen nombre de los técnicos de la institución para poder minimizar los enormes riesgos perjuicios y daños morales que se pueden causar”.
Néstor Palmira Salazar jugó en 15 equipos en Colombia, uno en Argentina, uno en Ecuador y fue campeón con América (2000) y Boyacá Chicó (2008).