30 años de la muerte de Héctor Lavoe: el rey de la salsa que escapó de Pablo Escobar en Medellín

El ‘cantante de los cantantes’ habría cantado para el capo del cartel en la década de los 80, aunque la fiesta no terminó de la mejor manera para el puertorriqueño

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Héctor Lavoe y Pablo Escobar en Medellín.
Héctor Lavoe y Pablo Escobar en Medellín.

La voz de Héctor Juan Pérez Martínez, famoso por su nombre artístico de Héctor Lavoe aún es recordada en todo el mundo.

Sin embargo, tras 30 años de su fallecimiento, el pregón del ‘cantante de los cantantes’ hace eco en Colombia, pues son varias anécdotas las que dejó el puertorriqueño en el país, tras su intermitente paso por tierras cafeteras, pues entre la música y ánimo de descanso, la ciudad de Santiago de Cali era el foco principal del intérprete salsero.

Nació el 30 de septiembre de 1946 en la costera ciudad de Ponce, Puerto Rico, y durante su infancia forjó su talento vocal, aunque para los amantes de la salsa, está claro que, lo que mejor se le daba era el pregón, aquella improvisación que anima a los espectadores a bailar, sentir y gozar el género.

De casa musical, el gran Héctor empezó a conocer de instrumentos y canto durante su niñez, formando parte de algunas agrupaciones en la isla y proyectándose a futuro, ya que tenía claro que debía migar para potenciar lo que sería su carrera.

Aunque el cantante viajó a Estados Unidos pasados los 16 años, su carrera se impulsó en 1966 cuando empezó a conocer a Willie Colón y destilar magia posteriormente con la Fania All Stars.

Regresando a las historias en Colombia, Héctor tuvo diversos pasos por el territorio nacional, resaltando dos puntos como los más recordados por sus seguidores: por una parte, la supuesta coincidencia con el narco Pablo Escobar, y por el otro, la temporada en que vivió en Cali.

Héctor Lavoe fue amenazado por el cartel de Medellín

Cursaba el año de 1981 en Medellín, época de una preocupante crisis social en el país y aumento de la violencia por el desarrollo de grupos armados como el M-19, que en medio de sus operaciones arremetía contra la población mediante secuestros.

Para diciembre de dicho año, se conformó el grupo MAS (Muerte a Secuestradores) y detrás de este estaba el reconocido capo Pablo Escobar.

Sin embargo, más allá del delito, en enero de 1981 resalta una historia que es relatada por el periodista Juan José Hoyos, quien le explicó a Salserisimo Perú el minuto a minuto de la fatídica noche que habría vivido el ‘jibarito de Puerto Rico’ en Medellín.

Conforme a lo expuesto por el comunicador, un taxista vio a un hombre bien vestido, pero descalzo en una vía cercana a la capital de Antioquia. Le llamó la atención el contexto en que se encontraba, pues lo notó asustado y confundido, además de estar un poco ultrajado. Al subirse rápidamente al vehículo, el misterioso hombre le pidió que lo llevara a la zona urbana, concretamente a un hotel, en donde le pagaría la carrera porque no tenía un peso en sus bolsillos.

Luego de varios minutos de recorrido, el sujeto confesó ser Héctor Lavoe, aunque se presume que quizá el taxista recurrió a la burla, con el fin de confirmar la versión; le pidió al hombre cantar una canción: El cantante. El pasajero no se rehusó y entonó la canción, aunque confesó que ese había sido el motivo por el que terminó corriendo descalzo en una vía.

Según la versión expuesta por el periodista, el taxista aseguró que el compositor le explicó que estaba en una fiesta de unos mafiosos, entre los que estaba Pablo Escobar. Si bien para dicha reunión hubo un contrato que resaltaba una hora específica para finalizar, el cronograma se extendió hasta la madrugada y a Héctor le hicieron cantar hasta diez veces El cantante con una pistola en la cabeza.

Luego de ser retenido en un cuarto junto a varios compañeros de su orquesta, el puertorriqueño encontró una ventana y terminó rompiéndola para salir por ella y huir por una zona boscosa, dejando atrás instrumentos, objetos personales y hasta pasaportes, elementos que fueron dejados en el hotel al día siguiente por un anónimo, con dinero y una misiva de disculpas.

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