La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) le hizo un llamado a la Cancillería de Colombia para que genere los trámites necesarios para que el exintegrante de las Farc conocido como alias César -Gerardo Antonio Aguilar Ramírez-, pueda asistir a una audiencia en medio de las investigaciones del caso que indaga por el delito de secuestro.

En el auto de la JEP se solicita: “Exhortar al Ministerio de Justicia, Oficina de Asuntos Internacionales y al Ministerio de Relaciones Exteriores realizar todas las gestiones pertinentes con el gobierno de los Estados Unidos de América, con el fin de que el compareciente Gerardo Antonio Aguilar Ramírez rinda entrevista ante el Despacho de la magistrada Marcela Giraldo de la Sala de Amnistía o Indulto y versión voluntaria ante el Despacho relator del macrocaso 01″.

Alias Cesar fue capturado en 2008 durante la Operación Jaque, cuando integrantes del Ejército Nacional lograron rescatar a un grupo de 15 secuestrados, entre estos la excandidata presidencial Íngrid Betancourt y 3 ciudadanos americanos.

Según señaló la JEP, Aguilar Ramírez está privado de la libertad en el centro penitenciario de Lompoc, California, en Estados Unidos, esto gracias a la Resolución No. 072 de 16 de marzo de 2009, con la que los ministerios del Interior y Justicia concedieron su extradición.

En la justicia transicional alias César ha sido mencionado por algunas víctimas de secuestro, como: Luis Eladio Pérez y Luis Herlindo Mendieta. En el informe entregado por la Fundación País Libre también ha sido mencionado en las versiones voluntarias de Elí Mejía Mendoza y Alexander Farfán, conocidos al interior de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) como Martín Sombra y Gafas.

El 2 de julio de 2018 se llevó a cabo una de las operaciones de rescate que se convirtió en un escenario histórico para Colombia, cuando después de varios meses de preparación se concretó la liberación de 15 secuestrados que estaban en condiciones infrahumanas, luego que el grupo armado ilegal Farc los hubiera retenido anteriormente.

Desde el 15 de mayo de 2007, las autoridades revelaron que el subintendente de la Policía Nacional, Jhon Frank Pinchao, estaba en libertad luego de fugarse de sus captores en la Amazonía colombiana en una maratónica y casi mortal travesía por el inhóspito lugar.

La importancia de Pinchao para la Operación Jaque fueron las referencias que le entregó al grupo de inteligencia, en donde detalló la posible ubicación de varios secuestrados, estado de salud de estos y datos sobre la misma guerrilla, pues cabe resaltar que compartió cautiverio con muchos de los retenidos.

Fueron meses de planeación por parte del Ejército en donde tras la orden del entonces presidente Álvaro Uribe y el ministro de Defensa Juan Manuel Santos, las tropas avanzaron en el análisis de variantes y decidieron que lo mejor sería infiltrar al grupo armado ilegal. Gracias a diversas comunicaciones, en donde comandantes de algunas cuadrillas de las Farc estaban convencidos de estar hablando con el secretariado, se concretó desarrollar un supuesto intercambio humanitario.

El Ejército usó dos helicópteros (MI17), fundamentales para dar el golpe certero. Las aeronaves fueron pintadas con logos de la Cruz Roja y colores blanco y rojo, para hacer todo más creíble para los subversivos, pues mediante las interceptaciones y comunicaciones realizadas, se indicó sobre la posibilidad de contar con dos jefes subversivos para la entrega de los rehenes, que finalmente asistieron al lugar acordado junto a cerca de 15 guerrilleros armados.

La fachada buscaba hacer creer que los secuestrados serían cambiados de frentes, -que pasarían del Frente Primero de las Farc al Bloque Oriental-, que en aquel entonces comandaba Alfonso Cano. Sobre el medio día del 2 de julio, los helicópteros aterrizaron en el departamento del Guaviare, a este también llegaron guerrilleros junto al grupo de 15 secuestrados.

Todo transcurría normal dentro de lo que era una operación humanitaria; sin embargo, el tiempo estaba contado para los rescatistas, pues prevalecía la necesidad de extraer rápidamente a los secuestrados, porque cualquier fallo podría costarles la vida, ante otros 15 hombres que estaban armados.

Los supuestos periodistas entrevistaban a los secuestrados, quienes no estaban enterados de nada y únicamente exponían frente a las cámaras las inclemencias a las que eran sometidos en cautiverio. Luego de un intercambio de palabras entre los infiltrados y los comandantes guerrilleros, se estableció debían subir alias Gafas y alias César al helicóptero junto a los secuestrados para movilizarse al otro punto y brindar garantías de entrega, procediendo así con el punto clave de la misión.

Ya en el aire, uno de los tripulantes gritó: “Bienvenidos a la libertad, somos el Ejército Nacional”; inmediatamente los dos guerrilleros que estaban en la aeronave fueron reducidos y el llanto, los coros y la alegría no se hicieron esperar, pues tras años de cautiverio, los secuestrados volverían con sus familias.

Capitán del Ejército (Juan Carlos Bermeo); sargento viceprimero (José Ricardo Marulanda Valencia); subteniente (Raimundo Malagón); cabo primero (William Humberto Pérez Medina); sargento segundo (Erasmo Romero Rodríguez); cabo primero (Amaón Flórez Pantoja); cabo primero (José Miguel Arteaga).

También los contratistas de Estados Unidos - Thomas Howes, Marc Gonsalves y Keith Stansell-; el cabo primero de la Policía (Julio César Buitrago Cuesta); subintendente (Armando Castellanos Gaona); teniente (Vianey Javier Rodríguez Porras); cabo (John Jairo Durán Tuay) y la Excandidata presidencial (Íngrid Betancourt).