En las afueras de Bogotá, por la Autopista Norte, sobre el sector de La Caro se encuentra ubicado el castillo Marroquín, muestra del poder económico de esta importante familia, de la que uno de sus vástagos, José Manuel Marroquín, llegó a ser a presidente de Colombia entre 1900 y 1904. Pero existen muchas historias inexplicables que se presentan en la propiedad, algunas ligadas a la brujería y otras a narcotraficantes que compraron el castillo. Así lo contó el antropólogo e investigador Esteban Cruz Niño.
“Si hay un lugar en donde la gente le ha colocado un mote de tragedia, es el Castillo Marroquín y ese sí lo investigué a fondo y realmente hay unos elementos trágicos que yo creo que hacen que sea uno de los lugares más malditos de Colombia”, le contó Cruz Niño a Las2Orillas
El castillo comenzó su construcción en 1898 por una de las familias más adineradas de Colombia que eran descendientes, entre otros encumbrados abolengos, de Antonio Nariño; también contaban con linaje español por parte de Lorenzo Marroquín. El problema, según explicó Cruz Niño, fue que la edificación se puso en pie en medio de un país muy pobre, por lo que no fue bien recibido por parte del pueblo colombiano de esa época.
“Primero cuando se construye el Castillo Marroquín se hace en medio de un país muy pobre y mostrar esa ostentación de hacer un castillo en la mitad de la sabana Bogotá de una de las familias más ricas del país, pues es una cosa que era una ostentación muy fuerte”
Actualmente, la tierra donde está construido el castillo es propiedad del Estado, pero en sus más de cien años de historia se han registrado hechos impactantes que le han dado una connotación sobrenatural a la edificación. Por ejemplo, uno de los mayores mitos tiene que ver con Trinidad Forero de Ricaurte, una mujer que, según sus mismos familiares, luego rezar en la capilla de la propiedad, se levantó para no volver a aparecer, lo que generó uno de los misterios más importantes de esa época.
“Lo otro es que la esposa de uno de los dueños de esas tierras, que era la Hacienda Hierbabuena, se llamaba Trinidad Forero de Ricaurte. Entonces, esta señora un día estaba en misa, y lo dicen sus familiares, un día estaba en misa en la capilla de la hacienda rezando el rosario y dicen que se levantó se fue caminando y nunca volvió a aparecer”.
Al misterio de lo que sucedió con Trinidad Forero se le sumó que el castillo ha tenido varios propietarios considerados como narcotraficantes, como Camilo Zapata, conocido como el brujo, que tenía una persona de confianza que conocía de artes oscuras y lo aconsejaba en todo.
“Del tiempo de los narcos llegó allá un narco que se llama Camilo Zapata, al que le decían el brujo, que era del cartel del Caquetá o de Bogotá, que era muy amigo de Gonzalo Rodríguez Gacha, compró el castillo y él tenía una ayudante que era bruja y ella le decía que siempre tenía que soltar siete perros negros en todas sus propiedades. Dicen que soltó todos esos perros y que en algún momento estuvo en guerra con otro narco que era Leónidas Vargas, entonces, lo que dicen es que esa guerra entre ellos dos fue tan grande que, por ejemplo, le mandaron a Leónidas Vargas el cuerpo de un bebé abierto que en la mitad tenía una foto de su familia y decían que era una forma de brujería”
Para Esteban Cruz, el castillo Marroquín pone en evidencia la parte más bellaca y desgraciada de Colombia, pues deja ver la violencia, el narcotráfico y la corrupción de la que ha sido víctima el pueblo colombiano.
“Yo creo que es un lugar maldito porque muestra esa parte bellaca del país, desgraciada en la colombianidad, que es los narcos, la violencia, la corrupción porque los que construyeron esto fueron unos presidentes y en medio de una podredumbre y de pobreza y de miseria del país se hicieron un castillo al estilo francés”