Ráquira es un municipio ubicado en Boyacá y es conocido como la Ciudad de las ollas por su significado en lengua muisca. Este territorio también es reconocido por sus expresiones artesanales, entre los que se encuentran, por ejemplo, las hamacas, sacos, canastos, vestidos, ollas, platos, vasos o juguetes que son realizados a mano por artesanos campesinos.
El problema es que, con el paso de los años, los artesanos que mantienen viva la tradición en el municipio se han venido enfrentando a varios problemas, como el costo de los materiales y las ganancias; además, los jóvenes del pueblo que han aprendido este arte están migrando a las grandes ciudades.
Así lo dio a conocer el creador de contenido Julián Pinilla, conocido como El chico de la ruana, quien comparte videos en redes sociales sobre las tradiciones del campo y la vida de las personas en Boyacá.
En una de sus recientes publicaciones, Pinilla evidenció los problemas a los que se ven enfrentados los artesanos de Ráquira para poder vender sus productos y mantener su trabajo. El chico de la ruana compartió la historia de un trabajador que comenzó a crear artesanías desde los 6 años con la ayuda de su padre.
“Realmente me gustó mucho, aprendí y mi papá me cogió desde muy pequeño y le cogí amor, con decirle que cometí el error de dejar mi colegio por eso. Éramos 9 y era duro alimentarnos y esto fue lo que nos dio de comer”.
Sobre la actualidad del negocio de las artesanías en el municipio, el hombre comentó: “Se ha puesto muy precaria en cuanto a materiales, en cuanto al costo de la vida, en cuanto al trabajo, porque ya la juventud no le gusta este oficio, no tenemos la mano de obra. Hoy en día, la mayoría de los pelados de este pueblo puede que aprendan, pero se van”.
El artesano explicó el proceso desde la creación hasta la finalización de una de las artesanías que se pueden encontrar en los almacenes del municipio, y afirmó que terminar una cerámica puede tardar hasta cinco días en los que pasa por varios procesos, inclusive, según el tipo de terminado puede tener más procesos.
“Para llegar a esta pieza, esta sola piecita lleva uno hasta cinco días, se hace mucha cantidad en el transcurso, pero para darle el acabado a todo esto, más de cinco días. Hay señores que alistan el barro, que lo rayan, nos lo preparan, lo trabajamos, yo puedo hacer esta pieza y mi mujer la puede orejear, la brillada, la alistada, dejar secar y prepararla para la cocinada porque esta loza negra lleva también otro proceso”.
Una de las realidades más difíciles que viven los artesanos es la ganancia que les queda después de terminar una artesanía, pues las venden a un precio muy bajo, que al llegar a los intermediarios aumenta, por lo que no ven reflejado el esfuerzo y tiempo que le dedican a cada pieza.
“Completo, las tres piezas vale 3.500 lacado, está sin lacar, los tres valen 3.500 aquí en la fábrica. Un jueguito de estos se vende fácilmente en 12.000 - 15.000 pesos en un almacén. Dicen esto lo harán en 10 minutos y ya está listo eso, pero nadie se fija el trabajo, el rigor diario que hay detrás de esta sola pieza. Es muy bonito y nosotros como artesanos nos enorgullece saber de que en estas manos se puede crear cualquier cosa y el talento que nos dieron nuestros padres y que aspiro a transmitirlo a mis hijos sea de pronto un poquito más valorado para ellos”.
El artesano también hizo un llamado para que las personas que estén interesadas en comprar este tipo de artesanías tengan en cuenta que no solo se encuentran en los almacenes, sino que también el artesano tiene una parte fundamental en la cadena, y así se pueda continuar con la tradición que comenzó desde los bisabuelos.
“No solo piensen que la artesanía son esos al almacenes porque realmente el artesano, el que nació aquí en el oficio de la artesanía fueron todos estos campesinos, nuestros abuelos, porque ni siquiera fueron nuestros padres, sino nuestros abuelos y bisabuelos que fueron los que le enseñaron a ellos”.
Para finalizar el video, Julián Pinilla dejó una reflexión en la que invitó a las personas a valorar más el trabajo y esfuerzo de los artesanos y agregó que es más beneficio comprarle directo a ellos para que las ganancias queden en sus bolsillos y no en los de los intermediarios.
“Cuando vayamos a comprar una pieza de estas valoremos el trabajo de nuestros artesanos y pensemos que hay que comprarles a ellos”.