Al parecer, las relaciones entre el comandante de las Fuerzas Militares, general Helder Giraldo, y el comandante del Ejército, general Luis Ospina, no son las mejores y su distanciamiento ya viene desde hace varias semanas, a pesar de que por sus cargos deben verse constantemente.
De acuerdo con un informe de la revista Semana existe una especie de “guerra fría al interior de las Fuerzas Militares”. Por el lado del general Giraldo, se conoció que hay molestia con el comandante del Ejército por cuenta de algunas elecciones que no han caído bien. Entre ellas, reuniones a las que acudió el general Ospina al despacho del ministro de Defensa sin informar a su superior.
El informe, que se basa en una fuente que pidió mantener su nombre y cargo en reserva, según la revista, el general Giraldo ha terminado muy molesto, pues considera que, prácticamente, se lo están saltando y no se respeta el conducto regular que se tiene que dar para estos casos. “Es como si se lo estuvieran pasando por la galleta”, dijo la fuente.
Aunque este podría considerarse como un caso menor, hay otros hechos que han quebrado las relaciones entre los dos más altos miembros de la cúpula militar que llegaron a esos cargos con la entrada del nuevo Gobierno.
La publicación señala que uno de los hechos más recientes “está relacionado con el escándalo en el Ejército por el caso del segundo comandante, el general Álvaro Pérez Durán, quien utilizó la Escuela de Caballería para la manutención de un caballo de su propiedad”.
Aunque se esperaba que el general Ospina explicara esta situación, al final quien dio la cara públicamente sobre este hecho fue el general Giraldo, lo que le causó un disgusto.
A esto se suma el escándalo del contrato revelado por la misma revista, a la que una fuente entregó detalles del acuerdo comercial para comprar 55 carros militares blindados 8x8. Al parecer, señalaba que el contrato presentaba sobrecostos que podrían ascender hasta los 17 millones de dólares.
Aunque el ministerio de Defensa se había pronunciado sobre este asunto a través de un comunicado: “Con relación a presuntos sobrecostos que se hubiesen presentado en la adquisición de dichos vehículos, el Ministerio de Defensa se permite precisar que, de acuerdo con la información disponible que ha sido corroborada, tal irregularidad no existe”.
Ceremonia de ascensos militares
El informe recuerda lo sucedido durante la ceremonia de ascensos militares en donde el ministro de Defensa, Iván Velásquez, regañó duramente a la fuerza pública por los graves hechos de Norte de Santander, donde las disidencias de las Farc aparecieron inaugurando obras viales.
Según relata la revista, al final del evento, los periodistas buscaron al general Ospina para preguntarle sobre este tema, pero el comandante esquivó a la prensa y quien tuvo que dar la cara de nuevo fue el general Giraldo.
Luego se supo del inconformismo del comandante de las Fuerzas Militares por tener que responder por asuntos que no son de su competencia, sino del comandante del Ejército.
Resalta la nota que “hasta ahora, no se conocen las razones de por qué el comandante del Ejército no ha contestado públicamente sobre estos hechos en particular”.
“El general Ospina toma decisiones que no consulta con el general Giraldo y como son del mismo curso, hay órdenes que no obedece”, agregó la fuente.
Del mismo modo, la revista consultó la opinión del Comando General de las Fuerzas Militares quienes explicaron que “no hay distanciamiento entre los dos oficiales. Por el contrario, hay armonía en el trabajo articulado entre las Fuerzas, un trato respetuoso y cordial, y por ser del mismo curso se trabaja en equipo”.