Doctora utilizó un garrafón de aguardiente para hacer un procedimiento por falta de recursos

El pésimo estado de las infraestructuras, la falta de recursos y el abandono del Estado son algunos de los lastres con los que deben vivir los médicos rurales en Colombia, que tienen que improvisar con lo que tengan a mano para poder salvar la vida de sus pacientes

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Los médicos debieron usar un garrafón de aguardiente para realizar un drenaje torácico.
Los médicos debieron usar un garrafón de aguardiente para realizar un drenaje torácico.

Pese a que Colombia fue incluido entre los diez países con mejor sistema de salud de Latinoamérica por la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas, la realidad que se vive en el país es muy distante de esa aseveración, principalmente en las poblaciones rurales, donde los galenos deben hacer las veces de MacGyver, para poder atender a sus pacientes con los escasos recursos que les brinda el Estado.

Ante esta situación, El Tiempo hizo una recopilación de testimonios y casos llevados por el abogado Édgar Torres, encargado de pleitos jurídicos relacionados con el ámbito médico. Los relatos de los médicos rurales dan cuenta de cómo tienen que ingeniárselas para evitar la muerte de sus pacientes. Uno de los relatos más impactantes lo realizó Cielo Casas, nombre que le asignó el medio en mención para proteger su identidad.

Según contó la doctora que prestó su servicio rural en un centro médico de El Bagre (Antioquia), en una oportunidad le tocó usar una ‘garrafa de guaro’ para armar una trampa de aire que le permitiera realizar un drenaje torácico, procedimiento en el que es necesario un sistema para atrapar el aire que está en el pulmón del paciente y así salvarle la vida.

El centro médico donde se presentó la emergencia no tenía los equipos necesarios y la familia del paciente no tenía los recursos económicos necesarios para trasladarlo a un centro médico de primer nivel, así que la médica de turno, en una acción temeraria para salvar una vida, decidió emplear el recipiente de licor para realizar el drenaje.

Por otra parte, el abogado relató la experiencia que vivió otra médico rural en Antioquia, a quien le llegó un paciente con la mordedura de una serpiente. “No teníamos un suero antiofídico que, por cierto, es muy difícil de conseguir. Nos dijeron que en Montería nos lo daban”, le dijo la médico Sofía Lohle. De acuerdo con el jurista, la doctora fue hasta la capital de Córdoba a buscar el suero y le dijeron no había nevera para transportarlo, por lo que le tocó meter el medicamento en su termo.

“Se romantiza hacer lo que se pueda y no lo que se debe de buena forma. La medicina no es un proyecto de arte improvisado, estamos hablando de la vida de una persona”, le dijo Édgar Torres al medio en mención.

Cuando Sofía Lohle y Cielo Casas denunciaron en redes sociales lo que les sucedió al prestar su servicio rural en El Bagre entre 2022 y 2023, la población arremetió contra ellas e incluso llegaron amenazas en su contra. “Teníamos mucho miedo, no sabíamos qué hacer hasta que una cuenta nombrada ‘grupo armado’ hizo una amenaza. Caímos en cuenta que debíamos salir de ahí. nunca supe si era verdad o mentira, pero no me iba a arriesgar. Eso sí, decidimos que temprano en la mañana íbamos a hablar”, dijo Casas.

La tensión se multiplicó, teniendo en cuenta que en mayo del 2019 asesinaron al médico Cristian Julio, quien cumplía su servicio rural justamente en un centro médico de El Bagre (Antioquia). Al parecer, el homicidio se produjo cuando el médico no pudo salvarle la vida a un paciente y uno de sus familiares habría cobrado venganza.

Tras la muerte del médico rural, en las afueras del centro asistencial hicieron plantones para que se respetara la vida de los galenos.
Tras la muerte del médico rural, en las afueras del centro asistencial hicieron plantones para que se respetara la vida de los galenos.

Las dos médicos rurales tuvieron problemas con la población y decidieron devolverse a Medellín por cuestiones de seguridad, ya que las amenazas persistieron hasta el punto de recibir fotos de ellas en el centro médico con mensajes diciendo que las tenían localizadas.

Tras los hechos, las galenas decidieron renunciar al servicio y acudieron la Fiscalía para denunciar las amenazas. Posteriormente fueron citadas a la Alcaldía municipal para hablar con la secretaria de Salud y la directora del hospital en el que trabajaban. Cuando salieron de la reunión con los directivos médicos, un grupo de personas las persiguió a increpó hasta que salieron del municipio.

Las doctoras pasaron su caso a la Personería de Medellín que les brindó ayuda psicológica y de la mano del abogado Casas interpusieron una tutela solicitando la exoneración del servicio rural; sin embargo, pese a tener el fallo de un juez a favor, la Secretaría de Salud de Antioquia no las exoneró y las reubicó en una nueva plaza para que terminaran el servicio rural.

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