La Operación Esperanza continúa con otro enfoque, tras hallar a los cuatro menores que estaban desaparecidos en las selvas de la Amazonía, pues ahora se trata de encontrar a Wilson, el perro rescatista que hizo parte de la misión.
Sobre esta hazaña hay diversas anécdotas, entre las que se destaca la de los participantes en el operativo, quienes explican su permanencia en el denso terreno durante más de 30 días.
Henry Guerrero hace parte de los grupos indígenas que se internaron en la selva para emprender la búsqueda de los niños. Tras ser informado sobre el suceso decidió acompañar a los comandos especiales que tenían como objetivo encontrar la avioneta siniestrada; sin embargo, Guerrero confesó que tenía un motivo más para ir: su primo había fallecido el accidente.
En diálogo con las Fuerzas Militares, el integrante de la Operación Esperanza señaló:
“Me dijeron que necesitaban compañeros que fueran al rescate de la avioneta, yo dije que iba a ir, además yo sabía que en ese accidente aéreo había muerto mi primo Herman Mendoza; eso me motivó a irme a la búsqueda de la avioneta, duré más de 36 días buscando las selvas de Apaporis la avioneta y luego, en la segunda misión que fue a buscar los menores que fue lo más largo y lo más difícil”.
Cabe resaltar que el líder indígena confesó que logró explicarles a varios militares el efecto de los bebedizos tradicionales e, incluso, antes de incursionar en la selva, el padre de Guerrero le conjuró un tabaco, que según sus creencias le ayudaba a guiarse en medio de un terreno totalmente desconocido para él.
“Mi papá, como es un sabedor, me apoyó, y él me sopló dos tabacos, me conjuró ese tabaco y me dijo que siempre que saliera a caminar me lo fumara, porque es una selva totalmente desconocida para nosotros. Cuídese mucho, me dijo, y fue la manera en que me pude ir a esta misión, que hoy tiene feliz a toda Colombia”, indicó.
Teniendo en cuenta que siempre pensaron en cómo estaban los niños, el integrante de la guardia indígena expuso que mientras caminaban por la selva junto a los soldados, se les explicó diversas formas para hallar a personas perdidas en estos espacios, pues son varios los factores que deben ser tenidos en cuenta.
“Primero se les enseñó cómo se busca una persona perdida en el monte; se empieza por las huellas, si parten palitos, en dónde se sentaron, cuánto tiempo estuvieron ahí, adivinar el tiempo para ver a qué distancia pueden estar y cuánto han caminado, también explicamos cómo se arma un rancho con pajas; es importante llevar un machete, nunca debe faltar en la selva, también hay que llevar sal y la mechera”.
Cómo encontraron a los niños perdidos en la selva del Guaviare
El 9 de junio del 2023, la misión encargada de la búsqueda de los menores decidió conformar tres grupos de búsqueda, uno iba por la derecha, otro por el centro y finalmente, el tercer grupo debía ir por la izquierda de las coordenadas pactadas. “Los que encontraron a los niños, fue uno de los tres grupos que organizamos; en este caso, el grupo del Putumayo, que tenía cuatro compañeros, porque el resto se habían devuelto”, sentenció.
“Los encontraron a 2 km de la unidad del Ejército, fue sobre las 3 de la tarde, se demoraron casi 2 horas porque ya los compañeros estaban muy cansados, igualmente, los alzaron y los llevaron a cada uno cargados, cada uno de los soldados trajo a un niño e iba llegando a la unidad casi de noche”.
Luego de hallar a los niños, los militares regresaron al punto de encuentro que se había establecido desde el principio, en donde le dieron la sorpresa al encargado del operativo y consideraron la hazaña como un milagro.
“Le dijeron al sargento que le tenían una sorpresa y le mostraron la niña pequeña, eso fue una emoción muy grande, corrieron sin los fusiles y esa felicidad de cuando le dieron esa noticia a todo el mundo fue única. Todo el mundo se abrazó y dijimos: “nos vamos de esta mierda” y estábamos contentos porque el objetivo se logró”.