El río Guatapurí es uno de los principales atractivos turísticos del Cesar, que compila miles de visitantes en sus orillas; sin embargo los viajeros han sido sorprendidos esta semana por los macabros hallazgos en las aguas del afluente, donde se han reportado dos cadáveres en menos de cinco días.
A la cabeza cercenada y otras partes de un cuerpo encontradas el pasado sábado 19 de junio en inmediaciones de la finca La Bodega, sector La Cola del Caballo, margen izquierda del río Guatapurí, se suma el rescate de un cadáver en el mismo sector el 21 de junio.
Las autoridades indicaron que el cuerpo sin vida flotaba desnudo por las aguas del Guatapurí, solo contaba con unas botas y no tenía dientes ni ojos. “El primero estaba desmembrado, tenía un disparo en la cabeza. El otro, en avanzado estado de descomposición. Por ello, se ha dificultado la identidad de estas personas”, le dijo Felipe Murgas, Secretario de Gobierno del Cesar, a El Tiempo.
En ambos casos se desconoce la identidad de las víctimas, ya que el avanzado estado de descomposición de los cuerpos ha impedido que los investigadores forenses de Medicina Legal establezcan un perfil de los occisos. “Hay unas informaciones que están siendo analizadas y se sigue en la recopilación de evidencias. Es un caso bastante raro, en mucho tiempo no había pasado en la capital del Cesar”, sentenció la Policía.
Sin embargo se presume que los cuerpos sin vida, que presentan evidentes signos de tortura, corresponderían a dos integrantes de la comunidad indígena arhuaca que habían sido reportados como desaparecidos por su pueblo hace tres meses.
“Estamos esperando los resultados de la necropsia para establecer la identidad y a partir de allí establecer si tienen antecedentes. Por la forma de la cabeza y el cabello del primer cuerpo, podría tratarse de un indígena. En Valledupar no hay denuncia sobre estas desapariciones, pero en Pueblo Bello (Cesar), dos indígenas desaparecieron hace tres meses”, puntualizó Felipe Murgas.
Tres homicidios con el mismo modus operandi
El hallazgo de los dos cuerpos sin vida en el río Guatapurí presentan los mismos rastros de crueldad con la que asesinaron a un joven venezolano en la población de Aguas Blancas, ubicada en zona rural de Valledupar el pasado 28 de mayo.
“Aquí se desapareció un joven de nacionalidad venezolana que vivía desde hace varios años en esta población. Se dedicaba a oficios caseros, pero hace días está desaparecido. La familia comenzó la búsqueda y en una casa abandonada vieron una tierra removida, excavaron y encontraron estos restos”, le dijo uno de los vecinos del lugar a El Tiempo.
La víctima fue identificada como Fray Hernández Primera, quien fue desmembrado y enterrado en una casa abandonada de la población cesarense. De acuerdo con las autoridades, el venezolano fue torturado, ultimado a tiros y posteriormente desmembrado; las partes fueron encontrados por la esposa de Hernández, quien lo reconoció por la ropa que llevaba puesta.
“Yo lo reconocí por la ropa, porque lo vi saliendo de la casa el pasado miércoles y lo identifiqué. Él había llegado de trabajar, llegó a la casa, me imagino que se bañó y se fue como a las 6:00 p. m. De ahí me llamó de un número y me dijo que se sentía mal, que le dolía la cabeza y tenía fatiga”, dijo la mujer en entrevista con RCN Radio.
Según los lugareños, las muertes violentas aumentaron en la región por la presencia de grupos narcotraficantes que se pelean el control de la zona y de las rutas para movilizar la droga. “Acá directamente no se han visto, pero en poblaciones cercanas si han repartido panfletos con amenazas de muertes”, le dijo un habitante de Aguas Blancas a El País Vallenato.