Aunque no resulta una novedad el uso de artefactos explosivos durante las manifestaciones que ha vivido el país en los últimos años, lo que sí tiene en alerta a las autoridades es la fabricación, cada vez más letal, de las denominadas papas bomba, que son lanzadas en contra de los uniformados que intentan controlar los disturbios en diferentes zonas del territorio nacional.
De hecho, durante los recientes enfrentamientos entre miembros de la nueva Unidad Nacional de Diálogo y Mantenimiento del Orden (UNMDO) con encapuchados en inmediaciones de la Universidad Nacional de Colombia, en Bogotá, sorprendió el exagerado número de artefactos que se lanzaron en contra de los oficiales.
Según cuentan miembros de la Unidad Antiexplosivos y Antiterrorista de la Policía Metropolitana de Bogotá, durante los últimos disturbios en los que resultó herido el oficial Jhon Rodríguez Sandoval, quien fue impactado en su cuello por una papa bomba lanzada desde el interior de la universidad, luego de finalizados los enfrentamientos tuvieron que inspeccionar el lugar por la presencia de al menos 30 de estos artefactos.
Según el cuerpo técnico de esta unidad, desactivar las papas bomba es una labor que les puede costar la vida, ahora que se están fabricando artefactos cada vez más letales, con elementos cortopunzantes y contundentes y con una activación mucho más sensible.
“En las últimas protestas encontramos piedras de río y bolas de cristal. Esto genera más fragmentación. También les ponen tornillos, tuercas, monedas y hasta pedazos de tabletas. Todo muy letal para la vida de una persona. Lo hacen con la intención de lastimar”, dijo en entrevista con El Tiempo, la oficial Nelfy Yolima Villalba, de la Unidad Antiexplosivos.
Según contó el cuerpo técnico, sacar de las calles los artefactos que no explotaron durante los disturbios requiere una indumentaria especial, como lo es el traje antifragmentario EOD 9A, diseñado de forma exhaustiva para proteger a los uniformados de cualquier elemento que pueda penetrar el cuerpo, durante labores de desactivación. Sin embargo, advierten que dicho traje no es suficiente ante una detonación, ya que la fuerza de la explosión es incierta.
Como otra medida de desactivación, los oficiales deben hacer uso de agua para impregnar las papas bomba y evitar que estas estallen, puesto que están armadas con materiales altamente sensibles, que las hacen reaccionar ante cualquier roce. A las autoridades también les preocupa que los materiales con los que están fabricadas se encuentran fácilmente en ferreterías y tiendas de herramientas del país.
Algunos miembros del equipo antiexplosivos le comentaron al diario nacional citado que la preocupación ha venido en aumento entre sus tropas, puesto que han visto un incremento en el número de acciones adelantadas por encapuchados que se toman las universidades públicas del país para generar desmanes y atacar a la fuerza pública. Según cuentan, se tenía un registro histórico de disturbios los días jueves y viernes, pero en los últimos meses, han tenido que sortear con situaciones otros días de la semana.
“Yo llevo ocho años en esta labor y aún no entiendo por qué nos atacan a nosotros si venimos de familias humildes que llegamos a la ciudad a buscar un mejor futuro”, señaló un uniformado a El Tiempo, afirmando a su vez que se siente un objetivo por el simple hecho de pertenecer a la institución.
Los disturbios generados por los encapuchados, que suelen escudarse en la lucha de movimientos sociales y estudiantiles, se están tornando cada vez más agresivos, e incluso concuerdan en decir que la fuerza pública se ha visto en muchos casos obligada a apartarse ante la inclemencia de los ataques. Según informaron algunos miembros de la Policía, tendrían que esperar una señal de los encapuchados indicando el fin de los disturbios, que les permita entrar a evaluar los daños físicos y humanos de los enfrentamientos.
“Preocupa que hemos tenido que desactivar hasta 30 papas bomba de la calle, en sitios donde un niño o cualquier ciudadano puede estar en riesgo” advirtió un uniformado para el medio citado.