El 21 de septiembre del 2021, el patrullero Harvey Ardila fue herido por parte de un sujeto al que le solicitó detenerse para registrarlo. El victimario, que se encontraba con otro hombre, atacó al uniformado en la cabeza con un arma de fuego, lo que dejó lesiones graves e irreversibles en Ardila.
En la actualidad, el patrullero ha venido denunciando que la Policía Nacional lo ha abandonado y que su proceso de pensión no ha avanzado. Los hechos ocurrieron en el barrio Guacamayas, en la localidad de San Cristóbal, en Bogotá.
“En horas de la madrugada dos compañeros realizan un registro y son heridos con arma de fuego. El caso está en desarrollo, se están realizando las actividades de persecución para ubicar a los dos agentes”, comentó, en aquel momento, el coronel Wilford Méndez, de la oficina de inspección de la Policía.
Dos días después del incidente, el 23 de septiembre del 2021, un hombre se entregó a las autoridades y aseguró que él le habría disparado al policía. “Sobre las 8:40 p.m., del 23 de septiembre en el barrio Libertadores un hombre de 30 años se acerca a una patrulla de la Policía y les manifiesta ser el responsable de la agresión sufrida por un integrante de la Institución en el sector Guacamayas”, informó la autoridad a través de un comunicado.
Supuesto abandono de la Policía Nacional
De acuerdo con lo que comentó el hermano de Harvey, Óscar Ardila, a pesar de las consecuencias físicas que le dejó el ataque y de la imposibilidad que eso le generó para seguir trabajando, no lo han pensionado. La esposa de Harvey, relataron desde la vocería de la familia, dejó de trabajar para dedicarse a cuidar del patrullero y de los tres hijos que tiene con él.
“Aun los bancos le quitan más del 50 por ciento del sueldo por unos créditos que tenía antes del disparo y se lo descuentan por libranza. La Policía le quitó una prima de orden público que estaba ganando en el puesto donde estaba trabajando, por medio de un derecho de petición reconocieron el error y decidieron dársela con retroactivo, pero a la fecha no han desembolsado. Harvey tiene el tiempo para vivienda militar y aún no avanza ese proceso”, comentó el familiar del patrullero en testimonios rescatados por la revista Semana. “Muchas veces no conseguimos ni lo del arriendo”, añadió.
Para el noveno mes del año 2021, época en la que ocurrieron los hechos, se informó que la bala que le dispararon al patrullero logró entrar a través de la visera del casco, exactamente, en donde se unía la espuma protectora del caso con su mejilla derecha. Aquel impacto destrozó aquel lado de su cráneo. Fue llevado, inicialmente, a la Clínica Santa Clara. Estuvo nueve días en coma luego de aquella agresión. Así mismo, permaneció en cuidados intensivos luego de despertar de su estado de inconsciencia. Fue dado de alta en octubre de ese mismo año.
Según quedó establecido en su historial médico, la lesión ocasionada por la bala le afectó la movilidad de su brazo derecho, su sentido de la vista, su coordinación, su fuerza en las piernas, entre otras cosas. De acuerdo con lo que pudo establecer la revista Semana, neurocirujanos del hospital de la Policía Nacional fueron los encargados de realizarle una craneoplastia, al uniformado, en el año 2022.
Luego de ese procedimiento para reconstruir su cráneo, se habló de la puesta de un implante con un plástico conocido como PEEK. Este procedimiento, que será practicado en el hospital de la Policía, puede llegar a costar entre 24 y 30 millones de pesos. Según dice el hermano de Harvey, aunque se han realizado las cirugías correspondientes, no le han dado a Ardila garantías laborales. Para tratar de alivianar las necesidades económicas, cuenta Óscar Ardila, se han intentado hacer recolectas de fondos.